El hombre que puso a bailar a toda una regi¨®n
La periodista Amelia Castilla cuenta en un libro la vida del fallecido Paco Mart¨ªn, el programador que hizo de Cartagena un referente de las melod¨ªas sin fronteras al frente del festival La Mar de M¨²sicas
De peque?o le gustaba imitar a Marisol y a Pablito Calvo. Vivi¨® en una comuna en Barcelona. Regent¨® un bar de jazz. Y llen¨® de cultura su ciudad, Cartagena (Murcia), como programador, principalmente en la direcci¨®n de La Mar de M¨²sicas, ese festival que se escapa del concepto asumido de festival. Y menos mal.
Paco Mart¨ªn (Cartagena, 1956-2018) es el protagonista de un libro exquisito tanto en contenido como en envoltorio (unos dibujos pop y refrescantes de Charris, de nombre ?ngel Mateo). El texto (227 p¨¢ginas) lo desarrolla con esa vitalidad period¨ªstica tan suya Amelia Castilla, reportera que lo mismo cubr¨ªa el ¨¦pico entierro de Camar¨®n de la Isla que un truculento suceso en el sur de Madrid o bajaba a Marruecos para contar la dura vida de los porteadores de la frontera sur. Y siempre en EL PA?S. Castilla (ya retirada del d¨ªa a d¨ªa de la redacci¨®n) recorre en La Mar de Paco la trayectoria de un hombre/milagro, que dedic¨® su vida a poner en la agenda de eventos art¨ªsticos a Cartagena, una ciudad que carec¨ªa de cimientos culturales hasta que lleg¨® ¨¦l.
Esto escribi¨® Castilla en el obituario que public¨® en EL PA?S en agosto de 2018, cuando Mart¨ªn falleci¨®: ¡°Verlo programar, armado de su inseparable m¨®vil, y seleccionar artistas parec¨ªa tarea sencilla; en un minuto colocaba en cartel a Youssou N¡¯dour con Ces¨¢ria ?vora, Patti Smith o La Pegatina. Y no solo no hab¨ªa choque de g¨¦neros, sino integraci¨®n; todo flu¨ªa arm¨®nico. Lo recuerdo en Bamako seleccionando m¨²sicos para la edici¨®n en la que Mal¨ª fue el pa¨ªs invitado, en una discoteca local, sonriendo al ritmo que marcaba Toumani Diabat¨¦. Tambi¨¦n en Lima, convenciendo a Susana Vaca para que viajara hasta Europa. Y en India, donde un manager hab¨ªa convocado a un abanico de artistas locales para que los eligiera. Ejerc¨ªa desde el Ayuntamiento como un funcionario at¨ªpico, al que pr¨¢cticamente todos los regidores de la ciudad dejaron v¨ªa libre, puesto que con su maestr¨ªa puso a toda la regi¨®n a bailar¡±.
Mart¨ªn muri¨® a los 61 a?os de un c¨¢ncer de pulm¨®n con prisa, que se lo llev¨® a las tres semanas de su diagn¨®stico, justo cuando comenzaba la edici¨®n de 2018. Acudi¨® a algunos conciertos, malherido por el dolor, pero disfrut¨¢ndolos. Castilla construye la biograf¨ªa del protagonista desarrollada con declaraciones de los que convivieron con ¨¦l, con docenas de an¨¦cdotas y siempre desde la perspectiva cultural, sociol¨®gica y humana. Para que el lector se haga una idea de la labor de Mart¨ªn en su ciudad, he aqu¨ª un extracto del libro: ¡°En verano, con temperaturas que pueden llegar a los 40 grados, Cartagena quedaba desierta. Nada ni nadie, m¨¢s all¨¢ de los fam¨¦licos yonquis en busca de algo que pincharse y todos los malos rollos identificados con los puertos de mar. A partir de las 10 de la noche no se encontraba abierta una terraza en la que sentarse a disfrutar de un poco de brisa¡±.
A esta ciudad p¨¢ramo le dio la vuelta Mart¨ªn desde los a?os ochenta para convertirla en un encuentro cultural musical de diferentes pa¨ªses y estilos. La Mar de Paco es tambi¨¦n un retrato de un apasionado de la cultura y su vinculaci¨®n con lo p¨²blico; reivindica la estimulante variedad de estilos al que se entrega el festival, de ?frica a Rep¨²blica Dominicana pasando por el flamenco de Jerez; y, en definitiva, describe a un hombre dedicado al arte sin barreras ni esnobismos. La Mar de M¨²sicas, por cierto, sigue celebrando la diversidad musical a?o tras a?o; ahora sin Paco Mart¨ªn, pero con su ejemplo.
¡®La Mar de Paco¡¯, de Amelia Castilla, est¨¢ editado por La Fea Burgues¨ªa.
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