¡®1976¡¯: un poderoso ¡®thriller¡¯ intimista con el terror de Pinochet de fondo

Como Emily, otro de los estrenos de la semana, 1976 tambi¨¦n es la ¨®pera prima de una actriz, en este caso, la chilena Manuela Martelli. Inspirada en su propia abuela, 1976 es un debut prometedor ¡ªla pel¨ªcula estuvo seleccionada en La Quincena de Realizadores de Cannes y es candidata al Goya a mejor pel¨ªcula iberoamericana¡ª sobre una mujer que no acaba de encajar en su entorno. As¨ª, desde lo ¨ªntimo y dom¨¦stico, Martelli construye un thriller que expone los horrores de la dictadura de Augusto Pinochet. El t¨ªtulo, 1976, resulta tan parco y a la vez elocuente como su personaje principal, una silenciosa ama de casa burguesa en la piel de una soberbia Aline K¨¹ppenheim que, tres a?os despu¨¦s de la muerte de Allende y el mismo a?o en que estalla otro golpe militar, el de Argentina, empieza a incubar un ag¨®nico sentimiento de rebeld¨ªa.

Martelli se centra en su personaje principal para desfilar por la s¨®rdida sociedad que aval¨® la dictadura neoliberal de Pinochet y tambi¨¦n por los m¨¢rgenes de la resistencia clandestina. A trav¨¦s de una acomodada familia de Santiago que est¨¢ arreglando su segunda vivienda cerca del mar, ese n¨²cleo y sus sat¨¦lites (amigos, la empleada del hogar, la cuadrilla de obreros¡­) funcionan como met¨¢foras de un r¨¦gimen que impuso con sangre su modelo. La pel¨ªcula conduce al espectador al pr¨®spero sal¨®n de los triunfadores del golpe, un siniestro confort en el que Martelli sit¨²a a su callada e inc¨®moda hero¨ªna: una mujer elegante y madura, enormemente atractiva y reservada, que contra todo pron¨®stico decide aventurarse y ayudar a un joven militante perseguido por la polic¨ªa.

A trav¨¦s de detalles nimios de la vida cotidiana, con pocos di¨¢logos y una atm¨®sfera opresiva, 1976 retrata un pa¨ªs patriarcal y paternalista que trata a sus mujeres como tontas y locas. Eso es, a ojos de los suyos, esta mujer burguesa de la que sabemos muy poco, tan solo que sufri¨® una fuerte crisis en el pasado, y que ahora emplea su tiempo y buen gusto en elegir el color de las paredes, en colaborar con la Cruz Roja y en cuidar a sus nietos.

Sutil y elegante como su protagonista, 1976 encierra momentos tan poderosos y violentos como la secuencia del barco, que lleva al v¨®mito a una mujer acostumbrada al silencio, quiz¨¢ su ¨²nico refugio. Una mujer de perlas y misa que, a trav¨¦s de los cuidados a un joven desconocido, toma conciencia del r¨¦gimen de terror en el que vive.