¡®Fire of Love¡¯, hipn¨®tico ensayo f¨ªlmico sobre la pareja de vulcan¨®logos enamorados

7 de agosto de 1974. D¨ªa nublado. Un franc¨¦s llamado Philippe Petit, ayudado por su equipo, ha tendido un cable entre las (desaparecidas) Torres Gemelas de Nueva York y camina durante 45 minutos sobre el alambre a m¨¢s de 400 metros de altura. Al fondo, el vac¨ªo, la nada, el fin. ?Por qu¨¦? No hay razones humanas para ello. La respuesta corta y f¨¢cil ser¨ªa esta: porque quiere y, sobre todo, porque puede. La imagen, naturalmente, la filman sus compa?eros y d¨¦cadas m¨¢s tarde ejerce de cl¨ªmax de un documental memorable: Man on Wire, de James Marsh.

Un d¨ªa cualquiera entre 1968 y 1991. Dos vulcan¨®logos, pareja en la vida real, ¨¦l, grandote, de sonrisa traviesa y voz socarrona; ella, peque?ita, ojos vivaces y mirada espont¨¢nea, caminan en los alrededores de un volc¨¢n en erupci¨®n. Nunca se alejan del peligro. Se acercan. Lo observan, lo retan. La fuerza de la naturaleza est¨¢ mandando avisos y ellos se r¨ªen con ella, que no de ella. ?Por qu¨¦? La respuesta f¨¢cil y obvia ser¨ªa esta: ¨¦l, ge¨®logo, y ella, f¨ªsica, estudian su comportamiento y en buena parte es as¨ª; son un par de cient¨ªficos. La respuesta correcta es otra: porque quieren y, sobre todo, porque pueden. Quiz¨¢ sea m¨¢s un desaf¨ªo que una investigaci¨®n. Es casi una provocaci¨®n. Por supuesto, se graban el uno al otro. Este tipo de actos, como los de Petit, pierden su gracia sin el registro. Y ahora se rememoran, adem¨¢s de un modo harto singular y art¨ªstico, en la pel¨ªcula documental Fire of Love, dirigida por la estadounidense Sara Dosa, una historia de amor kamikaze en todos los sentidos. Las im¨¢genes, como las de las Torres Gemelas, enfrentan al espectador con su propia insignificancia. No somos nadie.

Cuando el resto de la humanidad hu¨ªa de ellos, durante m¨¢s de dos d¨¦cadas el matrimonio formado por Katia y Maurice Krafft corri¨® hacia los volcanes en erupci¨®n, y se convirtieron en estrellas medi¨¢ticas: entrevistas en prensa y televisi¨®n; numerosos estudios; impactantes grabaciones. Ahora bien, como siempre ocurre en los documentales, se puede tener una historia maravillosa, con una estructura dram¨¢tica real llena de recovecos, y unas im¨¢genes extraordinarias, y acabar articulando un fresco convencional sin la carga de profundidad necesaria y sin el imprescindible arte para la composici¨®n y el tempo. Y pese a estar producido por National Geographic, Fire of Love trasciende el documental de naturaleza. Esto es otra cosa: mucho m¨¢s interesante y art¨ªstica. Con momentos sublimes que tienen tanto que ver con lo filmado por los Krafft como con su composici¨®n visual y sonora. Un trabajo con el aliento herzogiano de la pareja (de hecho, el documental de Werner Herzog Dentro del volc¨¢n, de 2016, tambi¨¦n utiliza im¨¢genes de los Krafft), pero tambi¨¦n con el genio inspirador para el montaje de cineastas como Jean-Luc Godard, Chris Marker y Errol Morris.

Dosa ha compuesto un ensayo f¨ªlmico: ?c¨®mo y cu¨¢ndo entran y salen las m¨²sicas elegidas!; en qu¨¦ instantes se ha elegido el silencio, o la furia de la naturaleza sin aditamentos. Desde los t¨ªtulos de cr¨¦dito, la cadencia en el montaje ya es maestra, poco convencional. Y la narraci¨®n en off de la directora, actriz y artista visual Miranda July, el colof¨®n a una obra formidable: su tono, su dicci¨®n. Magia f¨ªlmica. Hipnosis sonora. Fire of Love, aventura rom¨¢ntica cl¨¢sica, ensayo visual moderno, es una pel¨ªcula inolvidable. El elegante y furioso registro de un modo de vivir. De un modo de morir.