La subasta de la colecci¨®n de objetos personales de Joan Didion reafirma la condici¨®n de icono de la escritora
Una galer¨ªa neoyorquina vende medio centenar de obras de arte, libros y art¨ªculos dom¨¦sticos de la autora por sumas mucho m¨¢s elevadas de lo previsto

Dos objetos cotidianos, una colcha de patchwork y una mesita auxiliar de caoba estilo Regencia, encierran pr¨¢cticamente el universo de la escritora Joan Didion. La primera cubr¨ªa la cama de su hija Quintana Roo en el apartamento donde viv¨ªan en Manhattan, y sobre la segunda se desplom¨® muerto su esposo, el tambi¨¦n escritor John Gregory Dunne. La mesa desempe?a un papel esencial, m¨¢s all¨¢ del puro atrezzo, en El a?o del pensamiento m¨¢gico, el libro que la autora estadounidense, fallecida en diciembre pasado en Nueva York, escribi¨® sobre la muerte de su marido, en 2003.
La colcha y la mesa forman parte de la subasta de objetos personales de Didion, una fascinante mezcla de obras de arte, literatura y memorabilia en la que caben desde cazuelas y caracolas marinas a gafas de sol con montura de falso carey, tres lotes de cuadernos de notas sin usar, cajitas de polvos de maquillaje franceses para guardar clips y un sinf¨ªn de admin¨ªculos de la actividad creativa de Didion, finalista del premio Pulitzer con la obra citada, la m¨¢s conocida de las suyas y su presentaci¨®n a los lectores en castellano. La recaudaci¨®n de la subasta, que no incluye los fondos del archivo conjunto del matrimonio, se destinar¨¢ a financiar la atenci¨®n y la investigaci¨®n del Parkinson y otras enfermedades neurol¨®gicas en la universidad de Columbia y a una beca de escritura para mujeres en Sacramento (California). Didion muri¨® a los 87 a?os, por complicaciones del Parkinson que padec¨ªa.
El valor intr¨ªnseco de los objetos se mezcla con la impronta vital de su due?a, lo que multiplic¨® la evaluaci¨®n inicial de los mismos realizada por la firma de subastas Stair Galleries, ubicada en un buc¨®lico pueblo del Estado de Nueva York, al que durante semanas ha peregrinado una legi¨®n de admiradores y curiosos. Para calcular el precio de salida, los galeristas compararon los objetos con otros semejantes en el circuito de subastas y segunda mano, y as¨ª, por ejemplo, fijaron el de la mesa de trabajo de Didion, un sencillo tablero de roble sobre cuatro patas, entre 200 y 500 d¨®lares. En la puja el mueble alcanz¨® los 10.000. El escritorio m¨¢s valioso, empero, es una pieza de ¨¦poca, finamente tallada en roble, nogal y arce rojo y comprada por los padres de Didion a un ebanista de California, que el matrimonio Dunne-Didion traslad¨® a su casa de Nueva York -la familia tuvo una existencia de ida y vuelta, entre Los ?ngeles y Manhattan- y que se convirti¨® en una de las piezas m¨¢s caras de la subasta, 60.000.
La puja se ha realizado virtualmente, durante varios d¨ªas. El cat¨¢logo, titulado Un icono americano: objetos de la colecci¨®n de Joan Didion, se compon¨ªa de 224 lotes, algunos con precios rid¨ªculos para lo que se espera habitualmente de una subasta: candelabros de plata labrada por 200 d¨®lares, por ejemplo; objetos de escritorio por 40. Adem¨¢s de abundante menaje (cuberter¨ªas, vajillas, espejos, cojines y un surtido de fabulosas cazuelas Creuset, lo que remite a una de sus grandes aficiones, la culinaria), los libros, muchos de ellos con su firma en la hoja de guarda, ocupaban un lugar preeminente en la colecci¨®n. Agrupados tem¨¢ticamente, sus t¨ªtulos arrojan luz sobre los intereses de la Didion periodista: abundan los temas de pol¨ªtica y actualidad, de la guerra de Vietnam a la de Irak, o la civil de El Salvador, que cubri¨® como reportera. No faltan los grandes autores de la literatura norteamericana, como tampoco una amplia colecci¨®n de recetarios de cocina. Las m¨¢s cotizadas fueron distintas ediciones de obras de la autora.
El apartado de obras de arte (48 en total, entre pinturas, dibujos y fotograf¨ªas) registr¨® las pujas m¨¢s elevadas. Las piezas m¨¢s caras fueron un dibujo de Cy Twombly, vendido por 50.000 d¨®lares (a partir de un precio de salida de 5.000-7.000) y un cuadro de Rauschenberg igualmente revalorizado: con una estimaci¨®n inicial de 1.000 d¨®lares, se remat¨® por 27.000. Un grabado de Bruce Nauman bati¨® todos los r¨¦cords: de los 200 d¨®lares iniciales, hasta 32.500. Las obras de arte pertenecen todas a autores contempor¨¢neos, de Richard Serra o Edward Ruscha a Richard Diebenkorn (85.000 d¨®lares por un cuadro suyo, la obra m¨¢s cara).
La colcha que arropaba los sue?os de Quintana Roo se subast¨® por 8.000 d¨®lares, a partir de los 500 iniciales, y la mesa sobre la que cay¨® desplomado su padre, solo 4.250, ligeramente por encima de su precio de salida, como si a¨²n proyectara el mal ag¨¹ero. Una fotograf¨ªa de madre e hija hecha por Annie Leibovitz lleg¨® a los 18.000, mientras que un ic¨®nico retrato en blanco y negro de la escritora, vestida de negro como una existencialista y con ese flequillo suyo tan franc¨¦s, se qued¨® en 12.000. Una imagen indisoluble de sus sempiternas gafas de sol, tan chic y a la vez tan impostadas -la montura es de falso carey-, que se remataron por 27.000 d¨®lares. En vida, Didion subast¨® dos pares de gafas de sol para financiar el rodaje de un documental.
Quintana Roo, ¨²nica hija del matrimonio, cay¨® gravemente enferma en 2003 y su padre, a quien s¨®lo sobrevivi¨® dos a?os, muri¨® pocos d¨ªas despu¨¦s de conocer el diagn¨®stico. Tras escribir El a?o del pensamiento m¨¢gico sobre la muerte del esposo, Didion dedic¨® Noches azules a la p¨¦rdida de su hija, que hab¨ªa sido adoptada de beb¨¦, convirti¨¦ndose su obra en un ejercicio de lucidez exacerbada por el dolor y la ausencia mientras su presencia p¨²blica se apagaba. Autora de culto, tras ganar un concurso de redacci¨®n en la revista Vogue en los a?os cincuenta, su carrera se prolong¨® durante m¨¢s de cinco d¨¦cadas en las que escribi¨® ensayos, autobiograf¨ªa y ficci¨®n, as¨ª como guiones. Precursora del nuevo periodismo, aunque en parte opacada por sus colegas varones por su condici¨®n de mujer; cronista del movimiento hippy, fue tambi¨¦n de las primeras voces que cuestionaron el proceso judicial del caso de los Cinco de Central Park, los cinco ni?os negros y latinos de Nueva York condenados por un crimen que no cometieron.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.