La ciudad romana Flavia Sabora emerge de un campo de cereal en M¨¢laga
Cient¨ªficos de la Universidad de C¨¢diz localizan el municipio perdido gracias al georradar que ha documentado trazas de calles, unas termas y otros edificios
Caius Cornelius Severus y Marcus Septimius Severus atravesaron los m¨¢s de 2.300 kil¨®metros que van desde la actual provincia de M¨¢laga a Roma para reunirse con el emperador Vespasiano. Llegaron en agosto del a?o 77 y, apenas tres d¨ªas despu¨¦s, consiguieron una audiencia para hacer dos peticiones. El que fuese uno de los hombres m¨¢s poderosos del momento acept¨® su petici¨®n de trasladar su villa, Sabora, a otro terreno cercano m¨¢s f¨¦rtil y les neg¨® recaudar sus propios tributos. A cambio, la nueva ciudad deb¨ªa pasar a llamarse Flavia Sabora, en honor a su casa din¨¢stica. Hoy sabemos los entresijos de ese encuentro porque acab¨® grabado en un bronce que resisti¨® hasta el siglo XVIII. Peor destino tuvo la nueva urbe, perdida en la noche de los tiempos. Hasta ahora que, por fin, ha aparecido bajo un campo de cereal en Ca?ete La Real, una localidad malague?a empe?ada desde hace a?os en despejar el enigma de ese lapso oculto de su historia.
Cient¨ªficos de la Unidad de Geodetecci¨®n de la Universidad de C¨¢diz (UCA) han conseguido localizar el trazado de aparentes calles, espacios p¨²blicos y e incluso un espacio termal o ninfeo en El Carrascal, una zona r¨²stica de cultivos a las afueras de Ca?ete. A trav¨¦s del empleo de vuelos de dron, pasadas de georradar y el procesamiento de datos con software ¡ªconocidos como arqueolog¨ªa no invasiva¡ª han conseguido escanear el subsuelo en un ¨¢rea de m¨¢s de dos hect¨¢reas en el que aparece todo el trazado de una posible ciudad. ¡°Es mucho para una villa y poco para el concepto de gran ciudad cl¨¢sica romana. Encaja m¨¢s con el concepto de small town, un centro c¨ªvico, religioso y administrativo que daba servicio a un ¨¢rea rural mayor¡±, explica el profesor de Historia Antigua y jefe de la Unidad, L¨¢zaro Lag¨®stena, especializado desde hace d¨¦cadas en el estudio del paisaje y las zonas rurales del pasado.
El equipo de Lag¨®stena ha sido capaz de documentar en una ladera entre dos parcelas restos de calles organizados en la disposici¨®n cl¨¢sica romana de cardo-decumano, zonas de ¨ªnsulas con posibles restos de pavimentos ¡ª¡±probablemente sean mosaicos¡±, apunta el experto¡ª, un ¨¢bside t¨ªpico de un espacio termal e incluso restos de cuatro hornacinas que podr¨ªan encajar con la tipolog¨ªa de un ninfeo, un lugar cultual ligado al agua. Al profesor todas esas l¨ªneas que traza el georradar le encajan directamente con la planta de ¡°un centro administrativo de ¨¦poca flavia¡±, un periodo que comprende del 69 al 96 despu¨¦s de Cristo. Y es ah¨ª donde radica uno de los mayores valores del hallazgo: ¡°Es una ciudad levantada en una ¨²nica fase, por lo que es ideal para poder estudiar el urbanismo de ese periodo¡±.
El equipo de la UCA ¡ªconocido ya por sus hallazgos en Hasta Regia (Jerez) o en el puerto p¨²nico de Do?a Blanca (El Puerto de Santa Mar¨ªa)¡ª desembarc¨® gracias al hallazgo casual hace dos a?os de Antonio Aranda, un investigador y vecino de Ca?ete La Real. ¡°Viendo unas im¨¢genes de sat¨¦lite vio que se dibujaban las plantas de unos edificios¡±, resume Andr¨¦s Mor¨®n, teniente de alcaldesa y concejal de Patrimonio Hist¨®rico de la localidad. El descubrimiento vino a despejar uno de los grandes debates hist¨®ricos de la zona, empe?ado en dar con el desaparecido emplazamiento de la ciudad romana con distintas hip¨®tesis. ¡°El Carrascal es una ubicaci¨®n totalmente diferente a lo que se cre¨ªa¡±, abunda Mor¨®n entusiasmado.
Aunque el emplazamiento de Flavia Sabora fuese un enigma, su historia no lo era. El autor latino Plinio (Naturalis Historia) la defin¨ªa en el siglo siglo I como un oppidum (o asentamiento en colina). ¡°Es decir, una poblaci¨®n de origen prerromano, sometida al control y pago de tributos a Roma¡±, como apunta la Unidad de Geodetecci¨®n de la UCA en su informe del hallazgo enviado a la Consejer¨ªa de Cultura. El primer n¨²cleo poblacional estaba en el cerro de Sabora, ubicado junto al actual pueblo de 1.600 habitantes, pero ¡°ah¨ª hace mucho fr¨ªo y hay escasez de agua¡±, argumenta Mor¨®n. Con la seguridad que trajeron los romanos tras su conquista, en la ecuaci¨®n de protecci¨®n y prosperidad, prim¨® la segunda variable, como demostr¨® la petici¨®n de los dos representantes municipales al emperador.
La decisi¨®n favorable de Vespasiano acab¨® redactada en bronce ¡ªcl¨¢sico material en la epigraf¨ªa jur¨ªdica romana¡ª para ser expuesta en alg¨²n lugar visible de la nueva ciudad. Y all¨ª debi¨® quedarse, pese al decaimiento de un municipio que no resisti¨® demasiado en ese emplazamiento, empujada por la propia decadencia de los centros urbanos que comenz¨® a experimentar la B¨¦tica desde mediados del siglo II. ¡°La vida de Flavia Sabora fue apenas dos o tres generaciones. Le pill¨® la degradaci¨®n de las ciudades. El n¨²cleo se traslad¨® al tiempo al cerro en el periodo isl¨¢mico y luego pas¨® a la ubicaci¨®n actual de Ca?ete¡±, resume Lag¨®stena.
Engullida por el abandono, las referencias a Flavia Sabora podr¨ªan haberse diluido a¨²n m¨¢s, si no fuese porque un labrador localiz¨®, entre 1517 y 1551, la placa de bronce que relata la historia de su refundaci¨®n. La pieza acab¨® en la corte de Carlos V y all¨ª permaneci¨® hasta que desapareci¨® en el siglo XVIII, probablemente engullida por las llamas en el incendio del Alc¨¢zar de Madrid de 1734. Aunque para cuando eso ocurri¨®, el texto ya era conocido y se hab¨ªa podido transcribir. El descubrimiento del georradar ubica al fin la zona concreta de la que sali¨® el bronce y abre nuevos escenarios de investigaci¨®n. ¡°La siguiente fase ser¨ªa analizar espacio por espacio, buscar paralelismos en otras ciudades de la misma ¨¦poca¡±, apunta Lag¨®stena.
Mientras llega o no esa fase ¡ªcondicionada a su selecci¨®n como proyecto de investigaci¨®n por la Junta de Andaluc¨ªa¡ª, en Ca?ete La Real est¨¢n empe?ados en no volver a dejar perder su pasado romano. Mor¨®n asegura estar ya movi¨¦ndose para animar a la Junta de Andaluc¨ªa a incoar un expediente de protecci¨®n del yacimiento como Bien de Inter¨¦s Cultural y blindar as¨ª la zona a posibles expoliadores. Paralelamente, el concejal apunta la intenci¨®n municipal de ¡°querer comprar los terrenos a los actuales propietarios por un precio justo, antes de que la protecci¨®n deje las tierras con menos valor para ellos¡±, razona Mor¨®n. Luego, quiz¨¢s, vendr¨ªa la excavaci¨®n e interpretaci¨®n para hacer el lugar visitable. Por ahora, lo que es seguro es que Flavia Sabora no se volver¨¢ a perder.
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