¡®El primer d¨ªa de mi vida¡¯: cuatro suicidas en manos del cine de autoayuda

Basada en su propia novela hom¨®nima, el director italiano Paolo Genovese narra en El primer d¨ªa de mi vida el encuentro de cuatro suicidas con un misterioso hombre que les invita a recapitular sus existencias antes de saltar al precipicio. Es un argumento muy pr¨®ximo al del cl¨¢sico de Frank Capra ?Qu¨¦ bello es vivir!, en la que un ¨¢ngel sin alas, Clarence, lograba hacerle entender a un hombre desesperado (James Stewart) que hasta la vida m¨¢s fallida tiene sentido. Hasta ah¨ª las coincidencias con el humor, la bondad y el aliento de las im¨¢genes de Capra.

Esta vez el ¨¢ngel no es exactamente un ¨¢ngel. O s¨ª; Paolo Genovese deja abierta esa puerta y as¨ª el personaje que encarna Toni Servillo no reclama unas alas como el bueno de Clarence, pero a cambio re¨²ne en una inmensa pared las incontables fotograf¨ªas de las vidas desalentadas que pueblan su limbo. La mezcla de pesadumbre y esperanza del personaje de Servillo marca lo mejor de un filme muy bien interpretado, sobre todo por Servillo y por Margherita Buy, actriz habitual en las pel¨ªculas de Nanni Moretti, cada vez m¨¢s espl¨¦ndida en su madurez.

Genovese, creador de Perfectos desconocidos, fen¨®meno global que ha generado ya una veintena de remakes en todo el mundo y que en Espa?a dirigi¨® Alex de la Iglesia, aborda esta vez un tema tan candente como delicado: el suicidio. Un umbral ciertamente dif¨ªcil de franquear. Pero Genovese se atreve hasta con el suicidio infantil, concretamente con el de un ni?o incomprendido por sus padres que sufre bullying en el colegio.

Uno de los personajes principales es una especie de gur¨² de la autoayuda y es casi imposible no ver reflejado en este tipo atrapado en su propio cinismo todos los problemas de una pel¨ªcula con aroma a previsible anuncio de Navidad. El primer d¨ªa de mi vida es por momentos cautivadora y tierna. Sin embargo, una historia que le pide al espectador creer en lo imposible, o en aquello en lo que no cree, y que adem¨¢s pretende hablar del sentido mismo de la existencia, solo le queda ser, a lo Capra, una fantas¨ªa con un aluvi¨®n emocional que Genovese est¨¢ lejos de brindar.