Pep Munn¨¦: ¡°La clave para encarnar a un nazi es pensar como ¨¦l¡±
El int¨¦rprete hace de Albert Speer, el arquitecto y ministro de armamento de Hitler, en una obra de teatro en Barcelona
Herr Albert Speer (Mannheim, 1905 - Londres, 1981) baja las escaleras del estrecho recinto y es dif¨ªcil no tragar saliva y recordar el inmenso poder de que disfrutaba en el III Reich. Una palabra suya y te ibas a poner ladrillos ¡ªmuchos ladrillos¡ª para la construcci¨®n de alguno de los grandes y poco sutiles edificios del arquitecto de Hitler o mucho peor a¨²n: te enviaban a las espantosas instalaciones subterr¨¢neas donde se ensamblaban los cohetes V2 y que eran predio del tambi¨¦n ministro de Armamento y Municiones de los nazis. Afortunadamente no estamos en el b¨²nker berlin¨¦s del F¨¹hrer sino en el peque?o teatro La Gleva de Barcelona y el que aparece es en realidad el actor Pep Munn¨¦ (Barcelona, 69 a?os), caracterizado escalofriantemente como el jerarca hitleriano para actuar en la obra que protagoniza junto a Xavier Ripoll, Speer, de Esther Vilar, en un montaje de Ramon Sim¨® (hasta el 29 de enero). Falta poco para la funci¨®n y Munn¨¦ ha estado maquill¨¢ndose, lo que es toda una met¨¢fora, pues ning¨²n nazi se maquill¨® como ¡°el buen nazi¡± Speer: supuestamente arrepentido y muy contrito por sus pecados.
Pregunta. Le veo muy interesado en la maqueta que sale en la funci¨®n: el Palacio del Pueblo, la joya de la ut¨®pica capital nazi, Germania, con su c¨²pula 16 veces m¨¢s grande que la de San Pedro de Roma. ?Le gusta la arquitectura?
Respuesta. Me gusta, en esto s¨ª me identifico con Speer. He llegado a admirarlo, estoy en las ant¨ªpodas de su pensamiento, pero ?qu¨¦ genio el tipo para enga?ar a todo el mundo!
P. Le condenaron a 20 a?os en el Juicio de N¨²remberg¡
R. Pero no lo ahorcaron como ped¨ªan los sovi¨¦ticos, y al salir se convirti¨® en una estrella, el nazi bueno, sensible, el que reconoc¨ªa la maldad del r¨¦gimen de Hitler, atormentado por los remordimientos. Y eso que sus tres a?os de ministro de Armamento prolongaron la guerra y el horror.
P. ?Cu¨¢l es la clave para interpretar a un nazi?
R. Pensar como ¨¦l. El Speer de la obra, vanidoso y autoritario, es alguien que no se f¨ªa, que tiene la conciencia permanente de que le pueden descubrir, eso incentiva su inteligencia. Encarnarlo es un reto.
P. ?Es mejor para interpretarlo que otros jerarcas nazis?
R. Es diferente de la mayor¨ªa, que eran unas bestias, Speer tiene m¨¢s ¨¢ngulos, es un personaje m¨¢s amplio, que pose¨ªa grandes aptitudes. Me gusta de la obra que no juega los t¨®picos, este Speer no va de uniforme, no hace el saludo nazi. Son m¨¢s peligrosos los nazis que no parecen nazis.
P. ?Cu¨¢l es el pecado peor de Albert Speer?
R. Que no tiene moral, no tiene escr¨²pulos, se hace pasar por un t¨¦cnico, un gestor, intenta hacer dudar al p¨²blico de lo que es realmente. No parece malo.
P. ?Qu¨¦ cree que le fascinaba de Hitler?
R. El poder. Hitler le posibilit¨® hacer sus obras, y proyectar la futura capital del mundo. Compart¨ªan un sue?o monumental. ?l usaba a Hitler como Hitler le usaba a ¨¦l.
P. Neg¨® en N¨²remberg que conociera el Holocausto. En la funci¨®n dice que ¡°sospechaba algo¡±.
R. Lo sab¨ªa, todo. Claro que lo sab¨ªa. Pero era tan escurridizo¡ Cuando se prob¨® que estaba en el segundo discurso que dio Himmler en Posen sobre el exterminio de los jud¨ªos, dijo que justo en ese momento hab¨ªa salido. Al se?al¨¢rsele que en el registro se indica que el jefe de las SS se dirigi¨® personalmente a ¨¦l, respondi¨® que Himmler era corto de vista. Era un c¨ªnico.
P. ?Qu¨¦ cree que puede aportar hoy acordarnos de Speer?
R. Hay ah¨ª una advertencia para los intelectuales. El franquismo tuvo los suyos tambi¨¦n.
P. ?Le gustar¨ªa, ya puestos, hacer de Hitler? Muchos actores se han pirrado por interpretarlo, Alec Guinness, Anthony Hopkins Bruno Ganz...
R. No, si tuviera que escoger otro nazi ser¨ªa Goebbels, que era tambi¨¦n un intelectual. Y cojeaba como Ricardo III.
P. Usted era amigo de Joan Oll¨¦, ?qu¨¦ opina de su caso?
R. Ha habido una histeria colectiva; desde luego, Joan de depredador sexual no ten¨ªa nada. Hay que fiarse de la ley y evitar los linchamientos populares.
P. Speer supo amoldarse a los tiempos, usted se ha mantenido muy individualista y no pertenece a ninguna familia teatral.
R. Y me ha costado caro¡
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