El Met de Nueva York impulsa el debate de la propiedad cultural y rastrea la procedencia de sus fondos art¨ªsticos
El gran museo estadounidense crea un equipo para investigar el origen dudoso de algunas de sus obras a la vez que avanza en nuevas formas de colaboraci¨®n con pa¨ªses cuyo patrimonio est¨¢ en disputa
El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) contar¨¢ con un equipo de cuatro expertos encargados de rastrear el origen de piezas sospechosas, procedentes de saqueos o expolios. La presi¨®n de Gobiernos extranjeros y actuaciones judiciales contra el tr¨¢fico ilegal de obras de arte han empujado al museo a una revisi¨®n de sus fondos, en marcha desde hace tiempo en un contexto global de relectura cr¨ªtica de la historia: los ¨²ltimos coletazos de la descolonizaci¨®n se encarnan hoy d¨ªa en el viaje de retorno de m¨¢rmoles, cr¨¢teras o bronces ...
El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) contar¨¢ con un equipo de cuatro expertos encargados de rastrear el origen de piezas sospechosas, procedentes de saqueos o expolios. La presi¨®n de Gobiernos extranjeros y actuaciones judiciales contra el tr¨¢fico ilegal de obras de arte han empujado al museo a una revisi¨®n de sus fondos, en marcha desde hace tiempo en un contexto global de relectura cr¨ªtica de la historia: los ¨²ltimos coletazos de la descolonizaci¨®n se encarnan hoy d¨ªa en el viaje de retorno de m¨¢rmoles, cr¨¢teras o bronces al lugar del que fueron arrancados. La creaci¨®n del equipo de rastreadores, un esfuerzo complementario a la labor de los conservadores e investigadores del museo durante d¨¦cadas, obedece en parte a contenciosos como el que la instituci¨®n mantiene con Camboya. Se trata, en suma, de redefinir el concepto de propiedad cultural y de hacerlo, por primera vez, de forma sistem¨¢tica.
¡°Con la aparici¨®n de nueva informaci¨®n y el clima cambiante en torno a los bienes culturales, debemos ser proactivos y deliberados en nuestro enfoque, y dedicar los recursos y la atenci¨®n necesarios a esta labor. Las iniciativas que estamos emprendiendo, impulsadas por los principios rectores de investigaci¨®n, transparencia y colaboraci¨®n, trazan el camino a seguir en este territorio tan complejo y se?alan al mundo que estamos comprometidos a ser un participante comprometido y proactivo en los debates en curso, as¨ª como un lugar excepcional para conocer y aprender sobre las culturas del mundo¡±, explica a EL PA?S Max Hollein, director del Met, mientras subraya la preeminencia de la instituci¨®n en la cultura global. ¡°Como guardi¨¢n de cerca de 1,5 millones de obras de arte de m¨¢s de 5.000 a?os de creatividad humana, y como voz destacada en materia de arte y patrimonio cultural, es fundamental que el museo se implique intensamente en este tema¡±, a?ade.
En una carta a la plantilla y en un art¨ªculo colgado en la web del museo bajo el t¨ªtulo de Reflexiones sobre la colecci¨®n del Met y la propiedad cultural, Hollein planteaba a primeros de mayo la necesidad de responder al creciente escrutinio sobre los fondos. La discusi¨®n sobre la misi¨®n cr¨ªtica de los museos quedaba lanzada.
El Met no es el ¨²nico museo inmerso en este debate, que tampoco es nuevo. Reivindicaciones sempiternas, como la de Grecia para repatriar los m¨¢rmoles del Parten¨®n desde el Reino Unido o la reciente devoluci¨®n de Alemania a Nigeria de bronces de Ben¨ªn, definen un panorama agitado, cada vez m¨¢s militante por parte de pa¨ªses agraviados, que creen mermado su patrimonio. Sospechas sobre un posible expolio, o el lucrativo contrabando, empa?an la presencia en numerosos museos de obras procedentes de otras latitudes y otras ¨¦pocas. Adem¨¢s de una revisi¨®n acad¨¦mica, obedece tambi¨¦n, en muchos casos, a un imperativo legal, como recuerda la fiscal¨ªa de Manhattan y su incansable b¨²squeda de arte robado.
La oficina del fiscal de distrito de Manhattan se ha incautado de docenas de antig¨¹edades de sus fondos para devolverlas a Turqu¨ªa, Egipto e Italia, entre otros. En 2008, el Met restituy¨® a este ¨²ltimo pa¨ªs la famosa cr¨¢tera de Eufronio, adquirida en 1972 por un mill¨®n de d¨®lares. El a?o pasado, devolvi¨® 45 objetos a diversos pa¨ªses, intentando atajar las cr¨ªticas de que no hab¨ªa actuado con la suficiente diligencia. ¡°A pesar de la urgencia que pueda sugerir el entorno medi¨¢tico, debemos ser diligentes, reflexivos y justos en nuestra evaluaci¨®n de cualquier prueba que se nos presente¡±, apuntaba 0Hollein en el art¨ªculo. ¡°Estamos comprometidos a hacerlo bien, e igualmente comprometidos a tomarnos el tiempo necesario para hacerlo¡±.
Hace solo unos d¨ªas, la fiscal¨ªa anunci¨® la devoluci¨®n a Irak de dos piezas, saqueadas de la antigua ciudad de Uruk durante la Guerra del Golfo. Una de ellas, una figura sumeria de un toro de alabastro, pertenec¨ªa a Shelby White, miembro de la junta del Met; la otra, a un traficante de antig¨¹edades. ¡°No permitiremos que la ciudad de Nueva York sea un puerto seguro para objetos culturales robados¡±, tuite¨® el fiscal de Manhattan, Alvin Bragg. Dos meses antes, en marzo, una treintena de obras pertenecientes tambi¨¦n a White y valoradas en unos 20 millones de d¨®lares (18,6 millones de euros) fueron devueltas a Grecia.
La unidad de Tr¨¢fico de Antig¨¹edades de la fiscal¨ªa, dirigida por el incansable sabueso Matthew Bogdanos, se ha empleado a fondo en los ¨²ltimos meses. En septiembre, se incaut¨® de 27 objetos valorados en m¨¢s de 13 millones de d¨®lares, entre ellos un valioso kylix (cer¨¢mica) griega. En marzo, requis¨® una estatua de bronce sin cabeza del emperador romano Septimio Severo, del a?o 225, valorada en 25 millones de d¨®lares. Hab¨ªa presidido las galer¨ªas griega y romana del museo durante a?os.
Colaboraci¨®n con la fiscal¨ªa
La aparente urgencia del Met en rastrear el origen de algunas piezas no est¨¢ motivada sin embargo por la actuaci¨®n judicial, seg¨²n su director. ¡°Mantenemos un di¨¢logo constante y a veces nos enfrentamos a pruebas que no hab¨ªamos visto, lo que nos hace movernos¡±, explica Hollein. ¡°Hay colaboraci¨®n. No creo que nuestros esfuerzos se opongan a los del fiscal del distrito o que debamos dar un paso adelante porque ellos lo hayan dado¡±.
La profesora Elizabeth Marlowe, directora del programa de estudios muse¨ªsticos de la Universidad Colgate, considera que el clamor de la opini¨®n p¨²blica y la fiscal¨ªa han ejercido una clara presi¨®n. ¡°Creo que el Met est¨¢ aceptando, por fin que, en los ¨²ltimos a?os la opini¨®n p¨²blica se ha decantado totalmente por la restituci¨®n en casos de claro delito. En los ¨²ltimos a?os tambi¨¦n, la fiscal¨ªa de Manhattan se ha mostrado muy proactiva en los casos de obras de arte expoliadas y no teme perseguir los bienes m¨¢s preciados de la instituci¨®n cultural m¨¢s importante de la ciudad¡±.
Marlowe cita dos casos, los de obras khmer de Camboya y los bronces de Ben¨ªn, como hitos de la revisi¨®n. ¡°Estudiosos y periodistas han realizado una importante labor para destapar historias como el escandaloso saqueo de templos camboyanos por parte de Douglas Latchford [imputado en 2019 en Nueva York por falsificar el origen de piezas, muri¨® al a?o siguiente]. Las redes sociales han desempe?ado un papel fundamental a la hora de mantener la atenci¨®n p¨²blica sobre este asunto y sobre casos como el de los bronces de Ben¨ªn. Las galer¨ªas africanas del Met est¨¢n actualmente cerradas, y se est¨¢n reinstalando por primera vez en m¨¢s de 30 a?os. ?Van a crear una nueva distribuci¨®n en torno a su colecci¨®n de 160 bronces de Ben¨ªn, o van a devolverlos a Nigeria, como han hecho el Smithsonian y los museos estatales alemanes y muchas otras instituciones? El tiempo lo dir¨¢¡±.
En efecto, las tres galer¨ªas de arte africano, as¨ª como las de arte antiguo americano y arte oce¨¢nico, han cerrado temporalmente por un ¡°proyecto de renovaci¨®n que revisar¨¢ estas colecciones para una nueva generaci¨®n de visitantes¡±, dice su web. Sobre los bronces de Ben¨ªn, el Met ha dado algunos pasos, devolviendo a comienzos de a?o tres piezas a Lagos, en el marco de una colaboraci¨®n con el Ministerio de Cultura de Nigeria, similar a la establecida con Sicilia o con Grecia, en este caso mediante un acuerdo hist¨®rico: la preciosa colecci¨®n de 161 piezas de arte cicl¨¢dico del coleccionista Leonard Stern, que se exhibir¨¢ en el Met pero es propiedad de Grecia. Las 15 piezas m¨¢s importantes de la colecci¨®n atesorada por Stern durante m¨¢s de 40 a?os se pueden ver hasta octubre en el museo de Arte Cicl¨¢dico de Atenas, en una muestra de t¨ªtulo revelador: Volviendo a casa. Tesoros cicl¨¢dicos en su viaje de regreso. En enero, ser¨¢n acogidas por el Met durante 25 a?os, aunque el t¨ªtulo de propiedad corresponda a Grecia. La diplomacia cultural se abre camino como alternativa a litigios y demandas. Dos exposiciones que se inaugurar¨¢n en julio, una sobre los or¨ªgenes del arte budista en la India y otra sobre la alfarer¨ªa Pueblo ¡ªcomisariada por nativos de esa tribu originaria¡ª, confirman la v¨ªa de la colaboraci¨®n.
Adem¨¢s de la depuraci¨®n de responsabilidades sobre objetos robados o traficados, est¨¢ sobre la mesa una definici¨®n acorde con los tiempos del concepto de propiedad cultural, un debate nada ajeno a la revisi¨®n cr¨ªtica de la historia. Ello pasa por demostrar que las obras no siempre se han obtenido explotando a sociedades lastradas por la pobreza, el colonialismo, la guerra o la inestabilidad pol¨ªtica: sino un arte justo, como correlato cultural del comercio justo de pa¨ªses en desarrollo. El Met pone el foco en los objetos adquiridos entre 1970 y 1990, en el que la trazabilidad era muy laxa. La fecha de inicio en 1970 no es un marco te¨®rico, pues se corresponde con un tratado de la Unesco que pretend¨ªa acabar con el comercio il¨ªcito de antig¨¹edades y cuyo cumplimiento ha sido irregular, incompleto.
La mayor¨ªa de las piezas que Camboya reclama al Met salieron del pa¨ªs en los setenta, cuando la inestabilidad pol¨ªtica y el genocidio jemer imped¨ªan canales de interlocuci¨®n. Phnom Penh reivindica al menos 45 objetos presuntamente robados de yacimientos en esa ¨¦poca, durante la que otros pa¨ªses culminaban procesos de descolonizaci¨®n que tambi¨¦n favorecieron la dispersi¨®n de obras art¨ªsticas. El Met ha retirado varios objetos de la sala dedicada al arte khmer, pero ha rehusado mostrar los documentos que respaldar¨ªan ¡ªo contradir¨ªan¡ª su leg¨ªtima adquisici¨®n y a cambio pide a su interlocutor pruebas que respalden su reclamaci¨®n. El contencioso con Phnom Penh contin¨²a.
No ajeno al debate, un factor ulterior ¡ªel identitario, imposible orillarlo en una ¨¦poca definida por los discursos y las pol¨ªticas de autoidentificaci¨®n¡ª, a?ade combustible a la ecuaci¨®n. ¡°Vivimos en una ¨¦poca¡±, apunta Hollein en el art¨ªculo, ¡°en la que se cuestiona la idea de una sociedad cosmopolita y global, y algunas voces m¨¢s nacionalistas abrazan los objetos culturales menos como embajadores de un pueblo que como pruebas de la identidad nacional¡±. Muchos son los elementos en juego a la hora de emprender una relectura cr¨ªtica de los museos para acabar con la vieja museograf¨ªa, heredada casi sin cambios de las grandes expediciones culturales del siglo XIX. Para formular, en suma, una nueva definici¨®n de museo, m¨¢s all¨¢ de la de contenedor que guarda objetos. ¡°El Met pretende compartir y contextualizar [las obras] para que la gente entienda m¨¢s sobre ellas¡±, escribe Hollein. Sin cabida para las sospechosas.
El expolio nazi y la historia de dos Murillo del museo Meadows
Capítulo aparte en la historia de la rapiña merece el expolio nazi de obras de arte. Como la película de George Clooney The Monuments Men, equipos de investigadores y peritos han rastreado museos y colecciones privadas en pos de patrimonio robado. Lo sabe bien Amanda Dotseth, directora del Museo Meadows de Dallas. “Tuvimos un caso con dos pinturas de Murillo, Santa Justa y Santa Rufina, compradas por Algur H. Meadows en los años sesenta, y descubrimos que habían sido incautadas por los nazis a la familia Rothschild en Francia. Lo investigamos y lo publicamos hasta llegar a encontrar la evidencia de que esas dos obras se habían devuelto a sus dueños antes de que las adquiriéramos y se incorporaran al Meadows”. La labor de investigación previa previno cualquier sobresalto posterior, la reclamación judicial de los legítimos propietarios. Dotseth, que ha recibido en Madrid el X premio Bernardo de Gálvez, defiende profundizar en el escrutinio. “Estoy de acuerdo en que hay que seguir las mejores prácticas tanto de la Alianza Americana de Museos (AAM) como de la Asociación de Directores de Museos de Arte (AAMD), de la que formamos parte. En el Museo Meadows seguimos la llamada 'diligencia debida', la investigación de la procedencia de las adquisiciones. En el caso de que encontremos que una obra ya en nuestra colección tenga un dudoso origen, profundizamos en ello. Siempre hay que seguir investigando la historia de los orígenes de una obra, tanto como su historia moderna”. El hecho de que se trate de un museo universitario, adscrito a la Universidad Metodista del Sur, “hace que nos dediquemos a la investigación y a ir publicando sobre las obras que la conforman, compartiéndolo con la comunidad académica y museística”.