Javier Cort¨¦s, oreja de un notable toro de Pe?ajara

Cuando el ¨¢nimo de toreros y p¨²blico ya comenzaba a decaer, tras una corrida de desigual presentaci¨®n y decepcionante juego de Pe?ajara, apareci¨® por la puerta de toriles Panceto, un serio, imponente y bell¨ªsimo astado, de espectacular capa salinera, que llevaba marcado el n¨²mero 32 en los costillares.

Al contrario que algunos de los ejemplares que le hab¨ªan precedido, este ¨²ltimo acudi¨® presto, fijo y alegre a los capotes que le llamaban desde los burladeros, d¨®nde remat¨®, astill¨¢ndose el pit¨®n izquierdo. Fue entonces cuando Javier Cort¨¦s hizo acto de presencia en el tercio y lo salud¨® con un manojo de intensas ver¨®nicas, sali¨¦ndose a los medios, y aguantando las poderosas embestidas de su oponente.

Muy metido en todo momento en la lidia, el madrile?o coloc¨® al toro en suerte y el de Pe?ajara acudi¨® raudo al caballo. As¨ª hasta cuatro veces, peleando de forma desigual bajo el peto. Le midieron el castigo y Panceto persigui¨® en banderillas, donde se luci¨® Antonio Molina, que dej¨® dos pares soberbios.

Cogi¨® la muleta Javier Cort¨¦s y se dobl¨® con el toro para sac¨¢rselo hacia fuera. Y ah¨ª llegaron dos tandas en redondo, una de ellas notable por la largura, templanza y profundidad de los muletazos. Bien estuvo el torero y a¨²n mejor embisti¨® el de la Casta Jijona por abajo, con recorrido y enorme transmisi¨®n.

Hubo despu¨¦s otra buena tanda al natural y a partir de ah¨ª el toro se fue apagando y, con ¨¦l, la faena. Aun as¨ª, tras la estocada, lleg¨® la oreja. Y una oreja en C¨¦ret no es asunto menor...

Muy dispuesto anduvo tambi¨¦n Cort¨¦s frente al tercero, al que pic¨® de forma magistral Alberto Sandoval y al que pare¨® igualmente con gran m¨¦rito y lucimiento Pablo Gallego. Sin embargo, el fondo del toro, que hab¨ªa apuntado grandes cosas, lleg¨® hasta ah¨ª, aplom¨¢ndose en el ¨²ltimo tercio y dejando sin opciones a su matador.

Peor suerte tuvo Rafaelillo, aseado ante el soso y deslucido primero, que embisti¨® a media altura, y herido en la axila izquierda por el complicado cuarto, que acort¨® el recorrido muy r¨¢pido y se puso mir¨®n y a la defensiva. Ya le hab¨ªa avisado y a la segunda colada, le propin¨® un certero pitonazo. No lo pudo matar, pero se march¨® a la enfermer¨ªa por su propio pie.

A Alberto Lamelas le correspondi¨® un lote protestado por su escaso trap¨ªo, especialmente el quinto, feo, escurrido y terciado. Otro animal que dio esperanzas en los primeros tercios, pero que acab¨® fundido en la muleta. Ante ¨¦l, Lamelas logr¨® un pu?ado de naturales largos y limpios, conseguidos de uno en uno, muy cruzado al pit¨®n contrario. Como en su primero, un animal noble que sac¨® fondo, sobre todo por el pit¨®n izquierdo, se atasc¨® con la espada y todo qued¨® en una ovaci¨®n.