La magia de Buena Vista Social Club regresa 25 a?os despu¨¦s
Una edici¨®n con canciones in¨¦ditas celebra el aniversario del legendario disco que populariz¨® el son cubano en el mundo y convirti¨® a sus veteranos m¨²sicos, algunos ya retirados, en estrellas. ¡°Nos iban llamando, entr¨¢bamos e improvis¨¢bamos¡±, recuerda Eliades Ochoa
Cae fuego en la calle, y en casa del m¨²sico Eliades Ochoa los ventiladores no dan abasto. Este verano hace un calor de espanto en La Habana, pero Eliades est¨¢ ah¨ª, con su sombrero negro de ala ancha, su humor oriental y el mismo talento sonero de siempre, que fue una de las claves del ¨¦xito del disco Buena Vista Social Club, igual que lo fueron el carisma de Compay Segundo, las elegantes voces de Ibrahim Ferrer y Omara Portuondo, la personalidad de P¨ªo Leyva y Puntillita, la sabidur¨ªa del pianista Rub¨¦n Gonz¨¢lez, el contrabajo de Cacha¨ªto, los timbales de Amadito Vald¨¦s, el la¨²d de Barbarito Torres o la trompeta del Guajiro Mirabal. ¡°La verdad es que le dimos la patada a la lata¡±, recuerda con orgullo Ochoa, un cuarto de siglo despu¨¦s de la grabaci¨®n de aquel legendario ¨¢lbum producido por el guitarrista estadounidense Ry Cooder y Nick Gold, due?o del sello discogr¨¢fico brit¨¢nico World Circuit.
El trabajo fue merecedor de un premio Grammy, vendi¨® ocho millones de ejemplares y se convirti¨® en un fen¨®meno art¨ªstico global que dej¨® una secuela de una docena de discos, un documental del mismo nombre realizado por Wim Wenders y m¨¢s de 15 a?os de giras por todo el mundo. Los participantes, varios de ellos m¨²sicos septuagenarios que hab¨ªan ca¨ªdo en el olvido o estaban jubilados y sobreviv¨ªan como pod¨ªan, se convirtieron de la noche a la ma?ana en estrellas internacionales aclamadas donde se presentaban. ¡°Adem¨¢s de ser un gran reconocimiento a la trova tradicional, aquello abri¨® las puertas a la m¨²sica cubana en el mundo entero. Cuba se puso de moda en todas partes¡±, se?ala Ochoa (Santiago de Cuba, 75 a?os).
¡°Fue algo tremendo¡±, cuenta de aquellos d¨ªas, ¡°es el proyecto m¨¢s grande en que he estado y en el que me he sentido embajador de la m¨²sica cubana all¨¢ donde iba¡±. El momento es propicio para el recuerdo, pues en septiembre World Circuit conmemorar¨¢ el ¨¦xito de Buena Vista Social Club con el lanzamiento de una edici¨®n de lujo del disco remasterizado, acompa?ado de nuevas fotos, biograf¨ªas y textos, y un segundo disco con canciones que fueron grabadas en los estudios habaneros de la Egrem en la primavera de 1996, pero que no fueron publicadas. Son 12 temas, algunos de ellos simples sugerencias de repertorio o improvisaciones que quedaron registradas, pero tambi¨¦n hay versiones diferentes de las canciones famosas del original (Chan Chan, El carretero, Dos gardenias, Orgullecida) y temas in¨¦ditos y absolutamente terminados, como Vicenta o La Pluma, ambos de Compay Segundo, interpretadas por el trovador junto a Eliades Ochoa, que ya han salido como adelantos.
La mayor¨ªa de las figuras principales de Buena Vista han desaparecido. Compay, que en el momento de la grabaci¨®n ten¨ªa 89 a?os, falleci¨® en 2002, a los 95. Rub¨¦n Gonz¨¢lez se fue en 2003, a los 84. Ibrahim Ferrer dos a?os m¨¢s tarde, cuando ten¨ªa 78, y Orlando Cacha¨ªto L¨®pez en 2009, a los 76. P¨ªo Leyva, Puntillita y el guitarrista Manuel Galb¨¢n tampoco est¨¢n ya. Omara Portuondo sigue activa a los 90 a?os y este verano ha dado varios conciertos en Espa?a y fue condecorada por los Reyes. Eliades Ochoa, que ten¨ªa 50 a?os en 1996 ¨D¡±me llamaban el ni?o del Buena Vista¡±¨D, promociona ahora su ¨²ltimo disco, Vamos a bailar un son, y el exdirector de la orquesta Sierra Maestra, Juan de Marcos (La Habana, 67 a?os), figura imprescindible del proyecto, reside en EE UU y sigue componiendo.
¡°Sin Juan de Marcos no hubiera sido posible. Fue ¨¦l quien busc¨® a la mayor¨ªa de los m¨²sicos y los convenci¨® para que participaran. Sin ¨¦l, Ibrahim probablemente hubiera muerto en el olvido y en la indigencia¡±, apunta Ochoa, recordando que ¡°desde el primer momento hubo magia en el estudio¡±. Lo corrobora todo el que estuvo all¨ª, tambi¨¦n Salvador Repilado, el hijo de Compay, que particip¨® en aquella hist¨®rica sesi¨®n de siete d¨ªas de grabaci¨®n en los estudios de la Egrem: ¡°Cuando escuch¨¦ los primeros acordes fue como si viera la luz. Hab¨ªa caras sonrientes. Aquellos viejos trovadores y soneros que llevaban tiempo sin verse estaban como despertando, regresando a un sue?o que cre¨ªan que no iba a suceder¡±.
Juan de Marcos, desde EE UU, dice que Buena Vista Social Club ¡°ha sido probablemente el disco m¨¢s importante de la m¨²sica cubana de finales del siglo XX, y definitivamente el que reabri¨® las puertas del reconocimiento internacional del son cubano. Veinticinco a?os despu¨¦s todav¨ªa puedo sentir las vibraciones del estudio. Me siento muy satisfecho por haber contribuido al disco que rescat¨® la m¨²sica de mi pa¨ªs y a muchos de sus grandes int¨¦rpretes de las sombras¡±.
La historia de c¨®mo surgi¨® Buena Vista, y de las circunstancias que lo convirtieron en un ¨¦xito, es ya una leyenda. En realidad, la idea de Nick Gold no era hacer un disco, sino dos: uno de descargas que recuperar¨ªan el sonido de las grandes orquestas de la ¨¦poca dorada de la m¨²sica cubana (la de Benny Mor¨¦ o Chapottin), con arreglos y m¨²sica escrita por Juan de Marcos, y otro disco de fusi¨®n en el que participar¨ªan soneros cubanos y m¨²sicos africanos, con Ry Cooder como maestro de ceremonias. Ser¨ªa una especie de continuaci¨®n del camino abierto por Cooder en 1993 con Talking Timbuktu, cuando se asoci¨® con el maliense Ali Farka Tour¨¦.
Pero las cosas no salieron como estaban previstas. Los m¨²sicos africanos no pudieron viajar a la isla por un problema de pasaportes, y el segundo disco se transform¨® r¨¢pidamente en un homenaje al son y a la m¨²sica tradicional cubana. Cooder sigui¨® ejerciendo de cerebro, pero dej¨® en un segundo plano el slide de su guitarra, si bien su sonoridad est¨¢ ah¨ª y aporta un toque muy especial a Buena Vista Social Club. ¡°Estoy contento de que no haya salido como esper¨¢bamos, porque eso me dio la oportunidad de juntarme con estos maestros del son. Uno no tiene muchas oportunidades de encontrar un equipo como este¡±, dir¨ªa Cooder despu¨¦s.
De Marcos hizo su disco de descargas (A todo el mundo le gusta, nominado al Grammy) y luego se convirti¨® en el sherpa de aquella aventura. ?l era qui¨¦n conoc¨ªa a la mayor¨ªa de las viejas glorias olvidadas y a los trovadores de talento, empezando por Compay, que era vecino de su madre en Centro Habana. Compay no estaba en el proyecto original, y cuando fue a buscarlo le dijo que no, aunque luego accedi¨®. Ferrer, que limpiaba zapatos y hac¨ªa anotaciones de la bolita, una loter¨ªa clandestina, no quer¨ªa volver a la m¨²sica pues su nombre siempre hab¨ªa quedado relegado y estaba frustrado. Cuando lo localiz¨®, casi le tuvo que rogar y obligar a ponerse una camisa para ir directo al estudio. Al verlo llegar, Eliades Ochoa comenz¨® el punteo de Candela, un tema que Ferrer hab¨ªa popularizado en los a?os cincuenta. Al escucharlo cantar, Cooder y Gold decidieron grabar inmediatamente la canci¨®n ¨Ddespu¨¦s World Circuit har¨ªa dos discos m¨¢s en solitario a Ibrahim¨D.
Omara Portuondo fue la voz femenina de Buena Vista de pura casualidad. Estaba grabando en otro estudio de la Egrem con Amadito Vald¨¦s, y De Marcos le pidi¨® que fuera a hacer una prueba: ¡°Hizo Veinte A?os, sali¨® a la primera¡±. Uno de los pocos que estuvieron en el disco desde el principio fue Ochoa, a quien Nick Gold ya conoc¨ªa y valoraba mucho. El m¨²sico bromea con que aquella grabaci¨®n fue un ¡°ven t¨²¡±: ¡°No hab¨ªa nada muy organizado ni repertorio definido, iban llamando a los m¨²sicos, entraban e improvis¨¢bamos¡±. Hay que recordar que el disco se grab¨® en medio de la crisis del Periodo Especial, provocada por la desaparici¨®n del campo socialista, y la gente estaba lampando. ¡°Se corri¨® la voz entre los m¨²sicos de que hab¨ªa un americano haciendo un disco y que pagaban bien, y algunos llegaron sin ser convocados¡±, cuenta Ochoa. ¡°P¨ªo Leyva ten¨ªa loco a Juan de Marcos. Cada vez que sal¨ªa, le dec¨ªa: ¡®Oye, d¨¦jame hacer algo¡±.
As¨ª describi¨® Cooder el ambiente que rein¨® aquellos d¨ªas: ¡°Ellos se sentaban a cantar sus melod¨ªas, casi jugando, y yo manten¨ªa una grabadora andando todo el tiempo. En un momento, por ejemplo, les hice escuchar una melod¨ªa: ¡®Esto lo hicieron cinco canciones atr¨¢s¡¯, les dije. ¡®Oh s¨ª, es Murmullo. ?Te gusta?, hag¨¢mosla¡¯. Era as¨ª de sencillo¡±.
Las caracter¨ªsticas de los estudios de la Egrem fueron fundamentales para que aquello cuajase. El viejo estudio construido en los a?os cuarenta por el sello Panart estaba forrado de madera y ten¨ªa una amplia capacidad, lo que permiti¨® a los m¨²sicos interrelacionarse y grabar como si estuvieran tocando en directo. ¡°Eso fue clave¡±, recuerda Juan de Marcos, que destaca que fueron varios los factores que hicieron de Buena Vista un disco m¨¢gico. ¡°Estaba la fuerza de la m¨²sica tradicional cubana, y sobre todo el carisma de los protagonistas, que a su venerable edad transpiraban elegancia y cargaban a sus espaldas toda una fabulosa historia musical¡±.
La gente se enamor¨® inmediatamente de aquellos veteranos m¨²sicos a los que la fama les llegaba al final de sus d¨ªas y la disfrutaban como ni?os. Se convirtieron en un s¨ªmbolo. El cineasta alem¨¢n Wim Wenders viaj¨® a la isla para documentar su historia, y film¨® tambi¨¦n el gran concierto que dieron en el Carnegie Hall de Nueva York en julio de 1998, que fue apote¨®sico. La pel¨ªcula fue candidata al Oscar y contribuy¨® en buena medida a visibilizar e impulsar el fen¨®meno Buena Vista, que cambi¨® la vida de aquellos entra?ables interpretes, a quienes en los a?os siguientes World Circuit grab¨® varios discos en solitario (dos a Ibrahim, Omara y Rub¨¦n Gonz¨¢lez, uno a Cacha¨ªto, Amadito Vald¨¦s y el Guajiro Mirabal).
En 1996 Cuba se acaba de abrir al turismo para paliar la crisis del Periodo Especial, y ello tambi¨¦n contribuy¨® a que muchos viajeros se reencontraran con la poderosa m¨²sica tradicional cubana. Tras el ¨¦xito de Buena Vista Social Club comenzaron las giras, y las caras de Compay, Ibrahim, Omara, P¨ªo y del resto del grupo se hicieron famosas en el mundo entero. Compay Segundo, que era muy sobrado, regres¨® en febrero del 2000 de un viaje por el Vaticano, adonde fue invitado a tocar. ¡°?yeme, al papa Juan Pablo II le ha encantado Chan Chan, la pone todas ma?anas¡±, dijo al llegar a La Habana.
Dieciocho a?os despu¨¦s de su muerte, Vicenta, otro tema suyo, grabado en los estudios de la Egrem en 1996, ser¨¢ protagonista de las celebraciones por el 25 aniversario del disco que llev¨® a la m¨²sica tradicional cubana hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del planeta. La canci¨®n cuenta la historia de un famoso incendio que el 1 de abril de 1909 devor¨® casi todo el pueblo de La Maya, en el oriente de Cuba, muy cerca de donde naci¨® Eliades Ochoa. ¡°Sin platanar no valgo na / no valgo na sin platanar¡±, dice el estribillo, que es un lamento muy zen del que lo ha perdido todo. Y he ah¨ª la magia y el poder del son cubano.
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