Ulrich Seidl acusa a ¡®Der Spiegel¡¯ de inventarse los maltratos infantiles en su rodaje de ¡®Sparta¡¯
El cineasta presenta en el festival de Gij¨®n su drama sobre un ped¨®filo y se defiende del ataque del semanario alem¨¢n: ¡°No hab¨ªa nada porque no pas¨® nada. Hoy siento ira¡±
A Ulrich Seidl (Viena, 69 a?os) siempre le ha gustado levantar alfombras y atisbar lo que sus compatriotas, y en general el resto del continente, esconden lejos de miradas reprobatorias. Para el cineasta, bajo la Europa del bienestar hay un barrizal. De deseo y soledad. Por ah¨ª transitaban los documentales En el s¨®tano (2014), que indaga en las turbias aficiones que disfrutan los austriacos en el subsuelo de sus casas, o Safari (2016), sobre los crueles viajes cineg¨¦ticos de ricos austriacos a ?frica. En su cine de ficci¨®n, su trilog¨ªa Para¨ªso (Fe, Esperanza y Amor) (2013) e Import / Export (2007) confrontaban al p¨²blico con temas casi tab¨²es como turismo sexual o el maltrato a los inmigrantes. Por esta senda caminaba Wicked Games, un filme rodado antes de la pandemia que ha acabado dividido y estrenado en 2022 en dos partes, sobre dos hermanos austriacos que viven en el exilio: en Rimini el mayor malvive, en la ciudad italiana que le da nombre al filme, de los restos de una pasada fama como cantante mel¨®dico; en Sparta, el peque?o, ingeniero en Rumania, descubre una pulsi¨®n ped¨®fila que decide acallar... montando una escuela infantil gratuita de artes marciales en un pueblo de Transilvania.
Sparta iba a ser uno de los momentos ¨¢lgidos del pasado festival de San Sebasti¨¢n. Hasta que el pasado 2 de septiembre el semanario alem¨¢n Der Spiegel public¨® un reportaje que aseguraba que el cineasta ocult¨® deliberadamente a los padres y a los propios menores que trabajaron con ¨¦l ¡ªactores no profesionales que en el momento del rodaje contaban entre 9 y 16 a?os¡ª que la pel¨ªcula trataba sobre pedofilia y que no les prepar¨® adecuadamente para encarar en el plat¨® violencia y alcoholismo. El festival de Toronto anul¨® r¨¢pidamente la proyecci¨®n de la pel¨ªcula; el certamen de Hamburgo decidi¨® mantener sus sesiones, aunque retir¨® la concesi¨®n de un galard¨®n honor¨ªfico a Seidl. En cambio, el Zinemaldia sigui¨® adelante con la programaci¨®n. ¡°Solo una orden judicial que lo establezca nos llevar¨ªa a suspender una proyecci¨®n programada¡±, cont¨® a EL PA?S su director, Jos¨¦ Luis Rebordinos. Seidl envi¨® un comunicado asegurando que todo era mentira, pero decidi¨® no viajar a Espa?a.
Ahora s¨ª, el vien¨¦s presenta en persona en el 60? Festival Internacional de cine de Gij¨®n Rimini y Sparta (por otro lado, un filme meticulosamente medido, en el que en ning¨²n momento se muestra que los deseos ped¨®filos del protagonista devengan en pederastia, ni aparecen ni?os desnudos aunque s¨ª en calzoncillos), que se estrenar¨¢n en Espa?a en salas y online en la primavera de 2023. Seidl viste de negro, elegante, y pide hablar en alem¨¢n para que no haya dudas en sus frases.
Pregunta. Durante el festival de San Sebasti¨¢n, las autoridades locales rumanas de Satu Mare, la agencia DIICOT que informa al fiscal general de aquel pa¨ªs y la agencia rumana de protecci¨®n del menor abrieron sendas investigaciones sobre su rodaje. Hoy todas est¨¢n cerradas. ?C¨®mo se siente?
Respuesta. Es que no pod¨ªa ser de otra manera. Ya durante el rodaje un medio online rumano aventur¨® algo parecido a lo que invent¨® Der Spiegel, y por la falta de pruebas tuvo que retirar la historia de la web, y pedir perd¨®n. En aquel momento, la polic¨ªa ya visit¨® mi plat¨®: no hab¨ªa nada porque no pas¨® nada. Hoy siento ira.
P. ?Piensa demandar a Der Spiegel?
R. El problema de su reportaje es que todo son fuentes an¨®nimas o de personas que dicen que estuvieron en el rodaje un pu?ado de d¨ªas hace tres a?os. Nadie de Der Spiegel contact¨® conmigo. No puedo pagar a?os de un proceso judicial contra el semanario alem¨¢n. No tengo ese dinero. Todo son especulaciones, es una historia inventada. Si algo hubiese pasado durante aquel rodaje, los ni?os no habr¨ªan vuelto a la filmaci¨®n, los padres me habr¨ªan dicho algo durante todo este tiempo. Nunca pas¨® nada.
P. ?Hab¨ªa psic¨®logos infantiles en el rodaje para ayudar a los ni?os?
R. No, ni eran necesarios. Mi m¨¦todo de trabajo consiste en crear fuertes lazos de confianza con los actores, en este caso con los cr¨ªos y sus familias. Y mi equipo es el de siempre. ?Qu¨¦ iba a hacer un psic¨®logo externo salvo alterar el ambiente?
P. ?La regulaci¨®n laboral rumana no le obligaba a ello?
R. Lo que s¨ª ten¨ªamos en el rodaje eran pedagogas que acompa?aban a los ni?os y una casa al lado del plat¨® solo para ellos, donde jugaban y descansaban. Tambi¨¦n cumplimos escrupulosamente los horarios de trabajo marcados por la ley.
P. No quiero igualar su historia de pedofilia con su rodaje, pero en la pel¨ªcula los progenitores van a buscar a los ni?os al campamento tras d¨ªas de darles igual d¨®nde estaban y solo despu¨¦s de que alguien les llamara la atenci¨®n sobre su desatenci¨®n paternal. Der Spiegel reproduc¨ªa ese esquema en su reportaje sobre el rodaje.
R. Cierto, y lo m¨¢s curioso es que me inspir¨¦ libremente en la historia de un pederasta occidental que se lucr¨® desde Rumania vendiendo por internet fotos de ni?os desnudos, a lo que ni siquiera se atreve el protagonista de Sparta. Al real le condenaron en 2010, le liberaron en 2015. Sospecho que esos periodistas rumanos que ayudaron a Der Spiegel les dijeron a los padres que la pel¨ªcula que hab¨ªan hecho, sin saber qu¨¦ sal¨ªa, acabar¨ªa en sitios pornogr¨¢ficos en internet.
P. En su cine, uno de los motores narrativos es la soledad del ser humano. Los dos hermanos se sienten desamparados aunque vivan rodeados de gente.
R. Esa soledad llega en mis pel¨ªculas despu¨¦s de una b¨²squeda de la felicidad y de una sexualidad plena, una exploraci¨®n que no siempre fructifica para bien.
P. Lo mismo le pasa con las apariencias en su filmograf¨ªa: importa m¨¢s lo que digan que lo que es en realidad.
R. As¨ª vivimos, ?no?
P. El padre de los hermanos, residente en un asilo por sufrir demencia, empieza a recordar viejas pasiones por el nazismo. ?Tiene eso que ver con el comportamiento de sus hijos?
R. No, ni siquiera sabemos mucho m¨¢s de su pasado. Eso lo dejo al p¨²blico, aunque s¨ª creo que convertirlo en causa-efecto ser¨ªa demasiado f¨¢cil, banal.
P. En Sparta es sumamente meticuloso con las acciones de su personaje, con lo que el p¨²blico ve o cree ver. Ese cuidado, ?en qu¨¦ momento nace? ?En guion, en rodaje o en montaje?
Yo hago un cine-espejo. Cada uno ve ah¨ª lo que quiere: ?admito a ese monstruo como algo cercano a m¨ª o lo rechazo porque no tengo nada que ver? Al final, la culpa siempre es del cineasta¡±
R. Necesitar¨ªa una master class. Pero resumiendo, mis pel¨ªculas se transforman durante la filmaci¨®n, porque ruedo cronol¨®gicamente y eso me permite variar la historia; y en montaje a¨²n hago cambios. En ese momento, por ejemplo, fue cuando decid¨ª partir Wicked Games. Ahora he vuelto a remontar una versi¨®n larga porque me la han pedido el canal Arte, otras cadenas de televisi¨®n y algunos festivales.
P. ?Siempre le gust¨® poner nervioso al p¨²blico? Sus pel¨ªculas provocan mucha desaz¨®n.
R. Bueno, yo hago un cine-espejo. Cada uno ve ah¨ª lo que quiere: ?admito a ese monstruo como algo cercano a m¨ª o lo rechazo porque no tengo nada que ver? Al final, la culpa siempre es del cineasta.
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