El concierto m¨¢s emocionante de Pablo Milan¨¦s en La Habana
El trovador cubano sella con una sentida actuaci¨®n el reencuentro con su p¨²blico despu¨¦s de casi tres a?os sin cantar en su tierra
En su vida Pablo Milan¨¦s ha dado muchos conciertos en Cuba, pero probablemente ninguno tan emocionante y sentido como el que ofreci¨® el martes en el principal polideportivo La Habana. Pablo llevaba cerca de tres a?os sin cantar en su tierra, y no aguantaba m¨¢s. Lo necesitaba. Y lo mismo le pasaba al p¨²blico cubano, que lo admira como artista y lo quiere como el ser humano especial que es y que se muestra en sus canciones de amor y tambi¨¦n en las letras m¨¢s cr¨ªticas sobre la realidad cubana de hoy. A sus 79 a?os, Pablo en Cuba sigue siendo Pablito, y su voz es escuchada con devoci¨®n. Qued¨® clara la fuerza de esta conexi¨®n desde que apareci¨® en el escenario, y tambi¨¦n que ser¨ªa una noche m¨¢gica pese a la pol¨¦mica pol¨ªtica que rode¨® su presentaci¨®n en La Habana desde su mismo anuncio, y no por culpa suya.
Pablo Milan¨¦s eligi¨® Marginal, de su disco Or¨ªgenes (1994), para introducir las dos horas de concierto y las 25 canciones que hicieron vibrar a las miles de personas reunidas en el coliseo de la Ciudad Deportiva. Fue toda una declaraci¨®n de principios, cargada de mensaje y sutileza: ¡°Vengan todos a mi jard¨ªn / toquen y deshojen las flores a su gusto/Besen los labios cercanos con ternura / Derramen una l¨¢grima por cada uno de nosotros / que incomprendido es¡¡±. Poes¨ªa y compromiso desde el inicio, y las gradas estallaron en una ovaci¨®n que ya no ces¨® en toda la velada, en la que el trovador recorri¨® los grandes ¨¦xitos de su trayectoria, desde Comienzo y final de una verde ma?ana, Ya ves, Yolanda, No ha sido f¨¢cil o El breve espacio en que no est¨¢s, coreadas por la multitud.
No se limit¨® Pablo a su repertorio m¨¢s conocido y universal. En un formato ¨ªntimo, acompa?ado s¨®lo del pianista y compositor Miguel N¨²?ez, que lleva m¨¢s de 30 a?os trabajando con ¨¦l, y de la chelista Caridad Varona -y en algunas canciones tocando ¨¦l mismo a la guitarra-, Milan¨¦s hilvan¨® un concierto muy sentido, nost¨¢lgico, bello y equilibrado con pesa de joyero. Poco despu¨¦s de comenzar, tras declarar su admiraci¨®n y amor por el p¨²blico cubano ¨C¡±el mejor de todos¡±, dijo-, Pablo cant¨® su reflexiva Los males del silencio (¡±El silencio ya no entiende / lo que es bueno y lo que es malo / s¨®lo dice s¨ª firmado / y acatando lo que ordenen), y despu¨¦s vinieron otras de sus composiciones m¨¢s descarnadas sobre lo ocurrido en Cuba en las ¨²ltimas d¨¦cadas, como ?xodo, que clama en sus versos in¨ªciales: ¡°?D¨®nde est¨¢n los amigos que tuve ayer? / ?Qu¨¦ les pas¨®? / ?Qu¨¦ sucedi¨®? / ?A d¨®nde fueron? / Qu¨¦ triste estoy¡¡±, y que fue uno de los temas en los que la gente entr¨® en trance y aplaudi¨® hasta el delirio.
Lo mismo sucedi¨® cuando enton¨® El pecado original (¡°Dos almas, dos cuerpos / Dos hombres que se aman / Van a ser expulsados del para¨ªso / que les toc¨® vivir¡¡±), y con dos canciones que al presentarlas Pablo dijo que eran muy importantes para ¨¦l, Nostalgias y Los d¨ªas de gloria (¡±Los d¨ªas de gloria/se fueron con todo / lo que un d¨ªa fui). Conocidas son las posiciones cr¨ªticas de Pablo Milan¨¦s, pero para nada el suyo fue un concierto pol¨ªtico o de denuncia, aunque en algunas instancias oficiales temieron que as¨ª podr¨ªa ser.
Pablo cant¨® sus canciones de amor inmortales, las de siempre, y entre ellas incluy¨® sus letras m¨¢s comprometidas, las que se?alan las manchas y promueven la reflexi¨®n, en un balance que fluy¨® con la absoluta complicidad de un p¨²blico conectad¨ªsimo y entregado, que llevaba mucho tiempo esper¨¢ndole.
Desde que se anunci¨® que, como parte de su gira D¨ªas de luz ¨Cque realiza en estos momentos por Espa?a y que le ha llevado tambi¨¦n a Estados Unidos-, el artista actuar¨ªa en La Habana el 21 de junio, se generaron grandes expectativas. Desde hace a?os Milan¨¦s reside en Espa?a y arrastra problemas de salud conocidos por todos, y este concierto era una especie de regalo que quiso hacerle a su p¨²blico y tambi¨¦n a ¨¦l mismo, y as¨ª lo entendi¨® la gente de inmediato. En un inicio iba a presentarse en el teatro Nacional de La Habana, con capacidad para unas 2000 personas, pero la venta de entradas fue ca¨®tica. La direcci¨®n del establecimiento decidi¨® que solo se despachar¨ªan en ventanilla unos cientos de localidades, y que el resto ser¨ªa distribuido ¡°por organismos¡± e instituciones del Estado. Ante las protestas de la gente, que tuvieron gran eco y repercusi¨®n, el concierto se traslad¨® a la Ciudad Deportiva, con capacidad para 15.000 personas.
Nunca se explic¨® el porqu¨¦ de la restricci¨®n de la venta de entradas, pero estaba el antecedente de lo ocurrido recientemente durante una presentaci¨®n del m¨²sico Carlos Varela, en el marco del festival Havana World Music, cuando parte del p¨²blico acab¨® dando gritos de ¡°Libertad, libertad¡± al interpretar Varela sus temas m¨¢s cr¨ªticos. Desde las redes sociales se denunci¨® que lo ocurrido con el espect¨¢culo de Pablo era una maniobra de las autoridades para evitar que algo as¨ª volviera a suceder durante el concierto cuando Milan¨¦s cantara sus canciones m¨¢s cuestionadoras.
Con este mar de fondo, y con no pocos nervios de las instituciones organizadoras y notables medidas de seguridad, Pablo Milan¨¦s sali¨® el martes al escenario de la Ciudad Deportiva y, como siempre, deslumbr¨® y emocion¨® con su voz ¨²nica y sus canciones. Para ¨¦l era muy importante esta presentaci¨®n, y tambi¨¦n para la gente, y se notaba. Para nada lo pol¨ªtico estuvo en primer plano (o s¨ª), lo que se respiraba era poes¨ªa y la conexi¨®n absoluta del p¨²blico con uno de sus artistas m¨¢s queridos. Desde la primera hasta la ¨²ltima estrofa la gente cant¨® con ¨¦l, lo escuch¨®, lo disfrut¨® y sabore¨® sus letras como si apurara una ¨²ltima copa de buen vino. Pablito estaba ah¨ª, y puso todo su coraz¨®n en un concierto que fue mucho m¨¢s que un concierto y acab¨® en catarsis colectiva cuando lleg¨® el bis. ¡°?mame como soy, t¨®mame sin temor/t¨®came con amor, que voy a perder la calma / B¨¦same sin rencor, tr¨¢tame con dulzor / m¨ªrame por favor que quiero llegar a tu alma¡±, cant¨®, y las gradas se vinieron abajo. Una gran energ¨ªa se apoder¨® del recinto, y a Pablo se le ve¨ªa feliz al despedirse.
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