El Museo Nacional de R¨ªo lucha por recomponer su colecci¨®n tras el catastr¨®fico incendio de 2018
La inauguraci¨®n de la fachada principal es el primer hito de un tortuoso camino de restauraci¨®n que deber¨ªa terminar en 2027
Las llamas que el 2 de septiembre de 2018 consumieron el Museo Nacional de Ciencias Naturales R¨ªo de Janeiro dejaron un paisaje de cenizas y devastaci¨®n que cuatro a?os despu¨¦s empieza a quedar atr¨¢s. La restauraci¨®n de la fachada principal del antiguo palacio donde vivi¨® la familia real portuguesa es el primer hito de un tortuoso camino que tiene en la recomposici¨®n de la colecci¨®n el principal desaf¨ªo.
El colosal incendio de hace cuatro a?os no dej¨® pr¨¢cticamente nada. Se salvaron las fachadas, las paredes internas y poco m¨¢s. Desaparecieron para siempre decenas de momias egipcias, esqueletos de animales, una valiosa colecci¨®n de etnograf¨ªa ind¨ªgena¡ Eran 20 millones de objetos y se perdi¨® el 85%. Ahora el objetivo es conseguir 10.000 piezas para exponerlas en el nuevo museo, que se espera que est¨¦ listo en el a?o 2027.
¡°Ya hemos conseguido 1.000, pero a¨²n nos faltan 9.000 objetos¡±, explicaba este viernes el director del museo, Alexander Kellner, que lleva meses moviendo hilos en busca de donaciones. ¡°Todos tenemos que merecer la nueva colecci¨®n¡±, dec¨ªa entre los andamios del edificio en obras, remarcando que el mundo tiene que sentir confianza en el nuevo proyecto y tener la seguridad de que la tragedia no se repetir¨¢.
De momento, las donaciones son t¨ªmidas y a peque?a escala. Un diplom¨¢tico jubilado don¨® su colecci¨®n de arte grecorromana, y un investigador, m¨¢s de 200 piezas de arte africano. El cantante Nando Reis aport¨® la colecci¨®n de moluscos de su padre. Alemania regal¨® el esqueleto de una ballena de 25 metros, y la multinacional minera Vale, una colecci¨®n de minerales de gran tama?o. La donaci¨®n de m¨¢s envergadura hasta la fecha proviene del museo Joanneum de Graz (Austria): varios tocados de plumas, armas y adornos de los ind¨ªgenas brasile?os Kayap¨®, Asurini y Aararas.
Para dar un impulso a la recuperaci¨®n de la colecci¨®n, el museo lanz¨® una web (recompoe.mn.ufrj) que funciona pr¨¢cticamente como una lista de deseos. Se detallan los cuatro circuitos que tendr¨¢ el museo (uno hist¨®rico, dos m¨¢s centrados en las ciencias naturales y otro dedicado a la diversidad cultural) y a grandes rasgos se explican las piezas que buscan para cada uno de ellos. Por el momento no hay presupuesto suficiente para compras.
En el futuro museo tambi¨¦n estar¨¢n algunas de las piezas que lograron recuperarse de los escombros, como el cr¨¢neo de Luzia (el f¨®sil humano m¨¢s antiguo de Am¨¦rica del Sur, de 13.000 a?os de antig¨¹edad) o el meteorito Bendeg¨®, que resisti¨® al fuego y permaneci¨® pr¨¢cticamente intacto. Convertido en s¨ªmbolo de resistencia, el meteorito estar¨¢ expuesto en los pr¨®ximos d¨ªas en el hall del museo, donde las puertas verdes reci¨¦n restauradas contrastan con las paredes chamuscadas del interior.
Dentro del museo est¨¢ pr¨¢cticamente todo por hacer, pero la fachada ya est¨¢ reluciente tras una restauraci¨®n supervisada por la Unesco en la que se han gastado 23 millones de reales (4,4 millones de d¨®lares), financiados sobre todo por patrocinadores privados.
Adem¨¢s de recuperar la pintura y los elementos decorativos originales se restauraron las 30 estatuas de m¨¢rmol de Carrara que coronaban el edificio representando a divinidades del Olimpo. En su lugar se colocaron r¨¦plicas, porque las originales quedaron muy debilitadas tras el incendio. A partir de ahora se empezar¨¢ a trabajar en las partes internas y en el proyecto museogr¨¢fico. Al menos una de las grandes salas se dejar¨¢ con el ladrillo a la vista y las vigas retorcidas por el calor, como recuerdo del horror de aquella noche de septiembre.
La inauguraci¨®n de la fachada principal se produce justo cuatro a?os despu¨¦s del incendio y 200 a?os despu¨¦s de que la emperatriz austriaca Leopoldina firmara los documentos que precipitar¨ªan la independencia de Brasil d¨ªas m¨¢s tarde. Antes de residencia real, el edificio era la mansi¨®n del traficante de esclavos Elias Antonio Lopes, que se la regal¨® al entonces pr¨ªncipe regente don Jo?o VI cuando la corte portuguesa desembarc¨® en R¨ªo de Janeiro en 1808.
Aunque estaba dedicado sobre todo a las ciencias naturales, el antiguo museo tambi¨¦n contaba la densa historia del edificio con valiosos objetos hist¨®ricos que tambi¨¦n fueron pasto de las llamas y para los que es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil encontrar un equivalente m¨¢s o menos a la altura. ¡°En la parte hist¨®rica podr¨ªamos tener enormes ayudas, tanto de Portugal como de la familia imperial. Estamos conversando sobre eso, pero hay que esperar un poco¡±, dice el director. Los descendientes de la familia real que viven en Brasil gestionan el Museo Imperial de Petr¨®polis, el antiguo palacio de veraneo situado en la sierra a las afueras de R¨ªo, pero de momento no han hecho ninguna donaci¨®n.
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