Albert Boadella: ¡°En Catalu?a me quedan un amigo o dos¡±
El actor y dramaturgo estrena su ¨²ltima obra, ¡®Malos tiempos para la l¨ªrica¡¯, en los Teatros del Canal (Madrid), centro que dirigi¨® durante siete a?os y que le dedica un ciclo de teatro
Albert Boadella, creador y fundador del grupo catal¨¢n Els Joglars, cumple 80 a?os el pr¨®ximo julio, 60 de ellos enredado como actor y dramaturgo en el mundo del teatro y la m¨²sica. La idea de un mundo que se acaba, aunque ¨¦l pelea duro contra esa desaparici¨®n, planea en Malos tiempos para la l¨ªrica, su nueva obra estrenada en los Teatros del Canal, de Madrid, centro que dirigi¨® desde 2009 hasta 2016 y que celebra esas seis d¨¦cadas en la escena con un ciclo dedicado a ¨¦l. Adem¨¢s de Malos tiempos para la l¨ªrica (hasta el 5 de marzo) se repondr¨¢ Diva (del 8 al 12 de marzo), junto a la celebraci¨®n de debates.
Pregunta. ?De verdad la l¨ªrica vive tan malos tiempos?
Respuesta. Viven malos tiempos todas las artes, excepto la danza. Ahora se baila como no se ha bailado nunca. El resto de las artes no atraviesa su mejor momento.
P. ?Y a qu¨¦ cree que se debe?
R. El arte es una cuesti¨®n de dedicaci¨®n y tiempo. En la preparaci¨®n de las obras, ya sea en teatro, ¨®pera, pintura o escultura, con la rapidez propia de nuestra ¨¦poca, solo sobrevive la ocurrencia. Y esta ocurrencia no est¨¢ perfeccionada. La pasi¨®n seg¨²n san Mateo, de Bach, o las obras de Beethoven tambi¨¦n fueron ocurrencias, pero fueron ocurrencias muy trabajadas. Tambi¨¦n seguramente influye ahora la poca mirada al pasado y un intento demasiado intenso de colocarse en el futuro. Hay demasiado desprecio al pasado.
P. ?El tiempo, entonces, es lo que debe de marcar el arte?
R. S¨ª, absolutamente. El tiempo de construcci¨®n.
P. ?Hay mucho divo en el mundo l¨ªrico?
R. Casi todos son divos. Forma parte de la l¨ªrica. Seguramente por la tremenda fragilidad de la voz. Cualquier deficiencia, resfriado o estado de ¨¢nimo afecta a las voces y eso hace que se vuelvan intocables.
P. ?El teatro se salva de ese divismo?
R. S¨ª. En el teatro hay poco divo. Casi dir¨ªa que, en cierta medida, tambi¨¦n lo perjudica porque el histrionismo es muy apreciado por el p¨²blico. Es muy curiosa esa tendencia de los actores de teatro de ahora de querer fundirse en la naturalidad. El p¨²blico de antes adoraba a los actores porque eran histri¨®nicos y hoy esos actores tienen complejo incluso de su ¨¦xito y por eso lo quieren compartir, desde el escenario, con los t¨¦cnicos, incluso con la taquillera.
P. Ha abandonado el teatro de palabra para lanzarse a la l¨ªrica. ?Se cans¨® del teatro?
R. El teatro ¨²nicamente de palabra me parece muy ¨¢rido. A m¨ª el teatro me ha interesado como arte, en el sentido de que lo primero que toca es la emoci¨®n y su ensamblaje con la m¨²sica facilita esta cuesti¨®n. La m¨²sica es un arte que no entra por la cabeza, sino por el est¨®mago. Mi obsesi¨®n en los ¨²ltimos 12 a?os ha sido tratar el teatro como arte. El texto est¨¢ bien desde el punto de vista sociol¨®gico o psicol¨®gico, pero pierde aspectos emocionales y ¨¦picos. El teatro de ahora no es ¨¦pico.
P. ?Y esa ¨¦pica si la tiene la l¨ªrica?
R. Mucho m¨¢s. La m¨²sica, al ser un arte abstracto, implica unos vol¨²menes emocionales que colocan a las personas en un lugar muy transcendente. Y ah¨ª est¨¢ el ejemplo de La pasi¨®n seg¨²n San Mateo, que evoca el m¨¢s all¨¢ mejor que cualquier enc¨ªclica papal o discurso religioso. Bach ataca el flanco m¨¢s estimulante de las personas.
P. ?Qu¨¦ se celebra cuando uno cumple 60 a?os sobre la escena?
R. Miro hacia atr¨¢s y tengo una sensaci¨®n de haber hecho muchas cosas, de enorme plenitud. Pero lo que yo de verdad celebro es la vida con Dolors, mi mujer. Llevo 47 a?os con una mujer que, m¨¢s all¨¢ de una amiga, una amante o una compa?era, es una parte de mi propio cuerpo. Es algo tremendo. Mi mayor triunfo es mi vida con ella. Mi vida sin ella hubiera sido mucho peor. Eso lo tengo clar¨ªsimo. Ella estaba casada y ten¨ªa un hijo y yo hice un ataque a muerte. Insist¨ª, insist¨ª e insist¨ª hasta que lo consegu¨ª. Ha sido un amor inenarrable.
P. ?Qu¨¦ le queda de Els Joglars?
R. La vida como utop¨ªa. Fueron veinte a?os, entre 1981 y 2001, m¨¢s o menos, en los que Els Joglars vivimos en una aut¨¦ntica utop¨ªa. La manera de trabajar, la repercusi¨®n que tuvimos, el dinero que ganamos, el lugar donde hac¨ªamos las obras¡. Eso, creo, fue algo ¨²nico en Espa?a y en Europa.
P. ?Siente a?oranza?
R. Pues s¨ª. Lo ten¨ªamos todo, ¨¦ramos m¨¢s j¨®venes, ten¨ªamos una energ¨ªa enorme. ?Qui¨¦n no a?ora esos tiempos? Pero tengo que decir que soy un hombre afortunado porque hago hora y media diaria de bicicleta y aguanto bien los ensayos.
P. ?C¨®mo ha cambiado el mundo del teatro en estos sesenta a?os?
R. Me da la sensaci¨®n de que hay como un retroceso conservador en la b¨²squeda de nuevas formas de expresi¨®n, que no estilos. Los temas pueden ser transgresores, pero las formas siguen siendo muy convencionales. En aquellos a?os, nosotros, todos mis colegas y tambi¨¦n el resto de Europa, est¨¢bamos por encontrar formas de expresi¨®n muy abiertas, novedosas. En el fondo, la danza ha venido a sustituir ese deseo de formas de expresi¨®n distintas en el arte. Algunos espect¨¢culos de la danza actual tienen m¨¢s potencia teatral que las propias obras de teatro.
P. ?Se definir¨ªa como un transgresor?
R. Sin duda alguna he transgredido en algunas cosas por las que he pagado un alto precio, como mi paso por la c¨¢rcel a cuenta de una obra de teatro [en 1978 fue detenido, puesto a disposici¨®n judicial militar y encarcelado, acusado de injurias por el espect¨¢culo La torna]. Pero en el teatro me considero un artista conservador, un hombre que mira las cosas que hac¨ªan Arist¨®fanes o Moli¨¦re y comprueba su cercan¨ªa. A m¨ª me gustar¨ªa ser como Moli¨¦re.
P. ¡°Lo ¨²nico que me queda es la excepci¨®n¡±, dice en Malos tiempos para la l¨ªrica. ?D¨®nde est¨¢ su excepci¨®n como artista?
R. La rebeld¨ªa. Me considero un artista rebelde, quiz¨¢s porque soy un hombre de poca empat¨ªa. Tengo que hacer un esfuerzo mental enorme para relacionarme con los dem¨¢s.
P. ?Es la zarzuela un geri¨¢trico, como se dice en la obra?
R. Si vamos al Teatro de la Zarzuela lo comprobamos. La zarzuela es una m¨²sica extraordinariamente estimulante, pensada para vivir bien, no para inquietarte. La zarzuela es la m¨²sica del pueblo, frente a la ¨®pera de ahora que es la m¨²sica del Estado. Verdi fue m¨²sica del pueblo, pero en Espa?a siempre ha sido la m¨²sica del Estado y sigue siendo. La ¨®pera es el espect¨¢culo al que acude la gente importante, los reyes, que nunca van a la zarzuela.
P. El d¨ªa del estreno, un espectador le grit¨® al final de la funci¨®n: ¡°No se vaya de Madrid¡±. ?C¨®mo lo interpreta?
R. Me emociona profundamente, a pesar de mi falta de empat¨ªa. Es el reflejo de esta ciudad de acogida. Sigo viviendo en el Ampurd¨¢n, en lo que yo llamo ¡°fort Boadella¡±, rodeado de un territorio comanche. Es una mas¨ªa del siglo XVII restaurada, con un gran jard¨ªn, en la que vivo muy agradablemente, pero no tengo pr¨¢cticamente convivencia con nadie. Cuando quiero tener relaci¨®n con amigos tengo que coger el AVE y venir a Madrid.
P. ?No le quedan amigos en Catalu?a?
R. Uno o dos.
P. ?Cree que la situaci¨®n en Catalu?a est¨¢ mejor ahora?
R. Es una sensaci¨®n de los que no viven en Catalu?a. Si somos pragm¨¢ticos, tenemos que pensar que hay dos millones de personas que no van a cambiar sus intenciones ni de voto ni de forma de pensamiento, que viven unidos en el odio y desprecio hacia todo lo espa?ol. Eso es un grav¨ªsimo problema porque esa gente no va a cambiar. Los pol¨ªticos no van a solucionar nada. Por ello hay que confiar en una nueva generaci¨®n que se enfrentar¨¢, como nosotros nos enfrentamos a la dictadura, a sus padres, maestros y medios de comunicaci¨®n y les echar¨¢n en cara el d¨®nde les han metido y el porqu¨¦ de cerrarles y limitar su vida.
P. ?Se considera un provocador?
R. Un artista que no provoca emociones, sentimientos o enfados se convierte en un cortesano. La provocaci¨®n forma parte del artista. Beethoven fue un provocador.
P. Estuvo casi ocho a?os al frente de los Teatros del Canal, ?Aceptar¨ªa otro cargo p¨²blico?
R. No, ahora no.
P. Lo digo por la apertura de la convocatoria para la direcci¨®n art¨ªstica del Teatro de la Zarzuela.
R. Eso s¨ª me gustar¨ªa, pero no me aceptar¨ªan nunca las condiciones que yo pondr¨ªa. Vaciar¨ªa todo el procedimiento administrativo del Teatro de la Zarzuela. No puede ser que la estructura administrativa y sindical acabe condicionando la creaci¨®n de las obras y la libertad de los artistas. Esas ser¨ªan mis condiciones.
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