Los j¨®venes y el arte: ¡°?Ir a un museo un s¨¢bado? Mis amigos me dir¨ªan que ni de co?a¡±
Visitar exposiciones es la ¨²ltima opci¨®n de consumo cultural para la mayor¨ªa de los espa?oles, seg¨²n una encuesta del INE. Hablamos con una decena de j¨®venes de entre 18 y 26 a?os para entender por qu¨¦ prefieren leer un libro o ir a un concierto
Es viernes por la tarde. 11 j¨®venes de entre 18 y 26 a?os de distintas partes de Espa?a, con diferentes estudios y trabajos, escriben en los grupos de WhatsApp de sus amigos: ¡°?Vamos ma?ana a ver una exposici¨®n?¡±. Luc¨ªa Rodr¨ªguez, 22 a?os, estudiante de marketing, vive en Castell¨®n: ¡°Me dir¨ªan: ¡®Ni de co?a, ?por qu¨¦ vamos a hacer eso?¡±. Ella va de vez en cuando, hace unos a?os empez¨® a pintar y el dibujo la llev¨® hasta los museos. Su madre, recuerda, ya lo hab¨ªa intentado cuando ella y su hermana eran peque?as, pero tuvo poco ¨¦xito. Entre marzo de 2021 y febrero de 2022, un 25,5% de los espa?oles consultados en la encuesta de h¨¢bitos culturales del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) dijo que hab¨ªan visitado museos, exposiciones y galer¨ªas de arte. Si se pone la lupa, los j¨®venes de entre 15 y 19 a?os que fueron a una de estas instituciones suman el 22,7%, y los que tienen entre 20 y 24, un 29%, son el grupo de edad que m¨¢s inter¨¦s muestra por el arte. Pero si cualquiera de ellos hubiera propuesto a sus amigos ir al cine o a un concierto, probablemente hubiera recibido otra respuesta. El estudio del INE concluye que las actividades culturales m¨¢s frecuentes fueron escuchar m¨²sica, ver v¨ªdeos de pel¨ªculas o series y leer, con tasas anuales del 85,7%, el 77,7% y del 61,7%, respectivamente.
La mayor¨ªa de entrevistados para este reportaje cuenta que en sus grupos recibir¨ªan los mismos mensajes que Rodr¨ªguez. Daniel Arribas, 26 a?os, de Madrid, programador, hubiera centrado el tiro en el grupo con el que habitualmente hace este plan, dos chicos y dos chicas. Natalia Serrano, 25 a?os, de Madrid, trabaja de freelance en redes sociales, tal vez hubiera convencido a una amiga. Clara Rivas, 24 a?os, de Bilbao, que ha acabado un m¨¢ster en abogac¨ªa, habr¨ªa terminado yendo sola: ¡°No puedo llevar a alguien de la mano si no quiere¡±.
El arte est¨¢ a la cola de los planes de ocio por el precio, por la falta de informaci¨®n y carencias en la comunicaci¨®n desde los museos, por considerarlo ¡°clasista, esnob, para mayores¡±, por la manera en la que se ense?a en el colegio, es decir, por desconocimiento y escaso inter¨¦s¡ Estas son algunas de las conclusiones a las que llegan los j¨®venes entrevistados.
¡°Hay un fallo en c¨®mo se transmite la historia del arte, tanto desde las aulas como sobre todo los museos y sus equipos de comunicaci¨®n y de redes sociales¡±, dice Eugenia Tenenbaum, gallega de 25 a?os, una de las divulgadoras de arte m¨¢s seguidas en internet entre la generaci¨®n Z y milenial (casi 90.000 seguidores en Instagram). ¡°Los museos todav¨ªa est¨¢n intentando acercarse a la juventud y hasta ahora no nos consideraban ni siquiera un target [p¨²blico objetivo], cuando en realidad somos el futuro de los visitantes y de las trabajadoras de los museos¡±.
Mabel Tapia, subdirectora art¨ªstica del Museo Reina Sof¨ªa, dice que, tras el baj¨®n de visitas por la covid, han recuperado las cifras anteriores a la pandemia, con especial incremento entre los j¨®venes. En el Museo del Prado aseguran que ¡°la franja de edad m¨¢s nutrida¡± entre sus visitantes es la de 18 a 24 a?os, con un 22,9%, seguida de la de 25 a 34, con un 21,33%. Y presumen de ser el museo del mundo con m¨¢s seguidores en Tik Tok (m¨¢s de 420.000), una cuenta a la que acuden sobre todo personas de 18 a 24 a?os.
Pese a estos datos, Arribas dice sentirse el m¨¢s joven de la sala cuando mira a su alrededor, por ejemplo, en el Reina Sof¨ªa, uno de los museos a los que m¨¢s va. ¡°Creo que los museos nos dan por un caso perdido¡±, a?ade Rodr¨ªguez. ¡°No suelen ampliar el p¨²blico al que se dirigen¡±, plantea In¨¦s de Villoutreys, 19 a?os, estudiante de animaci¨®n, de Madrid. Nacho Paniagua es de Valladolid, pero vive en Florencia donde ha montado una agencia tur¨ªstica con dos amigas. Tiene 23 a?os y tras algo m¨¢s de un a?o haciendo tours art¨ªsticos por la ciudad considera que ¡°la gente joven ve los museos como algo para m¨¢s mayores¡±. Lo que m¨¢s reclaman sus clientes de menor edad es que les cuente ¡°los cr¨ªmenes y misterios¡± relacionados con el arte.
¡°Si ya de por s¨ª es un plan poco atractivo para algunas personas, si le sumas el componente econ¨®mico¡ en los a?os en los que te puede interesar m¨¢s es cuando pierdes los descuentos que te hacen cuando no te interesaba¡±, dice Clara Rivas a la que le queda un a?o para perder ese privilegio de ser joven. ¡°No tengo expectativas de en un a?o ser millonaria¡±. Violeta Quevedo, nacida en Albacete y estudiante de Medicina en Valencia, Lola Puentes, de Bollulos de la Mitaci¨®n en Sevilla, Emma Aparicio, estudiante de fisioterapia en Zaragoza, y Eva Tellez, de Alcal¨¢ de Henares, las cuatro de 18 a?os, han solicitado el bono cultural de 400 euros para gastar, coinciden, en libros, principalmente. En el caso de Puentes, estudiante de arquitectura, en libros para la universidad por su elevado precio. El resto lo usar¨¢ para c¨®mics u otros g¨¦neros que les gustan, y, en segundo lugar, para ir a conciertos. Ninguna de las cuatro ten¨ªa previsto destinar ese dinero para ir a museos hasta que se les plantea la cuesti¨®n.
El arte que esconde el algoritmo
Las redes sociales sirvieron para que los museos se mantuvieran, de alguna manera, abiertos durante el confinamiento. Pero como explica Violeta Quevedo el algoritmo por el que se rigen las redes premia los temas que les interesan y esconde los que nunca se paran a mirar. Como por ejemplo el arte. En su caso, Spotify siempre le avisa de los conciertos de sus artistas favoritos. ¡°S¨ª que hay una invisibilizaci¨®n por parte de los algoritmos, pero creo que en muchos casos tambi¨¦n tiene que partir de nosotras e intentar buscar estos contenidos¡±, reconoce Tenenbaum. A los peri¨®dicos no acuden y desconocen si queda alguna publicaci¨®n cultural que sirva como gu¨ªa del ocio.
Tenenbaum, autora de La mirada inquieta (Temas de Hoy), un ensayo sobre qu¨¦ falla en la organizaci¨®n de ¡°unos museos que nos generan frustraci¨®n y nos ense?an a tener prisa¡±, considera que el arte tambi¨¦n tiene que ver con la clase, con la raza, con el g¨¦nero, con la manera en la que se distingue la alta cultura de la cultura popular, una dicotom¨ªa en la que dice no creer. ¡°Hay movimientos para que siga siendo como un nicho al que no tiene acceso la mayor parte de la gente. Eso es lo que genera un cierto estatus. La clase obrera o cualquier minor¨ªa cultural van a sentir que no pertenece a eso. No nos vemos reflejadas en las exposiciones de los museos ni en sus organigramas¡±.
Esta sensaci¨®n cambia radicalmente cuando el arte se convierte en un plan de turismo tan obligatorio como visitar un monumento o probar un plato t¨ªpico. Serrano lo resume: ¡°Si vamos de viaje a una ciudad y hay un cuadro famoso que hay que ver una vez en la vida, vamos al museo¡±. Ir a ver lo que te han dicho que tienes que ver, como por ejemplo la Monna Lisa en el Louvre aunque tengas que hacer horas de fila ante una vitrina y los reflejos te impidan disfrutar bien de la pieza. ¡°Esto es lo importante, esto es lo que te tiene que gustar¡±, explica Tenenbaum, ¡°genera una desconexi¨®n y una culpabilidad que son totalmente contrarias al disfrute est¨¦tico o al an¨¢lisis cr¨ªtico de cualquiera obra¡±.
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