Gioconda Belli: ¡° Hay que sacar la menopausia del cl¨®set¡±
La autora nicarag¨¹ense vive exiliada en Madrid, la ciudad en la que descubri¨® el verano

Gioconda Belli (Managua, 73 a?os) vive exiliada en Madrid desde que, en oto?o, la persecuci¨®n del r¨¦gimen de Daniel Ortega le hizo imposible la vida en Nicaragua. Amiga de Salman Rushdie, tiene noticias de que el escritor va ¡°mejorando¡±: ¡°Salman es absolutamente terrenal y accesible. Y el miedo no ha podido con ¨¦l. Como escritor es un cl¨¢sico moderno, una versi¨®n masculina de Sherezade¡±. Ella, que publica en septiembre un libro de ensayos ¨DLuci¨¦rnagas (Seix Barral)¨D, dedica agosto a escribir una novela y a mirar al cielo: esperando (de d¨ªa) el primer aguacero del fin del verano y (de noche) la ¨²ltima lluvia de estrellas. Sus pasiones son el helado y la astronom¨ªa.
Pregunta. Qu¨¦ idea tiene del verano alguien que es¡
Respuesta. Tropical.
P. Iba a decir cosmopolita, pero de un pa¨ªs sin cuatro estaciones.
R. Conoc¨ª el verano cuando vine a estudiar a Madrid, con 14 a?os. Para nosotros no exist¨ªa, viv¨ªamos en verano. Las chicas del internado llegaban en septiembre llorando: ¡°?Se acab¨® el verano!¡±. Yo dec¨ªa: ¡°?Qu¨¦ es eso del verano y tanta desilusi¨®n?¡±.
P. ?Lo descubri¨®?
R. Y no me gust¨®: el calor era excesivo. En Nicaragua nuestro verano es seco, tremendo. Es una atm¨®sfera. Hay como un aire pesado. Y de repente, llueve. Ese d¨ªa es la maravilla. Yo sacaba a mis hijas el patio a que se mojaran. Me sent¨ªa como rana cantora.
P. ?Lo echa de menos?
R. Ese aguacero me hac¨ªa una falta horrible. Me preguntaba si nunca m¨¢s iba a oler a tierra mojada. Pero llovi¨® en Madrid, abr¨ª la ventana ?y ol¨ªa!
P. ?Se pasaba el d¨ªa mirando al cielo?
R. M¨¢s bien la noche. Soy fan¨¢tica de los fen¨®menos celestiales. Sobre todo de la lluvia de estrellas y de los eclipses. Estoy suscrita a la newsletter de la NASA y ah¨ª te lo van anunciando todo.
P. ?No hay demasiado luz artificial en la ciudad?
R. Pero me gusta Madrid en agosto. Tiene mucha vibra. Y hay otro tipo de belleza en la gente.
Si escribes de tu intimidad, te dicen que haces literatura de mujeres¡±
P. Aunque hay pocos madrile?os. En Madrid todo el mundo es de fuera.
R. ?Conoce la canci¨®n de Jorge Drexler? ¡°Yo no soy de aqu¨ª, pero t¨² tampoco. De ning¨²n lado del todo. De todos lados un poco¡±. Me encanta. Tambi¨¦n Joaqu¨ªn Sabina. Son mi m¨²sica de Espa?a. Y el grupo Mocedades, que me acompa?¨® en una ¨¦poca dif¨ªcil, cuando empezaba a militar en el Frente Sandinista.
P. ?Mocedades?
R. El primer compa?ero que mataron era novio de una chica de mi c¨¦lula. Cuando lo mataron, ella iba a mi casa a llorar conmigo porque en la suya no pod¨ªa decir nada. Eres t¨² era su canci¨®n.
P. No parece la canci¨®n m¨¢s revolucionaria, ni comprometida.
R. Era comprometida porque ellos estaban enamorados. Era un hombre bello, inteligent¨ªsimo. Yo tambi¨¦n tuve un romance con un sabio, Eduardo Contreras. Sab¨ªa idiomas, sab¨ªa historia. Fue el que pens¨® la estrategia sandinista para triunfar. Y lo mataron. Esa es una de las tragedias de las revoluciones. Cuando triunfamos ya se hab¨ªan muerto los mejores cuadros.

P. Usted era una de las pocas mujeres en un ambiente de hombres. ?C¨®mo lo vivi¨®?
R. Notaba que me ve¨ªan como objeto sexual [se r¨ªe]. Pero, mira, era superguapa en ese tiempo. Los hombres se me quedaban mirando como a fruta prohibida porque adem¨¢s me atrev¨ªa. Y me criticaban. En un momento me dije: ¡°Me tengo que olvidar de todos estos mediocres. No le vas a gustar a todo el mundo¡±. Mataron a los genios. Ninguno de los que qued¨® era tan inteligente. Y al final, Daniel Ortega. Pero no quiero hablar de pol¨ªtica.
P. ?Por qu¨¦?
R. La vida te quita una cosa y te da otra. Estar en Espa?a ha sido sacar Nicaragua de mi cabeza. Era una obsesi¨®n. Y es fregado.
P. ?Est¨¢ escribiendo?
R. Ay, s¨ª, pero me ha costado.... Una novela que pasa en Madrid. Tres folios al d¨ªa m¨ªnimo.
Conoc¨ª el verano cuando vine a estudiar a Madrid, con 14 a?os. Para nosotros no exist¨ªa, viv¨ªamos en verano¡±
P. ?Siempre fue disciplinada?
R. No pens¨¦ ser escritora. Empec¨¦ escribiendo cartas. En el internado estaba sola y las cartas me sacaban del colegio. Ah¨ª descubr¨ª que me gustaba escribir. Como a los 20 a?os empec¨¦ con la poes¨ªa. Y en el 88, con 40, publiqu¨¦ una novela: La mujer habitada.
P. Fue pionera en dar voz a eso que ahora llaman mujer como sujeto deseante.
R. Fue gracias a mi idea de la libertad. Me fui joven de mi casa. Adem¨¢s, ten¨ªa un sentido muy sano de mi cuerpo. Lo aprend¨ª de mi madre, que sent¨ªa un gran orgullo de ser mujer. Escribir del cuerpo me hizo llamativa.
P. ?Se sinti¨® comprendida?
R. Por las lectoras, s¨ª. Por la cr¨ªtica, no. Eso que era tan importante de contar para nosotras porque nadie lo hab¨ªa contado, se volvi¨® un tab¨² cr¨ªtico. Si escribes de tu intimidad, te dicen que haces literatura de mujeres, light. Como si eso rebajara tu capacidad literaria.
P. En un mundo tomado por los hombres, escribi¨® sobre la mujer. Luego, en uno que idolatra la juventud, sobre la madurez.
R. Me re¨ª de eso. Hay que sacar la menopausia del closet. Es bien jodido ver c¨®mo se desprecia a la mujer a medida que se va haciendo m¨¢s sabia, m¨¢s interesante. Ha dedicado a?os a los hijos y al marido, ya no es f¨¦rtil... ?Pero si es un regalo de la vida! Por fin tu cuerpo es tuyo.
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