Mario Calabresi, escritor y v¨ªctima del terrorismo: ¡°Se puede ser un exterrorista, pero no un exasesino¡±
El periodista, cuyo padre fue asesinado en los a?os de plomo en Italia, publica en espa?ol su exitoso libro ¡®Salir de la noche¡¯
El comisario Luigi Calabresi fue asesinado el 17 de mayo de 1972, durante los a?os de plomo del terrorismo en Italia. Hab¨ªa sido acusado de tirar a un detenido, Giuseppe Pinelli, por la ventana en un caso que se hizo tan c¨¦lebre que el premio Nobel Dario Fo le dedic¨® una obra, Muerte accidental de un anarquista. No importa que el polic¨ªa ni siquiera estuviese en la habitaci¨®n: sufri¨® una venenosa campa?a de intoxicaci¨®n y mentiras en la prensa hasta que fue asesinado por un comando anarquista tres a?os m¨¢s tarde. La vida de su hijo Mario Calabresi (Mil¨¢n, 53 a?os) ¡ªuno de los periodistas m¨¢s prestigiosos de Italia, exdirector de la Stampa y la Repubblica, excorresponsal en Nueva York¡ª qued¨® marcada por aquel crimen, pero tambi¨¦n por los insultos hacia su padre asesinado que no cejaron con su muerte.
En 2007 escribi¨® un libro, Salir de la noche, que se convirti¨® en un best seller, en el que contaba no solo la historia de su padre ¡ªpor encima de todo, un hombre decente¡ª y de su madre y hermanos, sino tambi¨¦n de los a?os de plomo y en el que hablaban otras v¨ªctimas del terrorismo. Reci¨¦n publicado ahora en espa?ol por Libros del Asteroide, con traducci¨®n de Carlos Gumpert y pr¨®logo de Enric Gonz¨¢lez, se trata de una obra emocionante, que en muchos momentos recuerda al tono de la pel¨ªcula La mejor juventud: la descripci¨®n de una ¨¦poca marcada por la muerte, pero tambi¨¦n por la vida.
Habla del terror, del odio, pero tambi¨¦n del amor al describir, por ejemplo, a Tonino, que acabar¨ªa por convertirse en su segundo padre. ¡°Nos ense?¨® a pescar, a remar, a nadar, a reconocer los vientos para volar cometas. Pero, sobre todo, a no dar nada por sentado, a luchar por las cosas que uno ama¡±. Es un libro del que se pueden sacar muchas lecciones ¡ªhay que escuchar a las v¨ªctimas, pedir perd¨®n es importante, las noticias falsas son peligrosas¡ª, pero es, por encima de todo, una reivindicaci¨®n de la vida en una familia marcada por la muerte. Esta entrevista se celebr¨® a principios de junio en Madrid.
Pregunta. Una de las cosas que encontr¨¦ m¨¢s contempor¨¢neas de este libro es su descripci¨®n de c¨®mo los medios de comunicaci¨®n pueden ser t¨®xicos y crear un ambiente t¨®xico. ?Cree que desde entonces las cosas han ido a peor?
Respuesta. Lo primero que descubr¨ª cuando empec¨¦ a estudiar la historia de mi padre es que las noticias falsas no se inventaron con internet o con la tecnolog¨ªa. La historia del periodismo est¨¢ llena de noticias falsas, tambi¨¦n en el pasado. La historia de mi padre y de la campa?a t¨®xica contra ¨¦l est¨¢ relacionada con el mal periodismo, con la falta de investigaci¨®n, porque la mayor¨ªa de las acusaciones eran falsas y habr¨ªa sido f¨¢cil demostrar que eran falsas solo con dos d¨ªas de investigaci¨®n.
P. Ni siquiera estaba en la habitaci¨®n.
R. Por ejemplo. Y otras acusaciones. Le acusaron de ser un agente americano, de haber estudiado en Estados Unidos, de haber sido entrenado por la CIA. Pero mi padre no habla ingl¨¦s, nunca viaj¨® a Estados Unidos. Era muy f¨¢cil de descubrir. Otra de las acusaciones era que, a mediados de los a?os sesenta, ejerci¨® como enlace entre el Ej¨¦rcito estadounidense y los servicios secretos italianos. Era rid¨ªculo porque en esa ¨¦poca mi padre estaba en la universidad. Fue una falta total de periodismo. La ideolog¨ªa va m¨¢s r¨¢pido que la realidad.
P. ?Est¨¢ yendo a peor con internet y las redes sociales?
R. El problema con internet es que la tecnolog¨ªa es capaz de difundir m¨¢s r¨¢pidamente las noticias falsas.
P. ?Cree que los a?os de plomo en Italia siguen siendo un periodo con m¨¢s preguntas que respuestas?
R. No. Creo que conocemos el marco, conocemos las responsabilidades, pero tenemos todav¨ªa una falta de detalles y quedan algunas ¨¢reas de sombra. Pero las responsabilidades est¨¢n claras.
P. ?Y cu¨¢les son?
R. Hay muchas responsabilidades porque en Italia tuvimos dos tipos diferentes de terrorismo. Por un lado, un terrorismo de extrema izquierda y un terrorismo neofascista, que puso bombas en bancos, estaciones de tren.
P. ?Y ten¨ªa relaciones con el Gobierno?
R. Se han descubierto relaciones entre grupos neofascistas y los servicios secretos. Una de las grandes cuestiones sigue siendo por qu¨¦ el Estado no fue capaz de encontrar a Aldo Moro. Seguramente la respuesta est¨¦ relacionada con su decisi¨®n de abrir el Gobierno al partido comunista.
P. ?El asesinato de su padre sigue siendo un caso del que se habla en Italia? ?Ha sido totalmente rehabilitado?
R. S¨ª, totalmente. Fue una larga historia, un camino muy largo. Pero al final ha sido completamente rehabilitado. Recuerdo que cuando ten¨ªa 20 a?os, hace 30 a?os, cuando dec¨ªa mi apellido, siempre me parec¨ªa que le chocaba a mi interlocutor. Siempre era dif¨ªcil. Ahora la reacci¨®n es totalmente diferente: la reacci¨®n es siempre c¨¢lida.
P. Adem¨¢s de la prensa, en su libro narra que los intelectuales tuvieron mucha responsabilidad en el apoyo a las Brigadas Rojas o en la condena a su padre, incluso personas muy inteligentes como Toni Negri o Carlo Ginzburg. ?C¨®mo fue posible?
R. Porque en ese periodo, incluso las mentes m¨¢s brillantes e inteligentes se vieron cegadas por una batalla ideol¨®gica y por el temor al poder. En 1969, se produjo la matanza de Piazza Fontana y hab¨ªa mucho miedo a que tuviese lugar un golpe de Estado en Italia, se tem¨ªa a los poderes ocultos del Estado. Y esto ceg¨® la claridad mental de muchos intelectuales, escritores¡
P. ?Y han reconocido que se equivocaron?
R. El ¨²ltimo ¡ªy me parece muy interesante¡ª fue Marco Bellocchio, con el que cenamos con mi madre. Y nos dijo que lo sent¨ªa much¨ªsimo, que era plenamente consciente de que nuestro padre y esposo fue una buena persona, pero entonces ¨¦l estaba superado por la ideolog¨ªa. Reconoci¨® que cometi¨® un error muy grave.
P. Cuando escribi¨® el libro, nadie hablaba de las v¨ªctimas, estaban fuera de la narrativa de los a?os de plomo. ?Eso ha cambiado tambi¨¦n?
R. S¨ª. En ese momento hab¨ªa un debate en Italia y muchos opinaban que hab¨ªa que pasar p¨¢gina. Se hablaba, por ejemplo, de la entrada de antiguos terroristas en pol¨ªtica, de indultos, de sacar a personas de las c¨¢rceles. Hubo un debate intenso en el que la voz de las v¨ªctimas estaba completamente ausente. Eran como fantasmas. Decid¨ª escribir el libro para a?adir la voz de las v¨ªctimas al debate p¨²blico, para dar otra perspectiva de la discusi¨®n. Cuando lo publiqu¨¦ pens¨¦ que vender¨ªa 5.000 ejemplares como mucho, pero al final vendi¨® medio mill¨®n de copias. Fue un ¨¦xito enorme.
P. ?Y cree que el ¨¦xito se debe a que dio voz a las v¨ªctimas?
R. A?ad¨ª otra voz y el debate p¨²blico cambi¨®. Cada a?o, en el aniversario del secuestro y asesinato de Aldo Moro, casi siempre se entrevistaba a los antiguos terroristas, que explican sus razones. En el libro explicaba que siempre se escuchaban las voces de las terroristas, pero no de las v¨ªctimas. Y los medios cambiaron su actitud hacia las v¨ªctimas y ahora forman parte del debate y se las respeta. Pero tambi¨¦n hubo un trabajo muy importante de algunos pol¨ªticos y de algunas instituciones, como el presidente Giorgio Napolitano, hizo todo lo posible para escuchar a las v¨ªctimas.
P. ?Sigui¨® la pol¨¦mica sobre la inclusi¨®n por parte de Bildu de antiguos terroristas en sus listas?
R. Creo que tenemos de dividir esta pregunta en dos partes. La idea de que antiguos terroristas que creyeron que pod¨ªan promover sus ideas a trav¨¦s de la violencia, y que luego cambiaron sus ideas y su agenda y decidieron renunciar a la violencia, es algo muy bueno, honestamente. Es una victoria de la democracia. Pero hay una l¨ªnea roja: haber matado a alguien. Se puede ser un exterrorista, pero no se puede ser un exasesino. Porque las consecuencias de tu acto no se acaban nunca. Si matas a alguien, tienes que respetar a las v¨ªctimas, ser consciente de la destrucci¨®n que provocaste y dar un paso atr¨¢s.
P. ?Y eso implica no entrar en pol¨ªtica?
R. Creo que s¨ª. Tal vez puede seguir en la vida p¨²blica de otra manera, tratar de construir cosas positivas en la sociedad.
P. ?Y de los contactos entre terroristas que han pedido perd¨®n y sus antiguas v¨ªctimas qu¨¦ piensa?
R. Creo que son importantes, pero es mejor que se hagan en privado, no en p¨²blico. Es importante que se hagan gestos de reconciliaci¨®n, pero soy un poco disidente cuando esta reconciliaci¨®n se produce ante una televisi¨®n.
P. ?Qu¨¦ condiciones se deben dar para dejar atr¨¢s un pasado de violencia?
R. En Italia no hemos logrado hacer memoria correctamente sin que se produzca una ambig¨¹edad pol¨ªtica. La ambig¨¹edad termina cuando las cosas se llaman por su nombre. El terrorismo se llama terrorismo, no se llama lucha armada; los terroristas se llaman terroristas y no combatientes; se dice Espa?a y no el Estado, como algo lejano y distante. Cuando se utilizan las palabras precisas y se condena la violencia con claridad, entonces la historia termina y se puede trabajar sobre la memoria.
P. ?Para usted es importante que se pida perd¨®n expl¨ªcitamente?
R. Es importante pedir perd¨®n, es importante reconocer que se cometi¨® un error, que no se pueden cambiar las cosas a trav¨¦s de la violencia. Es importante decirlo sin ninguna ambig¨¹edad.
P. En La mejor juventud hay un personaje que entra en las Brigadas Rojas y que, al final de la pel¨ªcula, uno tiene la sensaci¨®n de que ha hecho mucho da?o, incluso a las personas que quer¨ªan, pero que tambi¨¦n ha perdido su vida. ?Ha pensado en esto, incluso con las personas que asesinaron a su padre, que no solo arruinaron la vida de su familia, sino tambi¨¦n la suya?
R. En mi ¨²ltimo libro, Una volta sola, cuento la historia de dos hermanos de Bergamo, con las mismas ideas, que crecen en los setenta. Estaban llenos de ideas de justicia social, buscaban cambiar la sociedad. Uno de ellos decidi¨® unirse a un grupo terrorista y el otro decidi¨® estudiar medicina y convertirse en un doctor. Uno mat¨® a un carabinieri ante su hijo de 13 a?os y escap¨® a Francia y sigue ah¨ª. El otro construy¨® un hospital en ?frica. El que est¨¢ en Francia destruy¨® una familia, mat¨® a una persona y destroz¨® tambi¨¦n su vida. El otro construy¨® una vida llena de sentido.
P. Un momento muy emocionante de su libro es cuando explica que el comando que iba a matar a su padre lo dej¨® para el d¨ªa siguiente y que as¨ª pudo tener un d¨ªa m¨¢s de vida, en el que no hizo nada especial, pero a la vez es muy emocionante: pudo cenar con sus hijos, leer un rato¡
R. Los terroristas tratan de convertir a las personas en s¨ªmbolos, tratan de despejarlas de su humanidad. Es m¨¢s f¨¢cil matar un s¨ªmbolo que a una persona. Pero los periodistas tenemos la obligaci¨®n de devolver su humanidad a esas personas, explicar los detalles que les convierten en seres humanos.
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