El seductor hechizo del terror: arte contempor¨¢neo en el abismo de lo sublime

Para los artistas rom¨¢nticos, la escurridiza idea de lo sublime cobr¨® su forma m¨¢s representativa en esa imagen de El caminante sobre el mar de nubes (1818), de Caspar David Friedrich, el hombre que se atreve a asomarse al abismo de la naturaleza y en ese filo activa el v¨¦rtigo ext¨¢tico de saberse con vida. En la actualidad, el concepto sigue espoleando la imaginaci¨®n de muchos creadores que, a trav¨¦s de sus obras, exploran el territorio liminal donde se cruzan los caminos en apariencia opuestos de lo terror¨ªfico y lo placentero. Prueba es la exposici¨®n en el Espacio Solo de Madrid, Protection No Longer Assured, hasta final de a?o, donde se presentan 63 trabajos de 31 artistas multidisciplinares que abordan cuestiones como la guerra y la falta de verdades a las que aferrarse en estos tiempos convulsos. La muestra marca la apuesta expositiva anual de este centro privado que alberga una colecci¨®n de arte ultracontempor¨¢neo, con una colorida l¨ªnea pop y surrealista, y ejerce el mecenazgo a trav¨¦s de programas y premios. En el recorrido, visitable gratis bajo reserva, se entremezclan pinturas, esculturas, v¨ªdeos y obras realizadas con inteligencia artificial bajo el signo de lo inconmensurable.

Qu¨¦ cabr¨ªa imaginar m¨¢s sublime que el hongo nuclear que se expande en las alturas propagando su destrucci¨®n sobre todo aquello que camina sobre la tierra. El ¡°abuelo del pop japon¨¦s¡±, Keiichi Tanaami, a¨²n activo a sus 86 a?os, llena la hoja en blanco de una amalgama de referencias occidentales y orientales ¡ªde las pin-ups al manga¡ª donde no solo planea la amenaza del conflicto armado, sino tambi¨¦n una psicodelia que apunta hacia otra forma de lo sublime: la de las sustancias psicoactivas como v¨ªa de acceso a estados ampliados de la conciencia. Tanaami atestigu¨® los estragos de la guerra en primera persona durante su infancia, mientras que el cubano Dagoberto Rodr¨ªguez creci¨® en un estado de peligro inminente, el impuesto por la Guerra Fr¨ªa, que nunca lleg¨® a concretarse en violencia f¨ªsica. Aun as¨ª, ah¨ª quedaron los efectos del trauma sobre ¨¦l y sus compatriotas. Por eso su recurrente obsesi¨®n con la lucha armada, que aqu¨ª se concreta en una serie de esculturas de arcilla que representan los proyectiles caseros improvisados por los ciudadanos de Alepo (Siria) con bombonas de butano. ¡°En Cuba tambi¨¦n nos entrenaron para este tipo de guerra, la guerra asim¨¦trica¡±, explic¨® en la presentaci¨®n de la exposici¨®n el artista, cofundador del reconocido colectivo Los Carpinteros, cuya obra, titulada ?nforas I, se exhibe junto a la pintura que da nombre a la exposici¨®n: Protection No Longer Assured, del canadiense Ryan Heshka, una vuelta de tuerca a los carteles producidos por los Gobiernos en tiempos de guerra para confortar a la poblaci¨®n, donde se descubre la verdad velada: la protecci¨®n ya no est¨¢ asegurada.

En el mismo saco de lo sublime donde caen las visiones del fin del mundo encuentran hueco las reflexiones sobre el ¡ªdepende de c¨®mo se mire¡ª infierno paradisiaco o para¨ªso infernal del universo digital. Si los paisajes que se abr¨ªan ante la mirada absorta de los habitantes del siglo XIX estaban pintados de bosques, monta?as y nubes, lo que se presenta ante los ojos de los humanos contempor¨¢neos tiene m¨¢s que ver con unos y ceros, con memes, pop-ups, pesta?as y likes. Piezas como las de Ulysses Solo, un proyecto de investigaci¨®n promovido por el Espacio Solo que se compone de un conjunto de im¨¢genes acompa?adas de textos creados (ambos) con inteligencia artificial a partir de frases de Marcel Duchamp, abordan la certeza de que nuestros cerebros siempre intentan encontrar conexiones para entretejer historias a partir de lo que vemos.

Evocando el pasado anal¨®gico para reflexionar sobre el presente digital, la cubana Glenda Le¨®n presenta una m¨¢quina de escribir que en vez de papel usa cerillas, titulada Discurso incendiario. ¡°Es una pieza que forma parte de una serie de m¨¢quinas de escribir intervenidas que hacen referencia a la palabra escrita, hablada e imaginada, en relaci¨®n con la nueva dimensi¨®n que han adquirido en las redes¡±, se?ala. El espa?ol Grip Face, que como la artista cubana particip¨® en la presentaci¨®n, experimenta con la idea de m¨¢scara como s¨ªmbolo del ¡°anonimato digital y de la manipulaci¨®n de la identidad en el mundo virtual, que puede tener su lado positivo, pero tambi¨¦n destructivo¡±.

Existen m¨¢s formas de mirar a lo sublime para moldearlo en obras de arte. La abrumadora sensaci¨®n de que el suelo se mueve bajo los pies, de que nada permanece y todo puede cambiar ¡ªy cambia¡ª s¨²bitamente compone otra de las secciones tem¨¢ticas que articulan la muestra. Las esculturas hiperrealistas del canadiense David Altmejd, con personajes como el protagonista de Pyramid, un hombre de negocios venido a menos en pleno proceso de metamorfosis a perro, dan buena cuenta de esa angustia ante lo incierto, una sensaci¨®n cuyo reverso es la posibilidad que siempre se abre despu¨¦s de un portazo. ¡°Este artista trabaja mucho con cristales como s¨ªmbolo de lo org¨¢nico, de que todo es un proceso¡±, puntualiza Rebekah Rhodes, la jefa de Publicaciones de la Colecci¨®n Solo, que define el trabajo de Altmejd como ¡°g¨®tico contempor¨¢neo¡±.

Hay muchas m¨¢s propuestas para acercarse a esta idea filos¨®fica y est¨¦tica: las pinturas en las que Jorge R¨ªos imagina los momentos iniciales de la forja de los mitos, la imponente escultura de un le¨®n de una tonelada de peso que Justin Matherly coloca sobre andadores ortop¨¦dicos como s¨ªmbolo de la fragilidad de aquello que tiene apariencia de s¨®lido o la sala perdida del Museo del Prado en la que sobresalen dos pilares neocl¨¢sicos, sobre los que Paco Pomet superpone una fecha que es historia del terror excelso: 9.11.01. Lo sublime, vienen a decir estos artistas, es aquello que nos atrae por su car¨¢cter repulsivo, lo que nos conmueve y nos impresiona porque nos resulta inconcebible. Tambi¨¦n es el infinito en la cabeza de un alfiler. O el universo que la argentina Mika Rottenberg pinta sobre la u?a del dedo ¨ªndice en su escultura giratoria Finger.