Pedro Gonz¨¢lez-Trevijano: ¡°El bien siempre gana¡±
El presidente del Tribunal Constitucional se estrena en su desconocida faceta de dramaturgo con una obra en la que pone en combate dial¨¦ctico a Dios y al diablo
Pedro Gonz¨¢lez-Trevijano (Madrid, 64 a?os) es presidente del Tribunal Constitucional desde 2021. Pero no hemos quedado para hablar de ese asunto convulso, pendiente de un pacto pol¨ªtico que permita la renovaci¨®n de sus miembros. La cita es para conversar de teatro, una de las muchas y desconocidas aficiones de este jurista de vasta cultura y generosa conversaci¨®n. Anoche, de hecho, se estren¨® como dramaturgo. Su primera y ¨²nica obra hasta el momento, Adonay y Belial. Una velada en familia, que escribi¨® en su ¨¦poca de rector de la Universidad Rey Juan Carlos y fue publicada en 2020 por la editorial VdB, se representa en el F¨ªgaro de Madrid con puesta en escena de Gabriel Olivares y un t¨ªtulo distinto: Jubileo. Es un duelo dial¨¦ctico entre Dios y el diablo. Mejor no desvelar el final, dice.
Pregunta. ?C¨®mo se salta de la judicatura al teatro?
Respuesta. Nunca he cre¨ªdo en los departamentos formativos impermeables y cerrados, en los que uno es ingeniero y solo es ingeniero o es abogado y solamente le interesan las leyes. Tengo una percepci¨®n del conocimiento m¨¢s amplia, transversal y con un sentido del t¨¦rmino m¨¢s del Renacimiento. A m¨ª me gustan muchas cosas.
P. Entre ellas, ?qu¨¦ lugar ocupa el teatro?
R. Inicialmente, yo pensaba estudiar Historia del Arte porque me gusta mucho el arte, pero al final me decid¨ª por Derecho. La historia y la literatura me gustan tambi¨¦n. Sobre el teatro, siempre he pensado que es el instrumento de transmisi¨®n de conocimiento por excelencia. Quiz¨¢ no est¨¢ viviendo sus mejores tiempos, pero tampoco creo que los tiempos pasados sean necesariamente mejores. La memoria es falsaria y no responde nunca a la realidad.
P. As¨ª que un d¨ªa se lanz¨® a ello...
R. Para m¨ª era un reto ser capaz de escribir una obra de teatro. Lo hac¨ªa los fines de semana, en vacaciones¡ en mi ¨¦poca de rector de la Universidad Rey Juan Carlos [2002-2013]. Deb¨ª de empezarla en 2007 y la termin¨¦ en las vacaciones de 2013. Pocos meses antes de ser nombrado magistrado del Constitucional.
P. ?Pensaba entonces que se iba a representar alg¨²n d¨ªa?
R. Cuando estaba escribiendo, mi reto era ser capaz de terminarla. Cuando la termin¨¦, mi sue?o era publicarla y se la envi¨¦ a un querido amigo, Luis Alberto de Cuenca, que me dio un juicio positivo y me encamin¨® a una estupenda editorial. Luego lo dem¨¢s vino todo desencadenado.
P. Pone a dialogar a Dios y el diablo. ?Qui¨¦n ganar¨ªa en un juicio?
R. Cuando pugnan el bien y el mal, yo creo que siempre gana el bien. Tanto desde un punto de vista te¨®rico como pr¨¢ctico.
P. Pero los malos son personajes muy atractivos. Como esos grandes malvados de Shakespeare.
R. Claro, los malos dan mucho juego. Pero con independencia de que el diablo pueda despertar siempre simpat¨ªas, yo me quedo con el otro papel.
P. ?Se ha implicado en la puesta en escena o ha dejado volar al director?
R. Siempre hay diferencias entre el texto original de una obra de teatro y lo que luego se representa. Hoy d¨ªa es imposible pretender poner en escena obras tan largas como el Julio C¨¦sar de Shakespeare, por ejemplo. Siempre se produce un corte. En mi caso, el texto original est¨¢ muy vinculado a mi concepci¨®n erasmista del bien y del mal. Y de Dios. Con una estructura y un lenguaje muy cl¨¢sicos, referencias a la Biblia, la filosof¨ªa y la mitolog¨ªa griega, lo que hace que tenga una cierta dificultad de comprensi¨®n. L¨®gicamente, una representaci¨®n teatral tiene que ser m¨¢s liviana y acomodarse a un tiempo razonable. La puesta en escena de Gabriel [Olivares] es m¨¢s iconoclasta, desenfadada y descre¨ªda que el texto, pero me parece estupendo. Al final, esto es una adaptaci¨®n personal suya. Y estoy contento con el resultado.
P. O sea, que su texto es sesudo.
R. Tiene una entidad m¨¢s filos¨®fica, m¨¢s sesuda. Tal vez m¨¢s propia de un jurista, si quiere llamarlo as¨ª. Los juristas somos casi todos gente conservadora, porque el Derecho es una ciencia conservadora.
P. ?Teme a la cr¨ªtica? ?Al p¨²blico?
R. L¨®gicamente estoy ocupado y preocupado como estar¨ªa cualquier persona, si no ser¨ªa un insensato. Y estoy doblemente preocupado porque yo no me dedico al mundo del teatro.
P. ?Y al juicio de su entorno?
R. Algo que me pesa es que yo escrib¨ª esta obra antes de ser nombrado magistrado del Constitucional y la idea era que se estrenara una vez que yo estuviera fuera de mi puesto como presidente, pero al retrasarse las renovaciones se ha solapado. El teatro tiene sus tiempos y hay que acomodarse a las temporadas.
P. En el fondo, un juicio tiene mucho de representaci¨®n teatral. Con sus togas, sus protocolos, sus rituales¡
R. De hecho, le voy a dar una primicia. Estoy escribiendo ahora otra obra que se llama El juicio. Es un juicio a dos hombres que posiblemente sean los personajes hist¨®ricos peor tratados por su conducta ignominiosa. Uno es Bruto, que siendo hijo adoptivo de C¨¦sar particip¨® en su asesinato. El otro es Pilatos, que permiti¨® la muerte de Jesucristo, en su caso no de forma activa sino por inacci¨®n. Ambos se encuentran en el octavo infierno de Dante y solicitan la revisi¨®n de la historia. Y se celebra entonces un juicio en el que, asumi¨¦ndose responsables de lo que hicieron, no se declaran culpables porque justifican su decisi¨®n.
P. ?Y c¨®mo termina el juicio?
R. Bueno, la obra queda abierta.
Babelia
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