Tres tristes casos de censura: dos por acci¨®n, uno por omisi¨®n
En democracia, la programaci¨®n cultural de los centros debe ser absolutamente aut¨®noma del poder pol¨ªtico para asegurar la libertad de expresi¨®n, producci¨®n y creaci¨®n art¨ªstica
En el ¨²ltimo a?o han tenido lugar en la Comunidad de Madrid tres tristes casos de censura, cancelaci¨®n, veto o como lo queramos llamar. Tres casos en los que, por una pura cuesti¨®n de control ideol¨®gico, el p¨²blico no ha podido disfrutar de una creaci¨®n tal y como el autor o autores la hab¨ªan concebido de manera libre.
El primer caso tuvo lugar en septiembre de 2021, en la exposici¨®n Buen gobierno, de la artista Sandra Gamarra, organizada en la Sala Alcal¨¢ 31. Justo antes de su inauguraci¨®n lleg¨® la orden de retirar del principal texto de la sala las palabras ¡°racismo¡± y ¡°restituci¨®n¡±, seg¨²n denunci¨® la propia artista. En esa ocasi¨®n, el Gobierno de la regi¨®n argument¨® que justamente esas dos palabras ¡°no cab¨ªan¡±.
Menos de un a?o despu¨¦s conocimos el caso de censura en los Teatros del Canal de la obra Muero porque no muero, de nuestro premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica Paco Bezerra. El caso quiz¨¢ m¨¢s grave de los tres. En esta ocasi¨®n, la obra tambi¨¦n fue retirada de la programaci¨®n que entreg¨® la directora art¨ªstica, Blanca Li, a sus responsables pol¨ªticos justo cinco d¨ªas antes de su presentaci¨®n p¨²blica. Un hecho que m¨¢s tarde fue aplaudido por Vox en el parlamento madrile?o.
En esta ocasi¨®n, la Consejer¨ªa de Cultura, Turismo y Deporte tambi¨¦n normaliz¨® la situaci¨®n, argumentando que hab¨ªan tomado la decisi¨®n entre los responsables pol¨ªticos ¡ªsin contar con la directora art¨ªstica¡ª, ¡°por razones presupuestarias¡±. Normalizaban de esta manera que los responsables pol¨ªticos tienen mano libre para decidir sobre la programaci¨®n art¨ªstica de un teatro y justificaban una pr¨¢ctica de injerencia pol¨ªtica que no es ni lo habitual ni lo deseable en los pa¨ªses de nuestro entorno. Y no lo es porque, en democracia, la programaci¨®n cultural de los centros debe ser absolutamente aut¨®noma del poder pol¨ªtico, precisamente para asegurar la libertad de expresi¨®n, producci¨®n y creaci¨®n art¨ªstica que mandata nuestra Constituci¨®n, y que la cultura no sea propaganda.
?Se imaginan ustedes que la programaci¨®n del Museo Reina Sof¨ªa tuviera que ser aprobada por el ministro de Cultura y su equipo? ?Y que este pudiera recortar a su antojo las exposiciones m¨¢s controvertidas? Ser¨ªa un esc¨¢ndalo may¨²sculo. Los Teatros del Canal merecen la misma autonom¨ªa del poder pol¨ªtico.
Tras estas dos claras injerencias, acabamos de conocer otro caso de veto. En esta ocasi¨®n a la editorial La u?a rota, que hab¨ªa propuesto un debate con Paco Bezerra sobre, precisamente, la obra Muero porque no muero en la Biblioteca regional Joaqu¨ªn Leguina durante el Festival E?e. Una propuesta que primero fue retocada por el director t¨¦cnico, al pedir la retirada de la palabra ¡°pol¨¦mica¡± del t¨ªtulo, y que al poco tiempo fue retirada de la biblioteca regional por razones de ¡°paridad de g¨¦nero¡±.
En el pleno de la Asamblea, la consejera de Cultura ha afirmado que ella no ha tenido nada que ver con este caso. Y es posible que no haya existido una injerencia directa, como en las anteriores ocasiones. Mi reflexi¨®n es que el Gobierno de la regi¨®n, aupado por Vox, ha conseguido crear tal clima de cancelaci¨®n y miedo a la libertad de expresi¨®n, que ahora la censura campa a sus anchas en Madrid. Es como el agua cuando se filtra en un edificio. Nunca sabes por d¨®nde va a salir y es muy dif¨ªcil controlarlo, a menos que tomes medidas dr¨¢sticas en el origen.
Lo cierto tambi¨¦n es que al Gobierno de Madrid ni se le ha pasado por la cabeza que el mandato constitucional de ¡°reconocimiento y protecci¨®n de la producci¨®n y creaci¨®n literaria y art¨ªstica¡± supone no solamente la obligaci¨®n de las Administraciones p¨²blicas a no ejercer la censura, sino que, all¨¢ donde vieran que esta se ejerce, tambi¨¦n tienen la obligaci¨®n de intervenir.
Es decir, que es posible que alguien ¡ªque no sea un cargo pol¨ªtico¡ª, haya decidido que, para evitar pol¨¦micas, era mejor evitar que Paco Bezerra hablase con libertad de su obra Muero porque no muero en la biblioteca regional. Pero es que, en ese caso, desde la Consejer¨ªa deber¨ªan haberse personado para salvaguardar la libertad de expresi¨®n de este autor que est¨¢ siendo vulnerada una y otra vez. Lamentablemente, no ha sido el caso.
Estamos, pues, ante tres casos de censura, dos por acci¨®n y uno por omisi¨®n. Por ello, antes de que sigamos normalizando lo que no es normal, es urgente que el Gobierno de la Comunidad de Madrid rectifique y ponga en marcha medidas concretas que fomenten la autonom¨ªa de sus centros y que protejan la libertad de creaci¨®n y producci¨®n art¨ªstica en todos los ¨¢mbitos de la regi¨®n.
Babelia
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