El festival de Avi?¨®n arranca con un ¡®ch¨¦jov¡¯ turbulento dirigido por un disidente de Putin
El ruso Kirill Ser¨¦brennikov, exiliado en Berl¨ªn por sus cr¨ªticas al r¨¦gimen, se consagra con ¡®El monje negro,¡¯ una pesadilla malsana sobre las dos almas de Europa que concluye con un gran mensaje pacifista
¡°Stop the war¡±. Que pare la guerra. El mensaje, proyectado en letras gigantes sobre la piedra medieval del Palacio de los Papas, puso fin a la representaci¨®n inaugural de la 76? edici¨®n del festival de Avi?¨®n, principal certamen teatral del continente europeo. Fue el est¨ªmulo definitivo para levantar una ovaci¨®n de varios minutos, una de las m¨¢s entusiastas de los ¨²ltimos a?os, en un encuentro conocido por la dureza de su p¨²blico, nunca t¨ªmido a la hora de desertar y abuchear. Esta vez, pose¨ªdo por un indu...
¡°Stop the war¡±. Que pare la guerra. El mensaje, proyectado en letras gigantes sobre la piedra medieval del Palacio de los Papas, puso fin a la representaci¨®n inaugural de la 76? edici¨®n del festival de Avi?¨®n, principal certamen teatral del continente europeo. Fue el est¨ªmulo definitivo para levantar una ovaci¨®n de varios minutos, una de las m¨¢s entusiastas de los ¨²ltimos a?os, en un encuentro conocido por la dureza de su p¨²blico, nunca t¨ªmido a la hora de desertar y abuchear. Esta vez, pose¨ªdo por un indudable pathos, le dedic¨® un largo aplauso que puso fin al estreno de El monje negro, montaje inspirado en un cuento semidesconocido de Ch¨¦jov que ha dirigido el ruso Kirill Ser¨¦brennikov.
Invitado por el certamen por cuarta vez en los ¨²ltimos a?os, el cineasta y director teatral, exiliado en Berl¨ªn para escapar a la persecuci¨®n del r¨¦gimen de Putin, parec¨ªa asistir as¨ª a su consagraci¨®n definitiva. Por lo menos, Francia ya lo ha adoptado como hijo pr¨®digo: present¨® su ¨²ltima pel¨ªcula, una biograf¨ªa de Chaikovski, en el festival de Cannes ¡ªque hab¨ªa revelado al director en 2018 con Leto¡ª mientras terminaba de rodar una adaptaci¨®n de Limonov, el libro de Emmanuel Carr¨¨re, y estrenaba una pieza teatral en Hamburgo y una ¨®pera en ?msterdam. Ser¨¦brennikov est¨¢ en todas partes. Sin lugar a dudas, su triunfo en Avi?¨®n lo acabar¨¢ de convertir en una nueva personalidad central de la cultura europea.
Escondido bajo una gorra y unas gafas oscuras de las que nunca se separa, vestido con sempiterna camiseta negra, pendientes en la oreja y anillos de plata en las falanges, este jud¨ªo de origen ucranio, homosexual declarado, convertido al budismo y acusado de malversaci¨®n de fondos p¨²blicos en su teatro moscovita ¡ªseg¨²n sus valedores, de manera falaz e injusta¡ª, pas¨® varios a?os en arresto domiciliario antes de que le permitieran salir a Alemania durante la pasada primavera. La ¨²nica mancha en su expediente de perfecto artista disidente es que, en su liberaci¨®n, a cambio de los 129 millones de rublos (1,6 millones de euros al cambio de entonces) que le reclamaba el Estado, habr¨ªa mediado un oligarca como Roman Abramovich, cercano al poder ruso. ¡°Varios amigos ayudaron a pagar las multas y los abogados. Abramovich no es un amigo, pero me ayud¨®¡±, reconoci¨® hace unos d¨ªas a Le Monde, que le dedic¨® la portada de su suplemento de fin de semana, en un signo adicional de legitimaci¨®n. En cualquier caso, su opini¨®n sobre Putin no deja lugar a la duda. En Cannes no lo cit¨® por su nombre. Prefiri¨® calificarlo como ¡°el idiota que ha pulsado el bot¨®n de la guerra¡±.
Para su regreso a Avi?¨®n, el director ruso ha escogido un relato de 20 p¨¢ginas que Ch¨¦jov firm¨® en 1893, poco representado y tal vez m¨¢s cercano al imaginario de escritores como Dostoievski o incluso Edgar Allan Poe. La obra parte de una situaci¨®n cl¨¢sica: un terrateniente con un frondoso jard¨ªn de ¨¢rboles frutales, una familia bien avenida pero disfuncional, una hija por casar y un v¨¢stago adoptivo, intelectual torturado que ha vuelto a pasar unos d¨ªas a ese locus amoenus para descansar. Pero el previsible arranque se ve interrumpido por las alucinaciones que este ¨²ltimo empieza a sufrir sin previo aviso, durante las que se ve pose¨ªdo por el monje del t¨ªtulo, un esp¨ªritu que le suministra un chute de bilis negra y otros bajos instintos. ¡°Ese monje somos nosotros mismos. Es la proyecci¨®n de nuestro mundo interior, de nuestras dudas, miedos y cuestiones inconscientes que surgen, a veces, y que preferimos no escuchar¡±, aclaraba Ser¨¦brennikov en rueda de prensa.
Aun as¨ª, la tortura interior del protagonista tiene un inevitable eco pol¨ªtico ante la agitada actualidad en Europa, como si fuera un s¨ªmbolo del reflujo de odio y violencia del que nunca estamos del todo a salvo. El uso de distintas lenguas por parte de sus actores ¡ªruso, alem¨¢n, ingl¨¦s¡ª subraya esa lectura. Ser¨¦brennikov parece describir las dos almas del continente. La primera es sosegada e insta al entendimiento com¨²n en sobremesas burguesas y biempensantes. La segunda nos conduce inevitablemente a la psicosis, la mezquindad, el nacionalismo y la guerra. El director interrumpe los cuatro actos del montaje con varios interludios musicales, como suele suceder en su cine, que transcurren en tres invernaderos m¨®viles, que van cambiando de posici¨®n durante el espect¨¢culo y por los que transitan jornaleros que luego se convertir¨¢n en cantantes y bailarines. Poco a poco, la danza se adue?a del texto y del escenario, de la misma forma que el monje negro posee al protagonista. Ser¨¦brennikov cree que el baile y la m¨²sica son lo que permiten que ¡°el p¨²blico vea lo que es invisible¡±. Para el director, esa sigue siendo la misi¨®n principal del teatro contempor¨¢neo: resucitar a los muertos, frecuentar a nuestros fantasmas, encontrar acomodo en la peor de las sombras.
El mistral huracanado que soplaba en la antigua capital de la cristiandad logr¨® dotar la funci¨®n de un plus de dramatismo hel¨¦nico. La obra, llena de poes¨ªa oscura, alterna la gran sencillez de su dispositivo esc¨¦nico con alg¨²n momento m¨¢s espectacular, como un pu?ado de alucinantes proyecciones sobre los muros del Palacio de los Papas. Es una pesadilla malsana, una alucinaci¨®n grotesca, una oda a lo misterioso y a la belleza de lo ininteligible, que solo se ve lastrada por un acto final un tanto expl¨ªcito y vulgar, presidido por un ballet efectista y espasm¨®dico que no aporta nada a lo que ya se ha dicho antes sin el mismo ¨¦nfasis. Lo salva el ¨²ltimo plano, t¨¦rmino adecuado por su naturaleza cinematogr¨¢fica: un firmamento estrellado en el que ¡°todo se vuelve crep¨²sculo¡±, como lamenta un personaje. La luz del cielo europeo es bell¨ªsima, pero tambi¨¦n cada vez m¨¢s dif¨ªcil de vislumbrar.
La ciudad de los 1.600 espect¨¢culos
Cada mes de julio, Aviñón se convierte en capital de un polo cultural que vibra especialmente en verano. La región de la Provenza, que albergó hasta 900 festivales artísticos en 2021, cuenta con otras bazas como Arlés, donde estos días empieza el mayor certamen fotográfico del continente; Aix-en-Provence, sede de un prestigioso festival de arte lírico que también arranca en estas fechas, y Marsella, que en la última década ha ido ganando enteros al dotarse de nuevos equipamientos culturales. Sin embargo, Aviñón todavía ejerce de epicentro de esta escena sureña. El festival sigue siendo, 75 años después de su fundación, una cita ineludible por la valentía de su programación, que nunca queda lejos del comentario sobre la actualidad política y social.
Tras la edición de 2020, suspendida por la pandemia, y la de 2021, que se celebró a medio gas, el festival recupera este año una relativa normalidad. Lo demostró la celebración del tradicional desfile que cruza las calles del centro, en el que participan las compañías que representarán los más de 1.600 espectáculos que se estrenarán en la ciudad hasta el 26 de julio. Se reparten entre el elitista programa oficial, formado por una exquisita selección de 40 obras llegadas de todo el mundo, y el llamado off, mucho más popular, convertido en el mayor mercado de artes escénicas de Europa y al que acuden programadores de los teatros franceses, además de cientos de miles de aficionados. Dentro del primero, sobresale la compañía barcelonesa El Conde de Torrefiel, que a partir del 20 de julio presentará su obra Una imagen interior. Serán los únicos representantes españoles de esta edición.