Robbie Williams en Mad Cool: un buf¨®n maravilloso triunfa en un primer d¨ªa con problemas de acceso
El festival empieza con 60.000 espectadores y protestas por las largas colas en la entrada
¡°Soy jodidamente famoso, esta es mi banda y este es mi culo¡±. Y se pone de espaldas, se inclina y se?ala con el dedo su trasero. Un concierto que empieza con semejante fanfarronada narcisista de trazo grueso no puede ser un ¨¦xito. Pero lo fue, porque hablamos de Robbie Williams, ese buf¨®n maravilloso que se toma los recitales con un solo objetivo: que sean condenadamente divertidos. Y lo logr¨®.
Qu¨¦ bien se lo pasaron con Robbie Williams las 60.000 personas (de un aforo de 70.000, con un 35% de extranjeros, mayoritariamente brit¨¢nicos) que acudieron anoche al primer d¨ªa de la edici¨®n 2023 de Mad Cool en Madrid. El festival, que se celebra entre el barrio de Villaverde y el municipio de Getafe (sur de la capital), contin¨²a este viernes y el s¨¢bado.
Qu¨¦ m¨¢s da si muchos de los espectadores del concierto de Robbie Williams solo han dormido tres o cuatro horas para madrugar y cumplir con la jornada laboral. Cansados, pero con una sonrisa. Porque no hay mejor manera de tomarse un respiro de hora y media de estos tiempos atribulados que un concierto de este gamberro brit¨¢nico que est¨¢ a punto de cumplir 50 a?os.
Williams fue el acontecimiento estrella de la jornada inaugural en un festival de vida trastabillada: han pasado muchas cosas en su corta historia (seis ediciones), con tres cambios de ubicaci¨®n y hasta un suceso luctuoso. Una trayectoria que no ha brillado por su exquisita organizaci¨®n. El jueves el festival se encontraba bajo una lupa por el tema de la log¨ªstica. Y hubo protestas por las largas colas de la entrada. A eso de las 19.30, poco antes de la actuaci¨®n de The Offspring, la entrada principal era un magma de cuerpos desesperados por acceder al recinto. Sirva el testimonio de Paloma Rodr¨ªguez, 42 a?os (que acudi¨® con su pareja y su hijo de cinco a?os), para resumir la situaci¨®n: ¡°Ha sido un horror. He estado una hora en la cola y eso que ya ten¨ªa la pulsera. La gente se colaba, nadie informaba sobre qu¨¦ pasaba. Un desastre¡±. Hay que a?adir que la temperatura al sol superaba los 30 grados. Este diario solicit¨® anoche la versi¨®n del festival, pero no obtuvo respuesta. Lo que s¨ª funcion¨® fue el traslado en metro. Desde Legazpi hasta el festival se tard¨® unos 40 minutos, la caminata de 20 minutos de la estaci¨®n al recinto incluida; a la vuelta, igual. Al menos a eso de las dos de la madrugada. La l¨ªnea amarilla (desde Villaverde Alto ¡ªla m¨¢s cercana al festival¡ª, y con paradas en Legazpi, Embajadores y Sol) estuvo en funcionamiento hasta las cuatro de la madrugada.
Cuando empez¨® la m¨²sica se olvidaron las engorrosas esperas. Qu¨¦ bien le sienta al ego desmesurado de Robbie Williams el concepto de concierto multitudinario. No hay mejor potenciador para su narcisismo que un escenario gigantesco y miles de personas ador¨¢ndolo. Ese es su medio natural, donde se siente fuerte y donde ofrece lo mejor. Pasaron mil cosas en un poblado escenario con siete m¨²sicos, tres coristas y seis bailarinas. Toda la tropa luciendo de negro para que resaltara, centelleante, el jefe, vestido con unos pantalones y una camisa de tirantes de tonos dorados.
El brit¨¢nico despleg¨® un ampl¨ªsimo repertorio de recursos, todos encaminados a entretener, su oficio. Bail¨®, correte¨®, bajo a abrazarse con el p¨²blico, convers¨® con algunos de los presentes (Gerard y Nuria fueron los elegidos), cont¨® chistes, charl¨® sobre sexo, consigui¨® que todo el mundo repitiera sus ¡°ooeeees¡±¡ Incluso mostr¨® una foto en la pantalla gigante de un culo masculino congelada de un v¨ªdeo de su exgrupo, Take That. ¡°Es mi trasero con 17 a?os. Hoy ya no se parece en nada¡±, brome¨®. En fin, un despiporre.
Pero por encima de todo estuvieron las canciones, un repertorio acorde con lo festivo de la noche. Let Me Entertain You (el gran lema del concierto) son¨® al principio, cuando la gente ya estaba entregada. Al igual que una versi¨®n incandescente de Land of 1000 Dances, con los vientos echando fuego. Cayeron algunas versiones, como la setentera Could It Be Magic, de Barry Manilow, y que puso de nuevo en la cima Take That en 1992. Tambi¨¦n Don¡¯t Look Back in Anger, de Oasis, que enton¨® absolutamente todo el recinto. Como introducci¨®n a Love My Life, Williams cont¨® que cuando era joven se propuso dos reglas: nunca casarse y nunca tener hijos. ¡°Y ahora llevo casado 17 a?os y tengo cuatro hijos. Y esa es la raz¨®n por la que estoy feliz hoy¡±, sentenci¨®.
El concierto de Williams fue de m¨¢s a menos. Acab¨® con dos temas muy populares (She is The One y Angels), pero de cadencia lenta. Pareci¨® faltar una traca final que cerrase el c¨ªrculo, pero quiz¨¢ un peque?o retraso en el inicio propici¨® un recorte de tiempo. En cualquier caso, un buen espect¨¢culo del brit¨¢nico.
Un vozarr¨®n
Lo de Lizzo fue una maravilla, una lecci¨®n de positividad sin brizna alguna de cursiler¨ªa. La estadounidense llen¨® de soul, funky y disco el festival. Toda la negritud sonora en una misma actuaci¨®n y derrochando humanidad, vozarr¨®n, buen rollo y grandes canciones. Solo por su energ¨¦tica actuaci¨®n ya hubiese compensado el dinero de la entrada. Interpret¨® Juice, 2 be loved, Soulmate o Tempo, se acord¨® de reinas negras de la canci¨®n como Aretha Franklin, Big Mama Thornton o Whitney Houston y dej¨® claros sus dos lemas: ¡°El amor es lo que la gente necesita para hacer un mundo mejor¡± y ¡°yo soy especial, t¨² eres especial¡±. Seguramente sorprendi¨® a muchos cuando dijo que su grupo favorito era Coldplay, para a continuaci¨®n interpretar una particular¨ªsima versi¨®n de Yellow (tema de los de Chris Martin) que comenz¨® en plan balada soul y acab¨® como una especie de jazz latino con ella soplando la flauta travesera. Sensacional.
El veintea?ero estadounidense Lil Nas X tambi¨¦n brill¨®. Sali¨® a lo Rosal¨ªa, sin m¨²sicos y con bailarines, y se mostr¨® est¨¦ticamente poderoso y audaz musicalmente: bas¨¢ndose en una tribalidad trabajada desde sonidos actuales.
Tambi¨¦n estuvieron por all¨ª The Offspring y su punk ¡°oooh¡±, un grupo perfecto para calentar a una audiencia a¨²n con las primeras cervezas y soportando un sol que escup¨ªa fuego. Todos los que en los noventa eran unos adolescentes se saciaron de cantar los temas bullangueros de los californianos. Poco despu¨¦s, Machine Gun Kelly tambi¨¦n puso su punk-rock al servicio de la audiencia. Es muy pint¨®n y va de malote este chico, que se present¨® delante de una especie de pir¨¢mide construida por piezas moradas que de vez en cuando soltaba llamaradas. Hay que reconocer que el tipo se dej¨® la piel, acompa?ado de una buena banda. Lleg¨® a cantar una versi¨®n de Danza Kuduro, de Don Omar. ?l sabr¨¢ por qu¨¦.
Este viernes, la segunda jornada cuenta con Queens Of the Stone Age, Sam Smith, Mumford & Son o The Black Keys entre las figuras de una treintena de bandas. Todos deseamos que la organizaci¨®n ande m¨¢s fina para que el acceso no sea un suplicio.
Babelia
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