¡®Promesas en Par¨ªs¡¯, el momento en que los pol¨ªticos honestos se vuelven ambiciosos
Isabelle Huppert encarna a una alcaldesa de una ciudad suburbio de la capital francesa a la que tientan con un ministerio para desestabilizarla
El dibujo de Promesas en Par¨ªs, segundo largometraje de Thomas Kruithof, representa a la pol¨ªtica francesa, tan marcada por su multiculturalismo y por las peculiaridades sociales y econ¨®micas de la banlieue, la periferia de las grandes ciudades. Sin embargo, las actitudes de sus protagonistas, los c¨ªrculos de sospecha habitual en los que se mueven y la sempiterna carga de g¨¦nero humano, con sus derrumbes ¨¦ticos, lo convierten en una obra universal en el sentido del misterioso ejercicio del poder. Todo parece cotidiano y reconocible, desde el puesto de senador como regalo personal del partido al que ya no se le tiene confianza, pero a¨²n se le debe algo, hasta las tentaciones corruptas, comandadas por los chanchullos con los contratos p¨²blicos y las comisiones de licitaci¨®n. Incluso la oscuridad e inteligencia de la mano derecha, ejecutor en la sombra sin carisma para la primera l¨ªnea, pero esencial para que el rostro visible del cargo electo no se moje en determinados asuntos.
Los primeros minutos de Promesas en Par¨ªs est¨¢n marcados por los contrastes: entre un edificio de viviendas de una localidad cualquiera de los suburbios de Par¨ªs, bautizado como Les Bernardins, recales de agua, instalaci¨®n el¨¦ctrica paup¨¦rrima, hacinamiento, marginalidad, insalubridad, y los despachos por los que se mueven la alcaldesa de la ciudad y el secretario de organizaci¨®n de su partido, lujo desde el suelo hasta el techo. La alcaldesa, tras dos exitosos mandatos, honestidad consigo misma y con sus electores, ha decidido dar un paso a un lado y dejar hueco para otra mujer, bastante m¨¢s joven, en un inminente proceso electoral en el que, gracias a la labor de la veterana, la nueva parece tener ganada la poltrona.
Sin embargo, una llamada telef¨®nica desde arriba, un rumor que parece pasar a ofrecimiento y una reuni¨®n fallida con el jefe de gabinete del primer ministro franc¨¦s convierten a la pol¨ªtica ¨ªntegra de toda la vida en la ambiciosa y rencorosa mujer que nunca fue. A esa aspirante a ministra de Vivienda, el personaje que interpreta con su garra habitual Isabelle Huppert, de fuerte personalidad, le da un ataque de apego al poder. Es el instante en que la honestidad se convierte en ambici¨®n, en que la lealtad muta en resentimiento. Como parece decirnos Kruithof, un proceso que se puede dar en cualquier partido pol¨ªtico, pues aqu¨ª nunca se especifica, sin referencias concretas, ni siquiera ideol¨®gicas. Es el momento en que hay que estar dispuesto (o no) al nivel de basura de una campa?a, y tambi¨¦n la circunstancia que lleva a la pel¨ªcula a desarrollarse en su ¨²ltimo tercio con las caracter¨ªsticas de los relatos de timadores. El envite del poder y la mentira del servicio p¨²blico. Los vaivenes de la pol¨ªtica, sobre todo de la confianza, el t¨¦rmino clave en toda la historia.
En el apartado visual, el feo digital de la fotograf¨ªa le resta brillo a la pel¨ªcula, pero la forma nunca es lo m¨¢s importante en una obra ¨¢spera y cr¨ªtica que, finalmente, deja un poso esperanzador. La renovaci¨®n de los partidos pol¨ªticos, esa expresi¨®n a veces quim¨¦rica, que tantas veces o¨ªmos en boca de los analistas y de los propios profesionales, tiene en Promesas en Par¨ªs el notable retrato de lo que se esconde siempre tras su desarrollo: inquinas, codicia, sospechas, envidias, aislamiento, y quiz¨¢ tambi¨¦n, aunque sea en menor medida, dosis de integridad, franqueza, estilo e ideales.
Promesas en Par¨ªs
Dirección: Thomas Kruithof.
Intérpretes: Isabelle Huppert, Reda Kateb, Naidra Ayadi, Jean-Paul Bordes.
Género: político. Francia, 2021.
Duración: 97 minutos.
Estreno: 24 de junio.
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