Danzad, danzad hasta la muerte: as¨ª naci¨® el baile de san Vito
El Teatro Lope de Vega de Sevilla estrena un espect¨¢culo de m¨²sica y danza contempor¨¢nea que explora uno de los episodios de histeria colectiva m¨¢s desconcertantes de la historia
Bailar o morir. Mejor: bailar hasta morir, en la literalidad del t¨¦rmino. Aquel tiempo en penumbra que fue la Edad Media segu¨ªa detenido a¨²n en una Europa plomiza que ha sido desolada por la peste, una pandemia que acab¨® con la mitad de la poblaci¨®n continental y en la que podr¨ªamos volver a mirarnos casi s...
Bailar o morir. Mejor: bailar hasta morir, en la literalidad del t¨¦rmino. Aquel tiempo en penumbra que fue la Edad Media segu¨ªa detenido a¨²n en una Europa plomiza que ha sido desolada por la peste, una pandemia que acab¨® con la mitad de la poblaci¨®n continental y en la que podr¨ªamos volver a mirarnos casi siete siglos despu¨¦s, cuando comenz¨® a extenderse un fen¨®meno desconcertante que las autoridades religiosas y civiles quisieron entender como otra plaga. Las coordenadas del primer brote se sit¨²an en 1518 en una plaza p¨²blica de la ciudad de Estrasburgo, al noreste de Francia, pero pronto se extiende por toda Europa. Grupos de personas que, espont¨¢neamente, bailan y bailan juntas sin parar, unidas por contagio en un frenes¨ª al que, en ocasiones, llegan a sumarse miles de individuos. Bailan durante horas, a veces d¨ªas, algunos hasta que acaban derrumb¨¢ndose y llegan a morir, la mayor¨ªa a consecuencia de infartos, derrames o, sencillamente, de puro agotamiento.
Estas coreoman¨ªas se popularizaron hasta el siglo XVII con el nombre de ¡°baile de san Vito¡±, un t¨¦rmino todav¨ªa muy conocido en el habla popular, pero parad¨®jicamente nada explorado en su investigaci¨®n hist¨®rica y, escasamente, en la art¨ªstica. Poco m¨¢s que unas reminiscencias ¡ªotra ¨¦poca de crisis, la Gran Depresi¨®n en Estados Unidos, gentes desesperadas¡¡ª en la celeb¨¦rrima pel¨ªcula de Sydney Pollack Danzad, danzad, malditos (1969) han tra¨ªdo hasta la modernidad este fen¨®meno inquietante y misterioso: ¡°Qu¨¦ empujaba a ciudadanos desconocidos entre s¨ª a esta vor¨¢gine f¨ªsica, a esta forma de histeria colectiva, es algo que a¨²n hoy no est¨¢ claro: crisis, cultos religiosos, intoxicaciones o afecciones psic¨®genas masivas son solo hip¨®tesis¡±, explica la dramaturga e historiadora Ana S¨¢nchez Acevedo, fundadora de la compa?¨ªa Teatro Anat¨®mico junto con el m¨²sico Pedro Rojas-Og¨¢yar. Estrenan este viernes en el Teatro Lope de Vega de Sevilla san Vito, un espect¨¢culo de danza contempor¨¢nea producido por el propio espacio esc¨¦nico andaluz que indaga en este hecho para traerlo al presente, por ¡°sus vinculaciones con contextos globales de crisis, creencias populares y la corporalidad individual y colectiva, las din¨¢micas de contagio o inmunidad masivas¡±, a?ade S¨¢nchez Acevedo.
Quiso la casualidad que el m¨²sico Pedro Rojas-Og¨¢yar le llevara a la dramaturga sevillana la propuesta de trabajar sobre el baile de san Vito en un futuro montaje, sin saber que ella hab¨ªa firmado, ya hace unos a?os, un trabajo de investigaci¨®n acad¨¦mica sobre las coreoman¨ªas en la historia, ¡°aunque nunca me lo hab¨ªa planteado con la idea de abordarlo desde una producci¨®n esc¨¦nica¡±. Ah¨ª prendi¨® la mecha del espect¨¢culo que se estrena este viernes en Sevilla como punto de partida de una gira nacional que, parad¨®jicamente para explicar este fen¨®meno colectivo y masivo, cuenta con un ¨²nico bailar¨ªn sobre el escenario, el tambi¨¦n sevillano Juan Luis Matilla.
¡°En realidad es un cuerpo individual que opera como cuerpo colectivo. No es exactamente un solo de danza¡±, explica Matilla queriendo mantener cierto secretismo ante el estreno de San Vito, proyecto que reconoce que ¡°ha sido una paliza a la vez que todo un regalo, no siempre se puede contar con un a?o y medio de proceso de trabajo, llevado adem¨¢s de la mano de Pedro y Ana¡±, confiesa el bailar¨ªn. En este trabajo colectivo solo hab¨ªa una premisa, aclara la dramaturga: ¡°Que la dimensi¨®n intelectual no ahogara el aliento est¨¦tico, respetar el hecho de que es una pieza de m¨²sica y danza en directo y no un discurso hist¨®rico¡±. Por eso, ¡°a pesar del poso de investigaci¨®n¡±, apunta el bailar¨ªn, la propuesta resulta ¡°m¨¢s cristalina, huyendo de las cuestiones m¨¢s abstractas y menos pl¨¢sticas¡±.
Acompa?an a Matilla en el escenario, eso s¨ª, tres m¨²sicos que llevan consigo guitarra el¨¦ctrica, bater¨ªa, bajo y sintetizadores. Seg¨²n la documentaci¨®n hist¨®rica, las coreoman¨ªas se dieron en un principio sin m¨²sica, si bien las autoridades locales, ante el desconcierto, contrataron a m¨²sicos para mantener a los enfermos bailando. ¡°Era una manera de poder darle a ese desvar¨ªo un aspecto decente, pensando adem¨¢s que con m¨²sica podr¨ªa controlarse la situaci¨®n, pero nada m¨¢s lejos de la realidad, la estrategia terminaba a menudo con el resultado contrario, alentando a la participaci¨®n y al contagio de otros cuerpos, incluyendo los de los propios m¨²sicos¡±, explica Ana S¨¢nchez Acevedo.
La documentaci¨®n al respecto es variopinta, avisa la dramaturga. En Italia, estos episodios de histeria colectiva se vincularon con el llamado tarantismo: ¡°Se dec¨ªa que sus v¨ªctimas hab¨ªan sido envenenadas por una tar¨¢ntula y el ¨²nico ant¨ªdoto conocido era bailar con una determinada melod¨ªa, la tarantela, que sacaba el veneno de la sangre¡±. Las versiones y explicaciones de las coreoman¨ªas son m¨²ltiples y a veces contradictorias: ¡°La m¨²sica y el baile pueden ser producto de la enfermedad o del pecado, pero tambi¨¦n su remedio¡±.
Lo ¨²nico claro es que son episodios asociados a momentos de crisis que los responsables de este trabajo esc¨¦nico han utilizado para traerlos al presente y poder explorar incluso fen¨®menos tan actuales como las raves (fiestas multitudinarias de m¨²sica electr¨®nica): ¡°Ah¨ª puede verse el individualismo contempor¨¢neo, se conforman multitudes, pero todos bailan solos¡±.
En el contexto hisp¨¢nico, la coreoman¨ªa se lig¨® al m¨¢rtir san Vito, que seg¨²n las narraciones hagiogr¨¢ficas hab¨ªa sido martirizado en un caldero con aceite hirviendo por curar una epilepsia: justamente, una de las enfermedades que el discurso m¨¦dico asociar¨¢ con la coreoman¨ªa. San Vito, en medio del suplicio, se puso a bailar.