La marca de la familia Trump es alargada en el cineasta James Gray
El director neoyorquino cuenta en ¡®Armageddon Time¡¯ su infancia con unos padres infelices y en un colegio privado administrado por la familia del expresidente de los EE UU
Tras una pel¨ªcula en la selva (Z, la ciudad perdida) y otra en el espacio (Ad Astra), a James Gray (Nueva York, 53 a?os) el cuerpo y el esp¨ªritu le ped¨ªan volver, en su octavo largometraje, a su ciudad natal. ¡°Por culpa de la primera me pas¨¦ cuatro meses metido en la jungla¡±, recuerda acomodado en una silla en la Filmoteca Espa?ola, en Madrid, donde esta semana se proyecta un ciclo con su filmograf¨ªa. ¡°La segunda... bueno, los problemas de la segunda no fueron f¨ªsicos¡±, sonr¨ªe melanc¨®lico: el montaje final, con una voz en off, no era el suyo. ¡°Ten¨ªa que recuperar el placer de hacer cine¡±, resume. Y para ello nada mejor que su propia infancia, la de un chico jud¨ªo de Queens, de familia de inmigrantes, feliz en su colegio p¨²blico y algo gamberro, al que su padre, un tipo hura?o que amargaba la existencia a su esposa, mete en una instituci¨®n educativa privada, la escuela Kew-Forest, administrada por la familia Trump en plena era Reagan. Un cortocircuito mental en un chaval que encaraba la adolescencia con andamiaje emocional y pol¨ªtico que de repente salta por los aires. De eso va Armageddon Time que, despu¨¦s de estrenarse en el festival de Cannes, llega a las salas comerciales espa?olas este pr¨®ximo viernes 18.
Por primera vez, Gray se lanza a contar una historia en la que el p¨²blico tiene informaci¨®n previa valios¨ªsima. ¡°Es cierto que en los ochenta para m¨ª los Trump no eran nadie... salvo por el colegio, y por c¨®mo me conmocion¨® la charla que nos dio a los alumnos Maryanne Trump [la hermana del expresidente]. No pude encontrar ninguna grabaci¨®n de aquel discurso, as¨ª que la reconstru¨ª de memoria¡±, confiesa. ¡°Es tan extra?a la inmensa influencia de esa familia en mi pa¨ªs, que ten¨ªa que mostrarlo... En fin, pasadas las elecciones de medio mandato, parece que Armageddon Time posee todav¨ªa m¨¢s relevancia, porque hay que seguir luchando contra el racismo y el antisemitismo. Para m¨ª, la pel¨ªcula es una historia de fantasmas, construida con los ecos de mi pasado, es decir, hecha desde cierta nostalgia. Y es cierto, hoy sabemos cosas que le dan otra lectura a la trama. Rob¨¦ la idea de Amarcord, de Fellini, cuando salen jubilosos a gritar ¡®?Duce, Duce!¡¯, entre risas; mientras que Fellini y nosotros como espectadores conocemos que despu¨¦s no llegaron precisamente risas¡±.
Un poco al estilo La cinta blanca, de Haneke: los ni?os que hacen barbaridades son los nazis del futuro. ¡°El tiempo a veces juega a favor de las obras y en otras ocasiones es cainita. Mira, a Claude Monet le invitaron a ver una exposici¨®n con obras de varios pintores, liderada por Boussoud, y en vez de alabar a este, se fij¨® en un cuadro de un tipo poco conocido, Vincent van Gogh. Pues eso, ?qui¨¦n se acuerda ahora de Boussod? Para entender la relevancia de una pel¨ªcula necesitamos al menos que pase una d¨¦cada desde su estreno¡±, insiste.
Armageddon Time supone volver a su familia, a sus reflexiones sobre la inmigraci¨®n, a un Nueva York que en su cine es tan padre seco y r¨ªgido como madre cari?osa y acogedora. ¡°Que es exactamente lo que pasaba en mi casa. Yo tampoco ayudaba, era... movido¡±. En una entrevista en Estados Unidos, Gray confesaba que ten¨ªa que haber sido m¨¢s duro en alg¨²n momento como ni?o y como cineasta. ¡°Deber¨ªa de haberme opuesto con m¨¢s fuerza al bullying a mis amigos del barrio, haber defendido a mi colega negro frente a los chulos del colegio privado... Pero yo quer¨ªa ser aceptado por ellos, y como cr¨ªo no ten¨ªa herramientas emocionales¡±, cabecea. ¡°Ni siquiera me sent¨ª culpable. La vida es jodida para todos, y en muchos momentos encaramos acontecimientos para los que no estamos preparados. Hoy espero tener m¨¢s coraje... O lo mismo la vuelvo a cagar. Ahora mismo estoy enganchado a la lectura de libros sobre guerras, especialmente las dos mundiales, y nadie sabe qui¨¦n se va a comportar como un h¨¦roe en la batalla. Es impredecible¡±. ?Y como director? ¡°Bueno, la respuesta es la pel¨ªcula misma¡±.
Una monta?a rusa vital
Otra constante en la carrera de Gray ha sido la descripci¨®n de peque?os detalles o decisiones que alteran radicalmente los rumbos vitales. En su propio caso, y por tanto en el ni?o de Armageddon Time, pas¨® de ser el rey de un colegio p¨²blico a basura en el privado. ¡°?Es tan f¨¢cil juzgar los personajes de una pel¨ªcula y acotarlos a buenos o malos, morales o amorales! Efectivamente, en la vida jam¨¢s es as¨ª¡±, arranca con su voz profunda y su estilo narrativo did¨¢ctico. A Gray le gusta hablar como si pensara en voz alta. ¡°Volviendo a aquellos a?os ochenta, vivimos un crecimiento econ¨®mico que separ¨® a¨²n m¨¢s a las clases sociales, que impuls¨® a que menos de un 10% de la poblaci¨®n se quedara con casi toda la riqueza. El mundo se convirti¨® en una batalla para quienes conformamos ese otro 90%. Y las decisiones de esa gente no pueden ser juzgadas, en su lucha por sobrevivir, de manera simplista¡±.
?l mismo, asegura, ha cambiado. ¡°Cuando era cr¨ªo, mi objetivo era ser rico. A los 20 ya me di cuenta de que no iba a ser posible, porque ya estaba con el cine, pero ansiaba ser un gran director. A mitad de la treintena ya sab¨ªa que no ser¨ªa de los grandes, y ahora lo ¨²nico que espero es hacer mis filmes lo mejor posible y que sean relevantes para alguien... Adem¨¢s, el cine es una mezcla de arte e industria. Yo he tendido al de autor, y el equilibrio es precario¡±. Y eso que de ni?o, Gray era fan de la ciencia-ficci¨®n y de todo lo que oliera a espacio: en la vida real, su amigo y ¨¦l no robaron ordenadores en su colegio como se cuenta en pantalla, sino que intentaron hurtar dos planos de la nave espacial Enterprise, de Star Trek, que costaban cada uno 50 d¨®lares. ¡°Nos pillaron. No llegamos ni a salir por la puerta de la tienda¡±.
Cuando en 2019 promocionaba Ad Astra, el neoyorquino hablaba mucho de Joseph Campbell y su El hombre de las mil caras, como el libro que construy¨® el concepto del h¨¦roe y del viaje inici¨¢tico que atraviesan los protagonistas de los mitos, y menos de Edipo, aun estando muy presente en aquella exploraci¨®n especial protagonizada por Brad Pitt. ¡°Ya habr¨¢ tiempo para Edipo¡±, dec¨ªa. Armageddon Time es la coda a aquella frase. ¡°Necesitamos la fantas¨ªa, siempre querremos esos h¨¦roes campbellianos, pero no puedes creer que la vida es as¨ª. Es de imb¨¦ciles... En cuanto a Edipo...¡±, para y echa a re¨ªr. ¡°D¨¦jame contarte una historia. Mi esposa se fue a Canad¨¢ con mis dos hijos mayores, y yo me qued¨¦ con el peque?o, de entonces nueve a?os. Le dije que pod¨ªamos hacer ese d¨ªa todo lo que quisiera. Pidi¨® comer dumplings en Huntington Gardens [el jard¨ªn bot¨¢nico de Pasadena, los Gray viven en Los ?ngeles], volver a casa a cenar pollo al lim¨®n, luego vimos Hasta que lleg¨® su hora, de Sergio Leone. Y en la cama le cont¨¦ la mejor historia para dormir que jam¨¢s he inventado. Un rayo entr¨® por la ventana, le ilumin¨®, parec¨ªa un ¨¢ngel. Jam¨¢s he sentido un amor tan tierno. El d¨ªa hab¨ªa sido perfecto. Le arrop¨¦, le bes¨¦: ¡®Te quiero, Rafael¡¯. Y ¨¦l me respondi¨®: ¡°Jam¨¢s te matar¨¦, pap¨¢¡±.
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