Un h¨¦roe de la Resistencia y una maleta olvidada: se aclara el misterio de los manuscritos perdidos de C¨¦line
Yvon Morandat, quien fue secretario de Estado con De Gaulle, guard¨® los valiosos documentos durante d¨¦cadas, seg¨²n las ¨²ltimas revelaciones. La versi¨®n suscita interrogantes entre expertos
Es uno de los mayores misterios de las letras francesas, un enigma que apasiona a especialistas y profanos. Es la historia de los papeles perdidos de Louis Ferdinand C¨¦line (1894-1961), uno de los mayores escritores del siglo XX, autor de obras maestras como Viaje al fin de la noche, y seguramente tambi¨¦n de los m¨¢s abyectos: autor de rabiosos panfletos antisemitas, y filonazi.
Las 5.324 hojas desaparecidas al final de la Segunda Guerra Mundial reaparecieron hace un a?o, despu¨¦s de que el veterano periodista Jean-Pierre Thibaudat diera a conocer su existencia y los entregara, tras un breve contencioso judicial, a la polic¨ªa, que los devolvi¨® a los albaceas de C¨¦line.
?D¨®nde estaban los papeles? ?Y qu¨¦ hab¨ªa en ellos? La primera parte del misterio se resolvi¨® entonces. La editorial Gallimard ha publicado ya la novela in¨¦dita Guerra, sacada de las hojas perdidas, y este oto?o publicar¨¢ otra, Londres. El ¨¦xito de Guerra ha sido tal que incluso ha habido una campa?a, entre bambalinas, para que este a?o le den a C¨¦line el Goncourt, post mortem.
La segunda parte del misterio segu¨ªa abierta. ?Qui¨¦n se hizo con los textos tras la guerra? ?Qui¨¦n se los dio a Thibaudat para que los custodiase? Thibaudat se limitaba a explicar que, cuatro d¨¦cadas atr¨¢s, hab¨ªa recibido el tesoro de alguien, y que los hab¨ªa guardado, pero se negaba a desvelar su identidad. ¡°Confidencialidad de las fuentes¡±, alegaba.
Presuntamente la fuente era un descendiente de la persona que en el verano de 1944 dio con los papeles. Ante el avance imparable de los aliados hacia Par¨ªs, C¨¦line y su esposa, Lucette Almansor (1912-2019), abandonaron a toda prisa y junto al gato B¨¦bert su apartamento en la calle de Girardon del barrio parisiense de Montmarte. Direcci¨®n: la Alemania nazi. Dejaron atr¨¢s buena parte de sus pertenencias, incluidos los manuscritos de varias novelas.
A principios de este mes de agosto, en su blog en el diario Mediapart, Thibaudat revel¨® la identidad del hombre que ¡°salv¨®¡± (o ¡°rob¨®¡±, seg¨²n C¨¦line y sus albaceas) las hojas m¨¢s preciadas de la literatura francesa contempor¨¢nea. Se trata de Yvon Morandat (1913-1972), h¨¦roe de la resistencia contra los nazis, miembro de la exclusiva orden de los Compagnons de la Lib¨¦ration, dirigente del ala izquierda del gaullismo y brevemente secretario de Estado en 1968 durante el final de la presidencia de Charles de Gaulle.
¡°Pienso que, para todos y para m¨ª el primero, hab¨ªa que acabar con la historia, ir hasta el final, y que todo fuese revelado¡±, explica al tel¨¦fono Thibaudat. ¡°Fui a ver a Caroline, la hija de Morandat, y ella me dijo: ¡®De acuerdo, adelante, es hora de contarlo¡±.
Fue la misma Caroline Morandat quien, por medio de un amigo com¨²n, hab¨ªa entregado los papeles a Thibaudat en los a?os ochenta. Los hab¨ªa descubierto dentro una maleta olvidada en el s¨®tano de la casa familiar en Neuilly-sur-Seine, municipio vecino de Par¨ªs. Pensaba que el periodista, que en aquellos a?os ejerc¨ªa de cr¨ªtico teatral en el diario Lib¨¦ration, era la persona adecuada para preservar los documentos. Sobre todo, quer¨ªa evitar que cayesen en manos de la viuda de C¨¦line. Pensaba que la viuda habr¨ªa podido eliminar los fragmentos antisemitas para blanquear la memoria de su marido, o que le habr¨ªan servido para acusar de ladr¨®n a Morandat, un hombre situado en las ant¨ªpodas ideol¨®gicas del novelista.
Para conocer el origen de la maleta del s¨®tano hay que remontarse a junio de 1944. Yvon y su futura esposa, Claire, ambos resistentes, participan en la liberaci¨®n de Par¨ªs. Ambos son los encargados de tomar posesi¨®n del palacio de Matignon, sede de la presidencia del Gobierno. Para hacerse una idea de la leyenda de los personajes: la escena aparece en la pel¨ªcula ?Arde Par¨ªs?, de Ren¨¦ Cl¨¦ment, y Jean-Paul Belmondo interpreta a Yvon Morandat.
Poco despu¨¦s, Yvon y Claire se instalan en el apartamento que C¨¦line y su esposa hab¨ªan abandonado en Montmartre y que la Resistencia hab¨ªa confiscado. Vivieron all¨ª dos a?os. Los muebles de C¨¦line los aparcaron en un guardamuebles. No est¨¢ claro si la maleta con los papeles tambi¨¦n fue al guardamuebles.
C¨¦line, que tras el periplo alem¨¢n acab¨® encarcelado en Dinamarca y no regres¨® a Francia hasta 1951, nunca dej¨® de quejarse por el destino del apartamento y de sus pertenencias. ¡°?Mi ocupante de la calle Girardon ha tirado a la basura la suite manuscrita de Guignol¡¯s [Guignol¡¯s Band, una de sus obras] y adem¨¢s tres otras novelas en curso! Es un tal Morandat amigo de De Gaulle¡±, denunci¨® en una carta al periodista colaboracionista Henri Poulain, citada por Thibaudat en el blog. Morandat le indic¨® a C¨¦line que pod¨ªa recuperar las posesiones, pero C¨¦line se neg¨® a pagar el guardamuebles. ¡°No quer¨ªa o¨ªr hablar de ello¡±, escribe el bi¨®grafo Fr¨¦d¨¦ric Vitoux. ¡°Para ¨¦l, el asunto era simple: le hab¨ªan saqueado, robado¡±. Vitoux da a entender que, entre estos bienes, no estaban los manuscritos.
Pero si, efectivamente, Morandat ofreci¨® a C¨¦line recuperar sus posesiones y si estas inclu¨ªan los textos, y si C¨¦line lo rechaz¨® todo, la interpretaci¨®n del episodio cambia: el autor de Viaje al fin de la noche ya no es una v¨ªctima tal como se present¨® tras la guerra. Como sostiene el periodista Thibaudat, Morandat no fue de ning¨²n modo un ¡°ladr¨®n¡± sino el ¡°salvador¡± de las obras olvidadas de C¨¦line.
Morandat, en todo caso, acab¨® guardando los manuscritos, y cayeron en el olvido hasta que su hija los descubri¨® y los dio a Thibaudat. Durante a?os, Thibaudat se dedic¨® a leerlos, ordenarlos y transcribirlos, una experiencia inolvidable. ¡°Cuando uno es el primer lector¡±, explica, ¡°acaba teniendo una especie de intimidad con C¨¦line. A veces sent¨ªa la respiraci¨®n de su escritura. Trabaja mucho los textos: tacha, reescribe, vuelve a tachar, reescribe, tacha toda la p¨¢gina y vuelve a empezar...¡±. Se sinti¨® ¡°aliviado¡± al quitarse de encima los manuscritos hace dos a?os, pues tem¨ªa que ardiesen en un incendio. ¡°Ten¨ªa pesadillas¡±, recuerda. La revelaci¨®n del nombre de Morandat le ha permite poner punto final a la historia.
¡°Me ha sorprendido, pero pienso que, en efecto, es la pista correcta¡±, reaccion¨®, en una entrevista con la revista de extrema derecha ?lements pour la civilisation europ¨¦enne, uno de los dos albaceas de C¨¦line, Fran?ois Gibault. ?l cre¨ªa que la persona que se qued¨® con los papeles era otra: Oscar Rosembly, un corso al que C¨¦line atribu¨ªa or¨ªgenes jud¨ªos y que, tras la liberaci¨®n de Par¨ªs, fue encarcelado por saquear apartamentos de colaboracionistas.
Otros c¨¦linianos son esc¨¦pticos con la pista de Morandat. Es el caso del novelista y ensayista Pierre Assouline, autor de libros sobre la ocupaci¨®n nazi y los colaboracionistas, y a quien la versi¨®n de Thibaudat le parece ¡°inveros¨ªmil¡±. Le cuesta imaginar que Morandat, un hombre cultivado, guardase durante a?os los textos sin preocuparse de su valor literario, y le cuesta creer que C¨¦line no quisiera recuperarlos. ¡°Pienso que Thibaudat sigue escondiendo la fuente para proteger a alguien¡±, dice Assouline. ¡°No lo s¨¦, es extra?o, porque todos han muerto¡±.
Nadie descarta que algunos manuscritos fueran a manos del primer sospechoso, Rosembly. Significar¨ªa que una parte del tesoro a¨²n est¨¢ por descubrir. Este misterio nunca termina del todo.
Babelia
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