Los dioses y los h¨¦roes de los mayas conquistan el Met de Nueva York
Una exposici¨®n con piezas in¨¦ditas repasa el arte de la civilizaci¨®n prehisp¨¢nica y traza una l¨ªnea hasta enlazar su legado con las comunidades ind¨ªgenas de la regi¨®n

La fecunda cosmogon¨ªa de los mayas, plagada de figuras antropom¨®rficas, de mitos y leyendas y de elementos de la naturaleza, con su abundante cesta de dones y quebrantos, cobra vida en el centenar de piezas de la exposici¨®n Las vidas de los dioses: la divinidad en el arte maya, que abrir¨¢ sus puertas el lunes en el Museo Metropolitano de Nueva York (Met), hasta el 2 de abril. Se trata de la mayor muestra de arte maya presentada en EE UU en la ¨²ltima d¨¦cada, que adem¨¢s incorpora las ¨²ltimas investigaciones sobre una civilizaci¨®n que hoy sigue viva en remotas comunidades ind¨ªgenas de la regi¨®n, hablantes de algunas de las 30 lenguas vern¨¢culas de esa familia. La magna muestra ¡ªsucinta en cuanto al n¨²mero de obras, pero con importantes piezas in¨¦ditas¡ª pone por primera vez nombre a algunos de los pintores y escultores de estelas, esculturas y cer¨¢micas, y establece un di¨¢logo con el legado, vivo en las tradiciones y las ceremonias de sus descendientes, de los mayas que vivieron en la noche de los tiempos.
Organizada tem¨¢ticamente en secuencias (Creaci¨®n, D¨ªa y Noche, Lluvia, Ma¨ªz, Conocimiento y Dioses tutelares), la exposici¨®n sigue el curso de la vida de los dioses y su papel casi omn¨ªmodo en la representaci¨®n de la cultura maya. El ciclo de la vida natural y humana se confunde con la escala divina, y a la inversa, en sus diferentes metamorfosis, desde el nacimiento como figuritas humanas brotando del capullo de una flor hasta la muerte, con terror¨ªficas efigies de la noche. A imagen y semejanza de la divinidad, tambi¨¦n los reyes mayas adoptaron aspectos y atributos de aquellos. La muestra, que se ver¨¢ a continuaci¨®n en el Kimbell Art Museum de Fort Worth (Texas), coorganizador de la misma, re¨²ne obras emblem¨¢ticas del periodo cl¨¢sico (250¡ª900 d.C.), halladas en las ruinas de las ciudades reales que se levantaron en los bosques tropicales de Guatemala, Honduras y M¨¦xico, y que a veces se trag¨® la selva.
¡°Todos son pr¨¦stamos temporales, que volver¨¢n a sus lugares de origen cuando se clausure la exposici¨®n¡±, se?ala Oswaldo Chinchilla, profesor de Antropolog¨ªa en Yale y uno de los comisarios de la muestra. El montaje ha permitido en algunos casos rescatar piezas cuya integridad corr¨ªa peligro o cuando menos menoscabo, como la estela procedente de Izapa (Chiapas, M¨¦xico) que se guarda en un peque?o museo de Tapachula cerrado desde hace a?os. ¡°Una de las cosas importantes ha sido poder intervenir esta estela, que estaba pegada a una base de cemento que no era la m¨¢s indicada. Ahora se le quit¨® la base y se le puso una m¨¢s adecuada, fue una intervenci¨®n para preservar¡±, se?ala Chinchilla, guatemalteco. El museo de Tapachula acometer¨¢ las reformas para adecuar su emplazamiento.
¡°La estela representa una escena mitol¨®gica extraordinaria porque se relaciona con los mitos que leemos en el Popol Vuh, el libro escrito por autores del reino Quich¨¦ en el siglo XVI, poco despu¨¦s de la invasi¨®n espa?ola de Mesoam¨¦rica, en el cual se recogieron narraciones relacionadas con la creaci¨®n del mundo, con los dioses; una de ellas nos cuenta c¨®mo uno de los h¨¦roes se enfrenta con un monstruo, un p¨¢jaro enorme, el llamado Siete Guacamayo, que le arranc¨® un brazo¡±, explica. Se trata de una obra temprana, anterior al periodo cl¨¢sico (¡°tal vez del siglo uno o dos antes de Cristo¡±), y que suele aparecer ¡°en cualquier libro de texto sobre los mayas, pero muy poco vista porque se encuentra en ese museo regional¡± que, a d¨ªa de hoy, sigue cerrado. La permanencia del mito ¡°se mantiene hasta el presente, con narraciones relacionadas que encontramos en algunos poblados de Guatemala¡±; algunos de los nombres propios esculpidos o pintados en las obras se repiten id¨¦nticos en top¨®nimos de la regi¨®n.
Los ecos del Popol Vuh, la gran epopeya maya, resuenan en el centenar de piezas, que comparten otra caracter¨ªstica: un grado de conservaci¨®n excepcional. Junto con los pr¨¦stamos directos de Guatemala y M¨¦xico, otros procedentes de museos europeos, latinoamericanos y estadounidenses arrojan nueva luz sobre los misterios de la civilizaci¨®n mesoamericana, que cubri¨® una amplia extensi¨®n geogr¨¢fica correspondiente a los actuales M¨¦xico, Honduras, Belice y Guatemala. Algunos hallazgos de Palenque (M¨¦xico) y El Zozt (Guatemala) se podr¨¢n ver por primera vez. M¨¢scaras funerarias, estelas, altares sacrificiales, delicadas vasijas de barro con pinturas casi caligr¨¢ficas del ciclo de la vida o la cosecha ¡ªsin¨®nimos¡ª, y terror¨ªficas efigies de obsidiana se reencuentran en las salas del Met siglos despu¨¦s de haber sido concebidos.
Del importante sitio de Tonin¨¢ (Chiapas, M¨¦xico) destacan dos esculturas con las manos atadas a la espalda, de cuerpo humano pero con atributos de jaguar, un dios para los mayas. ¡°Un dios de la noche, relacionado con el fuego y la guerra¡±, a?ade el profesor. La tesis de los expertos es que el dios Jaguar fue un guerrero en tiempos, elevado luego a la categor¨ªa divina en una sucesi¨®n de avatares jalonada de victorias y derrotas. La excepcionalidad de las dos figuras reside en que ¡°fueron figuras hist¨®ricas [reales], porque tienen sus nombres escritos. Vivieron en el siglo VIII de nuestra era y fueron capturados en guerras como en el mito el dios Jaguar¡±.
Artistas con nombre propio
Gracias a los recientes avances en el estudio de la escritura jerogl¨ªfica maya ¡ª¡±en los ¨²ltimos 20 o 30 a?os se ha avanzado much¨ªsimo, y esa aportaci¨®n enriquece la muestra¡±, explica la tambi¨¦n comisaria Joanne Pillsbury¡ª, fue posible identificar los nombres de decenas de artistas del periodo cl¨¢sico. Por eso tambi¨¦n por primera vez en una exposici¨®n importante como la del Met, sus nombres aparecen en las leyendas. A diferencia de otras culturas antiguas, los escultores y los pintores mayas s¨ª firmaban sus obras, en ocasiones con grandes r¨²bricas. La muestra incluye cuatro obras de individuos identificados, as¨ª como otras que pueden ser atribuidas a pintores conocidos. Al estilo de un pintor de corte, los artistas formaban parte de la ¨¦lite reunida en torno a los reyes, que a su vez eran los interlocutores directos de los dioses: bien por extracci¨®n social o por especial destreza artesana, los artistas ascend¨ªan a la c¨²pula, lo que les permit¨ªa convivir m¨¢s estrechamente con la divinidad, iluminar sus creaciones.
Los distintos planos del mundo (dioses, humanos y naturaleza) se entrecruzan en un baile ancestral. El dios del ma¨ªz, tot¨¦mico en la cultura maya y representado como un joven apuesto y vigoroso, aparece a veces como la deidad que surge del ¨¢rbol del cacao: el ma¨ªz alimentaba a los mayas, el cacao los hac¨ªa ricos. Una de las salas est¨¢ dedicada enteramente al cereal, dotado de una importancia capital al igual que la lluvia, el motor de los ciclos de la cosecha y, por extensi¨®n, de la vida. De la teogon¨ªa maya se conservan cuatro c¨®dices, recuerda Chinchilla, cuya interpretaci¨®n ha arrojado copiosa informaci¨®n sobre astronom¨ªa y a la vez sobre augurios para determinadas fechas, en una mezcla perfecta de ciencia y superstici¨®n que remite ulteriormente al poder de los dioses. Como el de la lluvia, cuyo alcance se muestra en un hermoso plato, de dibujos casi caligr¨¢ficos, con ¡°una calidad de l¨ªnea extraordinaria, una finura inigualable en este tipo de cer¨¢mica¡±. Es el dios Chak, el se?or de la lluvia y el rel¨¢mpago, blandiendo un hacha que es a su vez el rayo.
La delicadeza de un cuenco de piedra labrado con una representaci¨®n del dios Ma¨ªz, as¨ª como la pericia t¨¦cnica para lograr una exquisita filigrana en la superficie de material tan duro, destacan en la sala dedicada a ¨¦l. Era un dios especialmente adorado, porque era sin¨®nimo de vida. Como las cosechas, y los ciclos de la naturaleza, el dios joven y apuesto muere para resucitar despu¨¦s con todo su vigor, una y otra vez. ¡°Es una pieza que muestra la delicadeza de los artistas mayas¡±, seg¨²n el comisario.
La ¨²ltima secci¨®n de la muestra est¨¢ dedicada a los reyes, porque eran intermediarios y los compa?eros de rituales de los dioses. ¡°Muchos de los dioses mencionados y representados en el arte maya son los llamados dioses patronos, que eran patrones de las dinast¨ªas reinantes. Eran sus dioses, a quienes ellos les rend¨ªan culto particular y que a su vez los favorec¨ªan¡±, concluye Chinchilla. Entre las piezas destaca un relieve con la figura de una mujer elegant¨ªsima, ¡°con un huipil bordado que es una belleza y sosteniendo la figura de un dios en su mano¡±.
Un legado muy vivo
Lejos de conformarse con ser una exposición dedicada a una cultura muerta, los organizadores también han documentado la pervivencia de la cultura maya original en la expresión popular de comunidades como la de Santa Cruz Verapaz (Guatemala), que cada 3 de mayo celebra ritualmente una danza, llamada de las Guacamayas o MaMuum, y que puede verse en un vídeo que forma parte de la exposición, así como en la web del Met. Uno de los danzantes, Alejandro Rax Jul, acudió este lunes a la presentación de la exposición en el Met en representación de su comunidad. “No se imagina lo histórico que resulta esto para nuestro pueblo, exhibir nuestra identidad en uno de los museos más importantes del mundo. Nuestra danza es nuestra herencia, nuestras raíces, y a través suyo pervive. Nos localizó Oswaldo [Chinchilla] y documentó la danza, que representa a los dioses del sol o nahuales de las mujeres vírgenes, que protegen a las doncellas”. Nervioso, Alejandro leyó un texto de agradecimiento en su lengua vernácula, el Poqomchi, el que habla a diario en su casa. “Nos emociona mucho que este museo nos dé a conocer, a veces es difícil en el entorno en que vivimos, con poco apoyo por parte de las autoridades [guatemaltecas]. El Poqomchi está desapareciendo y nosotros intentamos promover su uso para que no se pierda. Sé que hay instituciones [oficiales] que se dedican a ello, pero el efecto de que suene en la capital del mundo es incomparable”, dice Alejandro. Un idioma prehispánico, no del todo infrecuente en la diáspora guatemalteca en Nueva York, y que este lunes ha resonado “en la capital del mundo”, dice Rax, que llenó su página de Facebook con fotos de una jornada de consagración de su identidad.
Guatemala es el segundo país del mundo con mayor porcentaje de población indígena. Al inicio de la década de los ochenta, en plena guerra civil —la más prolongada de Centroamérica—, el Ejército cometió un genocidio contra las poblaciones mayas del país como parte de su estrategia para combatir a la guerrilla izquierdista. En 2013, el dictador Efraín Ríos Montt fue condenado a 80 años de cárcel por los crímenes de guerra cometidos por el Ejército contra el grupo étnico ixil en el Quiché.
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