Alberto Ramos, escritor: ¡°Me trataron como un despojo deshumanizado¡±
El joven autor relata en su libro ¡®queen¡¯ y sus poemarios la experiencia de acoso hom¨®fobo por fundamentalistas religiosos en Suecia, cuando hu¨ªa del mismo acoso en Espa?a
Cuando se sentaba en una mesa del comedor del instituto, el resto se levantaba. Le insultaron de todas las maneras posibles. Le tiraron al suelo y le atropellaron con una moto. Le expulsaban del autob¨²s escolar. No fue a su graduaci¨®n porque le quer¨ªan tirar de la carroza del desfile. Incluso sufri¨® una agresi¨®n sexual que le oblig¨® a hacerse las pruebas del VIH. Alberto Ramos dej¨® a los 15 a?os su pueblo natal malague?o, Alhaur¨ªn de la Torre, para mudarse a Suecia, adoptado por una familia amiga, huyendo del acoso hom¨®fobo que sufr¨ªa. Pero en Suecia sigui¨® sufriendo acoso por parte de fundamentalistas religiosos, en un caso que lleg¨® a ocupar los medios m¨¢s importantes del pa¨ªs. A sus 23 a?os ha escrito sobre los infiernos que ha transitado en libros como queen (Espasa) o poemarios como eighteen o baydoun, ambos en Espasa es Poes¨ªa. ¡°Me trataron como un despojo completamente deshumanizado¡±, cuenta en una cafeter¨ªa en la Gran V¨ªa madrile?a.
Pregunta. ?Qu¨¦ le ha pasado?
Respuesta. He sido v¨ªctima de acoso hom¨®fobo durante mucho tiempo, y no exclusivamente por ser gay, no porque me gusten los chicos (eso era lo de menos), sino por mi forma de ser, de expresarme, de moverme. Porque me gustaba llevar anillos o unas u?as postizas largas.
P. Todo empez¨® en su pueblo.
R. Mi experiencia en Alhaur¨ªn de la Torre se define por vivir en la otredad, en un ambiente muy fascista, en un contexto familiar muy nacionalista, hom¨®fobo, mis¨®gino. De votantes de Vox. En el colegio me trataban mal, sent¨ªa que ten¨ªa que irme de all¨ª para poder ser yo mismo.
P. Se fue a Suecia.
R. S¨ª, ten¨ªa una familia amiga en Suecia, con mi amiga Sofie que ha sido siempre una persona muy importante para m¨ª. As¨ª que a los 15 a?os me adoptaron me mud¨¦, y busqu¨¦ un instituto para hacer el Bachillerato Internacional.
P. Pero se encontr¨® m¨¢s discriminaci¨®n.
R. La ¨²nica plaza que encontr¨¦ estaba en un instituto de S?dert?lje, que es una de las poblaciones con m¨¢s inmigraci¨®n de todo el pa¨ªs, donde la segregaci¨®n es muy grande. Era como estar en otro lugar, no en Suecia. De modo que me encontr¨¦ con muchas personas sirias con creencias religiosas extremistas que me hicieron la vida imposible, tanto cristianos ortodoxos como musulmanes. Viv¨ªan su fe de manera muy radical.
P. ?C¨®mo le trataban?
R. All¨ª sent¨ª que mi vida no val¨ªa nada, me deseaban la muerte a diario. No hab¨ªa piedad, disfrutaban haci¨¦ndome da?o y se sent¨ªan amparados por la religi¨®n. Era un nivel de desprecio performativo: los chicos me utilizaban para lucirse con las chicas, cuanto m¨¢s me despreciaban, m¨¢s hombres se sent¨ªan. Pero es que las chicas, al contrario que en M¨¢laga, tambi¨¦n me odiaban.
P. Su relato podr¨ªa servir a la extrema derecha como argumento contra la inmigraci¨®n.
R. Eso es algo que me da miedo. Pero no podemos tener visiones simplistas de los retos de las migraciones, hay que tener integridad para reconocer las problem¨¢ticas. No podemos pensar que las personas son perfectas o que no tienen margen de error. Una persona refugiada con ciertas creencias puede causar da?o a personas LGTB, por ejemplo. Tambi¨¦n viv¨ª episodios de racismo con los suecos: cuando iba a Estocolmo hab¨ªa gente que me miraba raro o se?oras que agarraban el bolso por si se lo iba a robar. Adem¨¢s, mi aspecto f¨ªsico me identificaba r¨¢pidamente como inmigrante.
P. ?C¨®mo acab¨® la cosa?
R. Esper¨¦ a cumplir 18 a?os para contar la situaci¨®n (por eso uno de mis poemarios se llama eighteen), quer¨ªa ser una persona aut¨®noma y que mis padres, que no sab¨ªan nada, no reclamasen mi custodia desde Espa?a. La directora del instituto denunci¨® a los dos cabecillas de los acosadores. Fue cuando el caso salto a los medios m¨¢s importantes de Suecia e hicimos actos en el instituto por la tolerancia, con muchas banderas arco iris.
P. ?C¨®mo se lo tomaron los acosadores?
R. Cuando me ve¨ªan entrar rodeado de c¨¢maras me pon¨ªan una cara de asco¡ Adem¨¢s, fui el ¨²nico de la promoci¨®n que sac¨® matr¨ªcula de honor. Yo ten¨ªa miedo de que me mataran, mis amigas me acompa?aban a clase para que no me pasara nada. Tambi¨¦n recib¨ª muchas postales y muestras de apoyo en redes sociales, como las que recibo ahora por mi trabajo literario.
P. Su experiencia le llev¨® a cursar un M¨¢ster de Teolog¨ªa y Estudios Religiosos en la Universidad de Gotemburgo.
R. Ha habido tantos conflictos b¨¦licos en Oriente Medio, y una situaci¨®n sociocultural tan extrema y cambiante, que las personas basan su sentimiento de identidad ¨²nicamente en la religi¨®n. Tiene que aferrarse a algo. Y la religi¨®n impregna a toda la persona y puede dar pie a fundamentalismos y a reg¨ªmenes que oprimen al diferente.
Sent¨ª que mi vida no val¨ªa nada, que me deseaban la muerte a diario. No hab¨ªa piedad, disfrutaban haci¨¦ndome da?o
P. ?Tenemos la sensaci¨®n de que hay menos homofobia de la que hay?
R. Isabel D¨ªaz-Ayuso dijo que la homofobia est¨¢ en la cabeza de la izquierda, tratan de hacerte creer este tipo de cosas. Pero lo que ocurre con la homofobia y con otras discriminaciones es que toman formas m¨¢s sofisticadas y sutiles, seg¨²n las personas adaptan su ideolog¨ªa y prejuicio latente a lo que es socialmente aceptable en cada momento. Cuando pueden tirar un poquito de mierda, la tiran. Igual ser gay no es ya excusa suficiente para acosar, pero se buscan otras.
P. Ya.
R. Es curioso, los contextos en los que socializan las personas LGTB en Espa?a siguen siendo muy hipersexualizados, clandestinos, con cualidades nocturnas, cosa que no ocurre en otros pa¨ªses, donde no hay tanta diferencia en la forma de vivir de las personas seg¨²n su orientaci¨®n. Eso quiere decir que en Espa?a todav¨ªa queda mucho camino que recorrer en cuesti¨®n de integraci¨®n. Siempre que se est¨¢ saliendo de algo hay alguien que no quiere salir y tira con fuerza hacia el otro lado. Pero espero que el resultado de todo esto sea positivo
Babelia
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