Colm T¨®ib¨ªn: ¡°Las discusiones trans son tan intensas que la conversaci¨®n sobre la homosexualidad en el pasado no interesa¡±
El autor irland¨¦s novela la vida de Thomas Mann en ¡®El mago¡¯, un aclamado libro en el que aborda la tensi¨®n homosexual que recorri¨® la vida y obra del premio Nobel
Cada ma?ana acud¨ªa a la misma granja en el Raval de Barcelona y no lograba pronunciar la palabra cenicero. Corr¨ªan mediados de los setenta, la camarera que atend¨ªa el lugar le conoc¨ªa y le tomaba el pelo por ello. Colm T¨®ib¨ªn (Irlanda, 67 a?os) era entonces un joven ¨¢vido de experiencias en un pa¨ªs que se abr¨ªa a la libertad tras 40 a?os de dictadura, y a¨²n tardar¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada en publicar su primera novela, El sur, situada precisamente en Barcelona. El cuento Barcelona, 1975 es otro brillante homenaje que dedic¨® a aquellos a?os. El pasado mi¨¦rcoles, antes de participar en una charla con Jordi Punt¨ª en el CCCB sobre la vida secreta de los escritores, hablaba de los fogonazos de recuerdos que le llegan cuando hoy pasea por la ciudad.
Autor de una decena de novelas y varias colecciones de cuentos, como ya hiciera con Henry James en Retrato del novelista adulto, T¨®ib¨ªn ha recreado desde la ficci¨®n la figura de Thomas Mann en El mago (Lumen), un libro aclamado por la cr¨ªtica, en el que aborda la pulsi¨®n homosexual que recorri¨® la vida del autor de Muerte en Venecia. ¡°Hay algunos que a¨²n niegan la homosexualidad de Mann, y piensan que aquello no era nada. En una discusi¨®n con uno de ellos, una vez le dije: ¡®Mira estas cuatro frases y dime qu¨¦ otra cosa pueden significar¡¯. Si eres gay hay una serie de cosas que no se te pasan por alto y que si las lees sabes perfectamente lo que significan¡±.
Casado con Katia Pringsheim, con quien tuvo seis hijos, la vida familiar del premio Nobel alem¨¢n y su carrera transcurren con el tel¨®n de fondo del convulso siglo XX que le llev¨® a exiliarse en Los ?ngeles, como hicieron otros notables alemanes de la ¨¦poca. ¡°Tuve que quitar 55.000 palabras sobre Adorno, Alma Mahler y los otros exiliados, porque perd¨ªa la historia de Mann¡±, cuenta sin atisbo de arrepentimiento, y a?ade que fue en la ciudad californiana donde escribi¨® gran parte del libro, un lugar donde pasa largas temporadas con su pareja cuando no est¨¢ dando clases en la Universidad de Columbia en Nueva York. En El mago, el Mann personaje reflexiona sobre lo pringoso que es el oficio de escritor si se compara con el de compositor: unos pueden centrarse en la trascendencia de de Dios y los otros tienen que preocuparse de los botones de una chaqueta. ¡°Eso es exactamente lo que yo pienso¡±, dice entre carcajadas.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el malentendido m¨¢s recurrente en torno a Thomas Mann?
Respuesta. Que era un gran hombre, porque, para empezar, eso no existe. Y, adem¨¢s, no lo era. Para los alemanes es importante tener hoy alguna figura de ese periodo que se comportara de forma impecable, porque casi nadie lo hizo. Mann es muy admirado entre los j¨®venes en Alemania hoy, y llego yo con mi libro¡ La gente se volvi¨® incre¨ªblemente patri¨®tica entre agosto y septiembre de 1914. Gente normal y cuerda se volvi¨® loca con el asunto de la sangre, las armas y la victoria.
P. Los artistas no est¨¢n vacunados contra el nacionalismo.
R. Efectivamente. Si lo que andas buscando es pensamiento pol¨ªtico no vayas a buscarlo en un escritor, ni en un artista, porque siempre vemos el otro lado, o estamos sintiendo una nueva emoci¨®n o descubriendo algo nuevo. Mann fue un prusiano militarista en 1914, y se convirti¨® en un gran dem¨®crata en 1941. Sus discursos en EE UU ese a?o mostraban que hab¨ªa otra Alemania, que hab¨ªa una alternativa a los nazis que ven¨ªa de tiempo atr¨¢s de la historia, el arte y el pensamiento alem¨¢n.
P. ?Por qu¨¦ decidi¨® escribir una novela y no una biograf¨ªa?
R. Quer¨ªa que el lector pensara que se adentraba en la cabeza y el mundo de Mann. Trato de construir esa ilusi¨®n y esto tiene que ver m¨¢s con imaginar que con conocer. Trabajo sobre la esfera ¨ªntima, introspectiva y dom¨¦stica de Mann, alejada de las grandes im¨¢genes de la historia.
P. Mann era un hombre muy privado.
R. Fue una v¨ªctima renuente de los acontecimientos hist¨®ricos. Era un conformista, conservador, ir¨®nico, y esto era lo ¨²ltimo que se necesitaba en 1933. Al final de su vida escribi¨® Las confesiones del estafador Felix Krull y no creo que eso fuera azaroso. Hubo un giro enorme entre el hombre de 1914 que se tomaba muy en serio y el de 1954, que toma toda la tradici¨®n europea de novelas c¨®micas y se lo aplica a s¨ª mismo.
P. ?Hasta qu¨¦ punto le influyeron sus a?os en EE UU?
R. Muchos de esos exiliados quer¨ªan desesperadamente regresar a su lugar de procedencia tan pronto como llegaron a EE UU. Tomaron lo que pudieron y no dejaron nada. Mann estuvo 14 a?os y no ten¨ªa un solo amigo estadounidense cuando se march¨®. Y tampoco es que viera a los dem¨¢s exiliados con mucha frecuencia.
P. Tampoco le interesaron mucho el mundo literario o el trato con otros escritores en Alemania.
R. Efectivamente, quiz¨¢ por eso mi libro acaba siendo el retrato de un matrimonio, porque Mann se cas¨® con alguien extremadamente interesante, una mujer m¨¢s inteligente y astuta que ¨¦l. Que ¨¦l fuera homosexual no le molestaba, ella pertenec¨ªa a la bohemia sofisticada, a la alta burgues¨ªa, a esa clase privilegiada de jud¨ªos asimilados que practicaban un cierto idealismo. ?Casarte con un homosexual? Pues s¨ª, por qu¨¦ no.
P. Y la misma actitud relajada la ten¨ªa con sus hijos, varios de los cuales s¨ª eran abiertamente homosexuales.
R. Sus hijos vivieron un momento particular en la historia de Alemania. Llegan al final de la adolescencia en torno a 1920 y no quieren saber nada del militarismo o autoritarismo, toda esa cosa estricta y cuadriculada que relacionamos con lo germ¨¢nico. Quieren diversi¨®n, drogas, tener relaciones sexuales con quien sea, decir lo que les venga en gana e ir a cualquier lugar. Esto no se aplica solo a los hijos de Mann, sino a toda una generaci¨®n. Por eso se produjo tal shock cuando lleg¨® Hitler, como los estadounidenses cuando despu¨¦s de Obama lleg¨® Trump. Nadie lo esperaba.
P. El deseo homosexual escondido es un motor para la creatividad de Mann, como tambi¨¦n lo fue para Henry James, los dos escritores cuyas vidas ha novelado.
R. Escribo sobre algo que me incumbe. Crec¨ª en Irlanda en un tiempo en el que la homosexualidad no es que estuviera prohibida, es que no se pod¨ªa ni siquiera mentar. Uno no puede contar su propia historia una y otra vez porque a nadie le importa, pero encontrar estas figuras que dejaron tantas pistas en novelas, diarios y cartas me permite juntar las piezas de esa vida p¨²blica y mostrar lo que imagino que fue su vida privada. En ese choque entre lo p¨²blico y lo privado es donde encuentro la historia. Escribo sobre algo muy personal que no tengo del todo solucionado en m¨ª mismo, y encuentro met¨¢foras, formas indirectas de entrar en esa historia. La vida er¨®tica secreta de Thomas Mann y la de Henry James me interesan mucho.
P. Hoy se habla del g¨¦nero fluido, y Thomas Mann parece una figura interesante en este respecto. Tuvo una larga vida familiar y seis hijos, algunos de los cuales fueron queer. Tambi¨¦n ten¨ªa deseos homosexuales que trataba en sus diarios y en su ficci¨®n.
R. Hay una sensaci¨®n en el mundo gay y trans de que lo que est¨¢ pasando ahora, en este momento preciso, es muy excitante y es lo que m¨¢s importa. Yo soy uno de esos viejos que creen que hay que conocer la historia. La l¨ªnea hist¨®rica de lo gay nunca es directa, es una l¨ªnea que desaparece, y ah¨ª est¨¢n figuras como Henry James, pero ning¨²n joven est¨¢ interesado. Las discusiones trans son tan intensas y la gente que transiciona, y los nuevos nombres que se da a las formas del deseo, y todo es tan urgente e inmediato que la conversaci¨®n sobre el pasado no interesa. Lo s¨¦ porque doy clase en la Universidad de Columbia y lo tengo delante. Da igual lo inteligente o brillante que sean esos j¨®venes, solo les interesa el ahora.
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