La resistencia po¨¦tica en Caracas de Rafael Cadenas, premio Cervantes 2022
A sus 92 a?os reniega del bast¨®n y le preocupa el avance del totalitarismo. El poeta venezolano que recibir¨¢ en abril de 2023 el m¨¢ximo galard¨®n literario en Espa?a recuerda desde su casa sus estancias en la Residencia de Estudiantes de Madrid
¡°Dos veces recorrimos Espa?a completa¡±, dice Rafael Cadenas. El plural lo forma con Milena Gonz¨¢lez, su esposa ya fallecida, a la que le debe los viajes o casi todo lo que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de La Boyera, una urbanizaci¨®n de apartamentos en el sureste de Caracas, donde vive hace d¨¦cadas, va al supermercado y compraba peri¨®dicos cuando todav¨ªa circulaban.
Espa?a es un recuerdo recurrente y m¨¢s desde que se supo que el poeta venezolano recibir¨¢ el Premio Cervantes en la ceremonia del 23 de abril de 2023. En varios encuentros en los que ha participado las ¨²ltimas semanas ha agradecido a ese pa¨ªs ¡ªque en 2018 tambi¨¦n le concedi¨® el Reina Sof¨ªa de Poes¨ªa Iberoamericana¡ª y a M¨¦xico ¡ªdonde obtuvo en 2009 el diploma de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara¡ª los premios que le han otorgado y de los que ha podido vivir.
En la cita en su casa, rememora las estancias en la Residencia de Estudiantes de Madrid durante esos viajes. ¡°Ah¨ª estuvieron los poetas del 27¡å, dice, mientras va cosiendo la conversaci¨®n con silencios. ¡°Cuando nos aloj¨¢bamos all¨¢ yo jugaba con la idea de que en el cuarto que nos daban seguramente hab¨ªa dormido Garc¨ªa Lorca o Jorge Guill¨¦n o cualquier otro de la generaci¨®n del 27¡å.
?ngel Gonz¨¢lez, Luis Garc¨ªa Montero y Fernando Savater son parte de las amistades de ese tiempo. Aparece otro recuerdo y se detiene. ¡°Cuando ¨ªbamos, casi siempre estaba encargado de la actividad Luis Mu?oz, amigo de Rafael Alberti, el ¨²nico de esa generaci¨®n que conoc¨ª. Vino en una oportunidad y un amigo me encarg¨® darle la bienvenida. Despu¨¦s Alberti vino varias veces a Venezuela, porque ten¨ªa amigos espa?oles. Los transterrados, como los llam¨¢bamos¡±. Una pausa y se lamenta por el intento fallido de Mariano Pic¨®n Salas de traer a Caracas a Pedro Salinas. ¡°Hubiera sido importante¡±, dice. ¡°Garc¨ªa Lorca llamaba proes¨ªas a los poemas de Pedro Salinas, porque hab¨ªa roto con la rima. Tambi¨¦n soy gran gustador de la buena prosa¡±.
Cadenas, con una obra completa editada por Pre-Textos y una antolog¨ªa de Visor, figura esta semana en las listas de los libros de poes¨ªa m¨¢s vendidos en Espa?a. El efecto del Cervantes tambi¨¦n ha repercutido en que el tel¨¦fono de su casa est¨¦ sonando mucho. El hijastro de Cadenas, Silvio Orta, ha tenido que hacer malabarismos con la agenda de compromisos e invitaciones que ha recibido el poeta nacido el 8 de abril de 1930 en la ciudad de Barquisimeto, donde en alg¨²n momento intent¨® jugar b¨¦isbol y se qued¨® en aficionado.
¡°S¨¦ que un premio de esta categor¨ªa impresiona mucho, pero sigo siendo el mismo¡±, coment¨® ante amigos en la presentaci¨®n en Caracas de una nueva antolog¨ªa publicada el mes pasado por una editorial ecuatoriana. Y los amigos le contestaron con una risa entre aplausos. ¡°Cuando era joven y conoc¨ªa a un escritor o a un poeta, ante ¨¦l me sent¨ªa muy t¨ªmido. Eso es as¨ª. Muchos j¨®venes se me acercan con esa actitud de que est¨¢n ante un maestro. Y yo siempre digo que me llaman maestro, pero en el fondo yo no s¨¦ nada¡±, ahonda desde un sof¨¢ de su casa, frente a un maniqu¨ª de medio cuerpo de mujer que ha colonizado una esquina de la sala junto a otros incontables y dis¨ªmiles objetos coleccionados por su esposa.
Pensar, hablar y actuar de la misma manera
Para la poeta Carmen Verde Arocha, Cadenas es un ancestro de la poes¨ªa contempor¨¢nea venezolana. ¡°Es una unidad, no se dio el gusto de dividirse. Piensa, act¨²a y habla de la misma manera. Eso pocas veces lo encontramos en un poeta. Somos privilegiados de tenerlo¡±. Yolanda Pantin, ganadora del Premio Internacional de Poes¨ªa Federico Garc¨ªa Lorca 2020, piensa con angustia en el momento en que ya no lo tengan: ¡°Estoy consciente de la responsabilidad que significa llevar su legado para los que venimos muy atr¨¢s como parte de esa corriente que es la poes¨ªa venezolana. Siempre he tenido el terror y la consciencia de lo que puede significar para nosotros que Rafael no est¨¦. Nos quedar¨ªamos absolutamente hu¨¦rfanos¡±. Para Alfredo Chac¨®n, poeta tambi¨¦n nacido en la d¨¦cada de los 30, Cadenas tiene la resonancia de una compa?¨ªa muy lejana. ¡°Cada vez que a Rafael le acontece algo que lo acerca a la gente yo me siento cuatro veces recompensado. Por una especie de fortuna, la grandeza de la palabra po¨¦tica de Rafael se equilibra con su transparencia. Es una palabra: accesible¡±, conlcuye Chac¨®n.
Arturo Guti¨¦rrez Plaza acaba de prologar la antolog¨ªa que reuni¨® a los amigos en El Busc¨®n, una de sus librer¨ªas habituales, donde tambi¨¦n vende los libros que ya us¨®, de las que pocas que permanecen abiertas en Caracas. El libro fue titulado Las paces, por un poema publicado en 2012 en el que Cadenas, despu¨¦s de una vida de forcejeos, finalmente dice: ¡°Poema / ap¨¢rtame de ti¡±. Apunta por tel¨¦fono Guti¨¦rrez Plaza, profesor visitante en la Universidad de Oklahoma, que la obra de Cadenas se construye de una gran honestidad, lo que la hace singular y at¨ªpica. ¡°No hay artificio ni ret¨®rica porque lucha todo el tiempo contra eso. Aunque su visi¨®n va m¨¢s all¨¢ de la tradici¨®n espa?ola, es universal y puede ser traducida a cualquier lengua, pues est¨¢ deslastrada de localismos y de sus circunstancias. Es muy venezolano y muy universal. A Ram¨®n Palomares no puedes leerlo sino desde los Andes. A Cadenas lo lees como a Rilke o a Pessoa¡±.
Lo venidero
Entre la multitud de objetos y libros que llenan la casa del premiado poeta, Jaqueline D¨ªaz lo acompa?a desde hace un a?o. Es quien le prepara merengadas de cambur, lo afeita y le transcribe los poemas in¨¦ditos. Con su uniforme de enfermera, la mujer por encima de los 40, de profesi¨®n administradora, admite que el poeta la corrige con generosidad y que alguna vez le ha pedido su opini¨®n sobre alguna palabra. ¡°Se?or Rafael, usted es el que sabe de letras¡±, le ha replicado. En su celular, Jaqueline guarda fotos de Cadenas empujando un carrito de supermercado, antes y despu¨¦s de cortarle el cabello y en cualquier rutina a los 92 a?os, que documenta y comparte con Paula Cadenas, la hija de Rafael y Milena que vive con sus nietas en Montpellier, Francia, a quienes el poeta espera ver si la salud le permite viajar a recibir el Cervantes, algo que no da por sentado. ¡°Uno no conoce lo venidero, conoce el presente y tampoco mucho, porque a veces sorprende. En general, en uno pesa mucho el pasado. En la persona activa, el pasado pesa menos¡±.
La imposibilidad de pensar en el futuro lo lleva a hablar de la f¨ªsica cu¨¢ntica, sobre la que tiene conversaciones por tel¨¦fono con sus amigos. ¡°Es una revoluci¨®n, pero como ocurre siempre, la gente no se da cuenta¡±, dice y hace una pausa. ¡°Son los cient¨ªficos que desembocan lo que (Ludwig) Wittgenstein llama lo m¨ªstico, que no significa m¨ªstica en el sentido tradicional. Lo m¨ªstico surge cuando el pensamiento ve sus l¨ªmites y se resume esa idea en que el mundo sea, porque podr¨ªa no ser. Con los amigos suelo conversar sobre estos temas¡±, comenta. ¡°La ciencia ha convertido en actual el misterio. Ya el mundo es cosmopolita, pero contin¨²a todo lo que se opone al cosmopolitismo: los nacionalismos, las ideolog¨ªas, las religiones. Todo eso es lo que impide es que haya unidad entre los seres humanos. Son factores de divisi¨®n y todav¨ªa tienen demasiada fuerza. Y cuando uno habla de cosmopolitismo mucha gente cree que tiene que ver con conocer el mundo. Se puede ser cosmopolita sin salir de la aldea de donde se vive y el caso m¨¢s importante en ese sentido es el de (Johann Wolfang von) Goethe¡±.
Cadenas est¨¢ sufriendo algo de v¨¦rtigo y desequilibrio, pero no ha querido usar bast¨®n y, por eso, la mayor parte del tiempo est¨¢ en casa. ¡°Estoy encerrado¡±, responde tajante. ¡°Cuando salgo, lo hago con Silvio o con un amigo o una amiga para que si tengo alg¨²n desequilibrio me ayuden. No he querido usar bast¨®n, pero pienso ir a ver unos¡±.
¡°Rafael ha perdido los agudos¡±, explica su hijo Silvio. Solo escucha las voces graves. Por su problema de audici¨®n usa un aparato que a veces logra dominar presion¨¢ndose con los dedos sobre los o¨ªdos. ¡°Es lamentable¡±, dice el poeta y anticipa una sonrisa. ¡°Porque yo quiero o¨ªr sobre todo a las mujeres. Y a los ni?os, porque los ni?os son sabios¡±. Pero cuando habla por tel¨¦fono, aclara, s¨ª escucha bien. Una fortuna en estos d¨ªas de muchas llamadas.
La lengua del totalitarismo
El totalitarismo ha sido una advertencia recurrente en sus conversaciones los últimos años. Le preocupa su avance en todas partes, “a veces con disfraz democrático, a veces de manera franca”, y lo que hace con las palabras. En su cuaderno de apuntes de turno, donde escribe y pega fragmentos de textos que le interesan, ha escrito: “Las cabezas se forman por la lengua y se pueden reeducar los espíritus empezando por ella”. Es una idea, precisa, que viene de Rousseau y de Andrés Bello y que conecta con una cita de Orwell que lee esa tarde de jueves en Caracas en la que otra vez ha llovido: “El actual caos político guarda relación con la decadencia del lenguaje y podríamos conseguir alguna mejora si comenzáramos por lo verbal”. Las historias de Ossip Mandelstam y Anna Atjmátova, los poetas rusos víctimas de Stalin, están en sus conversaciones y poemas. Hace unos años, Rafael Cadenas tenía una voz más beligerante sobre Venezuela y su devenir autoritario. Ahora prefiere no opinar con sus palabras. Usa las de Eugenio Montejo, otro poeta principal de Venezuela: “Aquel país agrario que no termina de enterrar a (Juan Vicente) Gómez”. Y comenta: “Ese es el más feroz de los dictadores que hemos tenido y con ese verso está dicho todo”.
Babelia
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