¡®El acusado¡¯: gran pel¨ªcula francesa que ilustra (o refuta) la necesidad de la ¡®ley del solo s¨ª es s¨ª¡¯
Un filme repleto de aristas legales y morales que convierten a sus protagonistas en seres humanos cargados de contradicciones
La pel¨ªcula se estren¨® en el festival de Venecia de 2021, hace justo un a?o, pero llega a los cines espa?oles en el momento justo: coincidiendo con la aprobaci¨®n de la llamada ley del solo s¨ª es s¨ª, que consagra el consentimiento como eje del tratamiento de la violencia sexual. De hecho, la francesa El acusado, historia de enorme complejidad, repleta de aristas legales y morales que convierten a sus protagonistas en seres humanos cargados de contradicciones y a su trama en el perfecto dibujo de la a veces difusa l¨ªnea que no acaba de diferenciar lo (i)legal y lo (in)moral, podr¨ªa servir para que los distintos extremos en torno a la ley se reafirmen en sus convicciones.
Para unos, el relato de Yvan Attal, director y escritor franc¨¦s (tambi¨¦n actor, aunque aqu¨ª no lo sea), ser¨¢ el vivo ejemplo en el que apoyarse para reclamar o confirmar la necesidad de una ley como la espa?ola. Para otros, en cambio, quiz¨¢ pueda ser el paradigma de que, pese a su promulgaci¨®n, a¨²n existir¨¢n casos en los que la llamada ¡°zona gris¡± de la culpabilidad y de la inocencia, de los actos de v¨ªctima y verdugo, sea particularmente irresoluble. Y todo esto, rebosante de ambig¨¹edad, habla muy bien del trabajo de Attal como artista apegado a su tiempo.
Las mejores pel¨ªculas sociales no son las que confirman nuestros ideales por medio de estrategias narrativas, de personajes y de actitudes, que desemboquen en la respuesta f¨¢cil con respecto a los temas m¨¢s dif¨ªciles. Las mejores pel¨ªculas son las que nos enfrentan a nuestras propias convicciones, sean las que sean, haci¨¦ndonos al menos dudar de ellas con un relato adulto, complejo y gris, inmerso, como en este caso, en un mundo de sexo en libertad. Y aqu¨ª hablamos, exclusivamente, de cine.
Los esquinazos de El acusado, basada en una novela de Karine Tuil, no son pocos: joven de 22 a?os, de familia de clase alta, estudiante de ingenier¨ªa en la universidad estadounidense de Stanford, viola presuntamente a la hija del novio de su madre divorciada, de 17 a?os. La madre, en la cincuentena de edad, es ensayista especializada en temas de g¨¦nero; el padre, poderoso periodista y estrella de la televisi¨®n, a¨²n anda llev¨¢ndose a las becarias a la cama a pesar de su edad al borde de la jubilaci¨®n. ?Cu¨¢les son entonces los referentes del joven violador? El arribismo, el arrepentimiento, el deseo, la culpa, la humillaci¨®n, el clasismo, la arrogancia y el impulso est¨¢n presentes en el caso y en el interior de los personajes. Tambi¨¦n el dolor de unos padres, y la incomprensi¨®n, ya que no creen, o no quieren creer, que su hijo haya hecho lo que ha hecho. Enfrente, una joven a¨²n menor de edad y las acusaciones de la polic¨ªa y los jueces.
?l es un ni?o de pap¨¢ insolente, imb¨¦cil y vanidoso. Pero, ?eso le convierte en un violador? Ella, como se demuestra en el juicio, ha fantaseado en el pasado con la cultura del victimismo y con la (falsa) solidaridad de g¨¦nero. Pero, ?eso la convierte en una mentirosa respecto al hecho concreto que se juzga?
La pel¨ªcula, siempre interesant¨ªsima, se estructura de un modo formidable: presentaci¨®n de personajes con actos de demoledora ambig¨¹edad que reafirman la complejidad de los seres humanos; elipsis que evita el hecho juzgado para que cada espectador se vaya alineando; interrogatorios policiales de ¨¦l y de ella (dur¨ªsimo); examen ginecol¨®gico; consecuencias para la v¨ªctima y para el verdugo; nueva elipsis de 30 meses hasta el juicio; y proceso (de nuevo, arduo para ella), intercalado con flashbacks de la noche de autos, pero solo de sus proleg¨®menos, no del acto en s¨ª. No hay respuestas para el espectador, salvo las que se haya querido formar. ?Lo hizo bajo coacci¨®n sabiendo que la chica no hab¨ªa otorgado su consentimiento? ?Qu¨¦ papel juegan las presiones del poder? ?Puede ser el arraigado desprecio a la mujer un aspecto peor incluso que la propia violencia? La fina l¨ªnea que separa lo legal de lo moral, en una pel¨ªcula magn¨ªfica en la que, para rematar los conflictos, Ben Attal, hijo del director, interpreta al acusado, y Charlotte Gainsbourg, esposa del autor y progenitora del joven, es tambi¨¦n su madre en la ficci¨®n.
EL ACUSADO
Dirección: Yvan Attal.
Intérpretes: Ben Attal, Suzanne Jouannet, Charlotte Gainsbourg, Pierre Arditi.
Género: drama. Francia, 2021.
Duración: 138 minutos.
Estreno: 9 de septiembre.
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