Elena Medel: ¡°Me quedo escribiendo en Carabanchel con mi ventilador. Es mi superplan de verano¡±
La poeta cordobesa, que acaba de publicar en coreano su novela ¡®Las maravillas¡¯, confiesa que el teatro es una de las cosas que m¨¢s le conmueven
Elena Medel (C¨®rdoba, 37 a?os) se estren¨® en el mundo editorial siendo muy joven. A los 16 a?os gan¨® su primer premio relevante, el Andaluc¨ªa Joven, por su primer poemario, Mi primer bikini. Tras m¨¢s de una d¨¦cada entregada a la poes¨ªa, hace dos a?os ve¨ªa la luz su novela Las maravillas, traducida estos d¨ªas al coreano. Pero Medel lleva adem¨¢s 17 a?os entregada a una tarea m¨¢s silenciosa, la gesti¨®n en soledad de una editorial, La Bella Varsovia, para la que selecciona poemarios in¨¦ditos, prepara albaranes, facturas, habla con librer¨ªas... ¡°No me gustar¨ªa que se romantizara, este trabajo tiene su lado de autoexplotaci¨®n¡±. Hace un a?o Anagrama compr¨® el sello y ahora trabaja para ellos. La poeta quiere fotografiarse en el madrile?o Teatro del Barrio, sito en una empinada calle de Lavapi¨¦s y dedicado a temas de actualidad y comprometidos. El teatro conmueve a Medel. ¡°Es una experiencia colectiva y a la vez muy ¨ªntima¡±.
Pregunta. ?Qu¨¦ encuentra en el patio de butacas?
Respuesta. Para m¨ª el teatro est¨¢ ligado a cuestiones muy emocionales. Cuando era peque?a escrib¨ªa obritas que representaban los ni?os de mi clase en las fiestas de fin de curso, de Navidad o del D¨ªa de Andaluc¨ªa. Era muy complaciente y procuraba que todo el mundo brillara. Tengo una vinculaci¨®n muy emocional. Es una experiencia colectiva y a la vez muy ¨ªntima. Te implica, te interpela. Te est¨¢ cambiando a ti, aunque la experiencia nunca es la misma para el otro. Durante la pandemia fue una de las cosas que m¨¢s ech¨¦ de menos. Pero descubr¨ª la Teatroteca, el fondo audiovisual del Inaem. Es gratuito.
P. ?Recuerda su primera poes¨ªa?
R. Yo jugaba escribiendo. Tras ver los dibujos animados, inventaba finales alternativos. A los 13 a?os descubr¨ª a Lorca y me gust¨® que usara nuestras palabras pero en un idioma diferente, que era el idioma que yo quer¨ªa escribir. Supongo que mis primeras poes¨ªas ser¨ªan una imitaci¨®n mal¨ªsima de Poeta en Nueva York.
P. ?C¨®mo eran los veranos de su infancia?
R. No recuerdo grandes viajes, mi familia no pod¨ªa permit¨ªrselos. Me crie con mi abuela. Mi recuerdo est¨¢ muy vinculado a ella, junto a ella jugaba, ve¨ªa la televisi¨®n... He sido muy independiente. No solitaria pero s¨ª he pasado tiempo en soledad. Conmigo misma.
P. Algo que eche mucho de menos, que crea que habr¨ªa que recuperar.
R. El tiempo. Todo el tiempo del verano para disfrutar. Hac¨ªa durante los primeros d¨ªas del verano los cuadernillos del colegio para poder dedicarme el resto del verano a leer y a dormir. Crecer es perder ese tiempo del que dispon¨ªas cuando eras ni?o.
P. Diecisiete a?os llevando en soledad una editorial suena muy laborioso.
R. Como con casi todas las cuestiones a las que me he enfrentado, ten¨ªa muy poca consciencia de todo lo que implicaba en esfuerzo y en esfuerzo econ¨®mico. Empec¨¦ por esa idea rom¨¢ntica de publicar textos in¨¦ditos que ten¨ªan una valent¨ªa. Los primeros salieron en 2004, Peligro de ignominia, de Ignacio Gago, e H¨ªbrida, Leila Ouf. Recuerdo esa voluntad por mi parte.
P. ?Cu¨¢les fueron los principales escollos?
R. No hab¨ªa dinero que me sostuviera, no pude sacar tantos libros como hubiera querido. El dinero del anterior ayudaba a publicar el siguiente, iba apartando dinero para los libros. Hab¨ªa mucho de autoexplotaci¨®n. La editorial tard¨® 11 a?os en ser sostenible.
P. ?Se plante¨® dejarlo?
R. Uf, muchas veces. Porque el tiempo pasa y terminaba afectando a mi tiempo de escritura y a mi tiempo de vida. Me he bajado de mil planes de fin de semana porque quer¨ªa aprovechar ese tiempo para escribir. Tuve que afrontar muchas renuncias, pero me compensaba cuando ve¨ªa que una autora empezaba a llegar a las librer¨ªas. Muchas veces los beneficios tienen que ver con cuestiones no f¨ªsicas, aunque algunas compensaciones tienen mucho de perverso.
P. Las maravillas se ha publicado en varios idiomas.
R. Se vendi¨® en 15 idiomas y se ha publicado por ahora en nueve. Ahora sale en Corea del Sur.
P. Escribiendo, ?descarta muchos textos?
R. Muchos. Pero los guardo todos. Tengo la carpeta No. Con la nevera funciono igual. Todo, todo, incluso ese tomatito que me ha sobrado, lo guardo en tuppers en la nevera. Puede haber alg¨²n texto que m¨¢s adelante pueda desarrollar. Y tengo otra carpeta, Ideas, con los textos que nunca escribir¨¦ porque no tendr¨¦ tiempo de hacerlo.
P. Durante el confinamiento, ?qu¨¦ fue lo que m¨¢s ech¨® de menos?
R. Vivo sola y recuerdo que ve¨ªa con mucha envidia las relaciones que la gente estableci¨® por los balcones. Yo tuve la mala suerte de que el edificio de enfrente est¨¢ muy lejos. Ech¨¦ de menos a ese vecino de enfrente. Y a los de los lados no pod¨ªa verlos, uno estaba acristalado y el otro tiene un tejado. No tuve posibilidad de tener contacto con nadie.
P. ?Ha recuperado toda su vida anterior?
R. Veo que muchos lo han hecho, pero a m¨ª me est¨¢ costando recuperar mi vida social. Me costaba ya antes, ahora mucho m¨¢s.
P. ?Qu¨¦ se cocina usted en verano para refrescarse?
R. Mi supervivencia gastron¨®mica tiene que ver con el m¨ªnimo esfuerzo. Tomo fruta de temporada bien fr¨ªa. Me alimento para sobrevivir.
P. ?Qu¨¦ hace este verano?
R. Me voy a quedar en casa escribiendo.
P. ?No se va a coger ni una semana de descanso?
R. Para m¨ª escribir no es trabajar. Estoy ilusionad¨ªsima. Me quedo en Carabanchel con mi ventilador. Tengo una novela desde hace tres a?os y quiero releerla e intentar sumar. Es mi superplan.
P. Conoce bien la precariedad. ?Alguna idea de cambio para enderezar nuestras vidas?
R. Me interesan los movimientos sociales de proximidad. Esas personas que se organizaron para alimentar a sus vecinos que no ten¨ªan qu¨¦ comer. Si hay necesidades, organic¨¦monos, hagamos redes. Estas cosas cambian la sociedad.
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