¡®Beau tiene miedo¡¯: ?de qu¨¦ va esto? Ni idea

Siento un escalofr¨ªo, presintiendo la respuesta a mi pregunta cuando me revelan en los pases de prensa la duraci¨®n de lo que voy a ver. Sobre todo, en el cine rodado en Estados Unidos, ese que durante tantas ¨¦pocas engendr¨® maravillas, resueltas tantas de ellas en suculenta hora y media de metraje. Y a veces, no muchas, algunos directores necesitaban m¨¢s tiempo para contar sus historias. Con resultados fascinantes en bastantes ocasiones. Hasta agradecer¨ªa que la trilog¨ªa de El padrino durara veinte horas en vez de diez. El ego de algunos presuntos artistas es monumental y est¨¢n convencidos de que para expresarse plenamente necesitan que en el montaje figuren todos los planos que han rodado. Puede dejar muy contenta a su creatividad, pero se supone que todav¨ªa existen productores, alguien que les sugiera que acorten a su desmesurada criatura, que esta no incite a la huida de la sala por parte de espectadores sensatos.

Y me pregunto ante la avalancha de pel¨ªculas interminables si no obedecer¨¢n a una consigna en nombre del eterno negocio, si esa duraci¨®n es conveniente para su exhibici¨®n en las plataformas. Pero est¨¢n retando a la paciencia de la gente que sol¨ªa ir regularmente a los cines. Hay un problema de metraje, aunque sobre todo de calidad.

Deduzco que el creador de la indescriptible Beau tiene miedo, un se?or llamado Ari Aster, dispone de mucho cr¨¦dito entre la cinefilia vanguardista. Les encant¨® su incursi¨®n en el cine de terror y conspiraciones sat¨¢nicas en Hereditary. No la he visto. No puedo opinar. Pero pidi¨¦ndole a mi memoria un esfuerzo notable, s¨ª recuerdo tibiamente el argumento de la truculenta, aunque tambi¨¦n muy tonta Midsommar. Me resulta imposible describir con un m¨ªnimo de l¨®gica lo que ocurre en los insoportables 180 minutos de Beau tiene miedo. Tampoco me har¨ªa nadie un favor si me contara su argumento. Solo me alimenta un deseo. Y es que se acabe cuanto antes. No hay forma. Es una sensaci¨®n que ya me resulta familiar ante tantas incomprensibles pel¨ªculas en los ¨²ltimos a?os. Esta, junto a la surrealistamente bendecida por los Oscar Todo a la vez en todas partes, suponen para m¨ª la cota insuperable de cine tan idiota como empe?ado en ser original. A costa de la agotada paciencia de los espectadores a los que les resulta imposible saber de qu¨¦ les est¨¢n hablando, encontrarle un m¨ªnimo de gracia, inteligencia o sentimiento.

S¨ª tengo claro que el protagonista es un atormentado tarado que tiene una fijaci¨®n obsesiva con su ausente madre, que vive en una barriada lumpen con multitud de vecinos tronados o en la ruina absoluta. En su escape se encontrar¨¢ a un teatro ambulante, con vocaci¨®n l¨ªrica y que solo act¨²a en los bosques, sin necesidad de p¨²blico. Al parecer, el guion se mueve entre el psicologismo y la poes¨ªa. Y el director aclara que tambi¨¦n ha pretendido hacer una comedia y que hay numerosos gags. Pues vale.

Y, c¨®mo no, le ofrece el protagonismo a Joaquin Phoenix, actor que me resulta muy fatigoso. Sospecho que todos los guionistas y directores que se inventan personajes psic¨®patas, esquizoides, sadomasoquistas, con taras profundas, est¨¢n pensando exclusivamente en este actor tan intenso para que los encarne. Y ¨¦l, encantado de sufrir todo el rato, de tener alborotadas las neuronas. Ver su nombre encabezando los repartos ya me previene sobre la tem¨¢tica que me espera. Es que no le aguanto. Tiene mogoll¨®n de admiradores. Que lo disfruten.