De los creadores de ¡®South Park¡¯... llega a Espa?a el musical m¨¢s incorrecto e irreverente de Broadway

Incorrecto, irreverente, lenguaraz y sacr¨ªlego, pero tambi¨¦n brillante, ingenioso, sorprendente y extraordinariamente divertido. Son algunos de los calificativos que ha recibido el musical The Book of Mormon desde su estreno en 2011 en Broadway. No se pod¨ªa esperar menos de una obra concebida por los creadores de South Park, la mordaz serie de animaci¨®n que se burla de todo y de todos ¡ªespecialmente de la sociedad norteamericana¡ª y que lleva ya 26 temporadas de ¨¦xito. Sus autores, Trey Parker y Matt Stone, son definidos con frecuencia como los Monty Python de EE UU: humor negro, surrealismo y s¨¢tira desmadrada. De hecho, The Book of Mormon suele considerarse el equivalente en teatro musical de La vida de Brian, la delirante pel¨ªcula de los Monty Python protagonizada por un jud¨ªo contempor¨¢neo de Jesucristo al que las multitudes confunden repetidamente con el Mes¨ªas. The Book of Mormon tambi¨¦n parodia la religi¨®n, pero muchos a?os despu¨¦s y por medio de dos entusiastas misioneros mormones estadounidenses enviados a predicar a Uganda.

Despu¨¦s de 12 temporadas reventando la taquilla en Broadway hasta convertirse en uno de los espect¨¢culos m¨¢s longevos de la meca neoyorquina de los musicales, nueve premios Tony, varias giras por Norteam¨¦rica y numerosas r¨¦plicas en Australia y Europa (la del West End de Londres lleva 10 a?os ininterrumpidos en cartel y cuatro premios Olivier), The Book of Mormon est¨¢ a punto de estrenarse por primera vez en espa?ol. Ser¨¢ el 6 de octubre en el teatro Calder¨®n de Madrid en una nueva producci¨®n de SOM, una de las principales promotoras de musicales en Espa?a y que en la ¨²ltima d¨¦cada ha contribuido a convertir la capital en epicentro del g¨¦nero, con ¨¦xitos como Matilda, Mamma Mia!, Billy Elliot o West Side Story.

La traducci¨®n al espa?ol no solo constituye un acontecimiento internacional que puede impulsar nuevas producciones en este idioma en otros pa¨ªses, sino un verdadero refresco en la cartelera madrile?a: la oferta es abundante y de calidad, pero tirando a conservadora. No hay m¨¢s que echar un vistazo a los estrenos de esta temporada: El fantasma de la ¨®pera, Chicago, The School of Rock, Una rubia muy legal, Pretty Woman o Bailo Bailo (El musical de Raffaella Carr¨¤), que se suman a otros que se mantienen de temporadas anteriores como Mamma Mia!, Aladdin, Matilda, We Will Rock You o el incombustible El rey le¨®n. Es decir: cl¨¢sicos del g¨¦nero que nunca fallan, adaptaciones de ¨¦xitos cinematogr¨¢ficos, historias tejidas en torno a hitos de Queen o Abba o espect¨¢culos para toda la familia. No es algo espec¨ªfico de Madrid, tambi¨¦n ocurre en Broadway o en el West End. Marcos C¨¢mara, director ejecutivo de SOM, lo explica as¨ª: ¡°Es que poner en pie un musical es car¨ªsimo y muy arriesgado. Si no tienes un reclamo claro ¡ªuna pel¨ªcula, un t¨ªtulo conocido o lo que sea¡ª saltas sin red y solo tienes una baza: la excelencia. Y eso no es ni barato ni f¨¢cil¡±, explica el productor a EL PA?S tras un ensayo en el Calder¨®n. La producci¨®n de The Book of Mormon ha costado tres millones de euros y tres a?os de trabajo.

Lo cierto es que si no fuera porque Trey Parker y Matt Stone ya eran famosos por South Park cuando presentaron este trabajo en Broadway ¡ªde momento el ¨²nico¡ª y que sumaron su genio al de un figur¨®n de los musicales como el compositor Robert Lopez, autor de la partitura de Avenue Q y de las canciones de las pel¨ªculas Frozen y Coco, posiblemente ning¨²n productor se habr¨ªa arriesgado a estrenar The Book of Mormon. Desde la primera escena es inevitable preguntarse por qu¨¦ no hay una protesta de mormones ofendidos a las puertas de cada teatro donde se representa. El primer n¨²mero, calificado por la cr¨ªtica especializada como uno de los mejores arranques de un musical en la historia del g¨¦nero, ya da pistas de lo que se avecina: s¨¢tira sin contemplaciones y una partitura sobresaliente. Un joven repeinado y hecho un pincel, camisa blanca, corbata y pantal¨®n negros, aparece en el escenario Biblia en mano y despliega una sonrisa m¨¢s blanca que la del Ken de la Barbie mientras hace sonar un timbre imaginario y canta: ¡°?Hola! Mi nombre es Elder Price y me gustar¨ªa compartir con ustedes el libro m¨¢s incre¨ªble¡±. Despu¨¦s sale otro igualito que hace lo mismo y canta: ¡°?Hola! Mi nombre es Elder Grant. Es un libro sobre Estados Unidos hace mucho, mucho tiempo¡±. Y otro: ¡°?Hola! Mi nombre es Elder Green. Me gustar¨ªa compartir con ustedes este libro de Jesucristo¡±. Y despu¨¦s otro y otro m¨¢s hasta formar un genial coro de timbres y ¡°holas¡± de alegres misioneros mormones. Antes de que acabe el tema el p¨²blico suele estar ya muerto de risa. Dos de ellos son enviados despu¨¦s a una remota aldea de Uganda asolada por la miseria, el sida y los se?ores de la guerra. El contraste entre esa realidad y el mundo na¨ªf en tecnicolor de los mormones es explotado in crescendo hasta la hilaridad.

Pero no hay manifestaciones a las puertas del teatro. Todo lo contrario. En Broadway, los mormones aprovechan el ¨¦xito de The Book of Mormon para hacer proselitismo y pagan anuncios en las publicaciones de ocio donde se anuncian los musicales con mensajes de este tipo: ¡°Si le gust¨® The Book of Mormon, el libro original siempre es mejor¡±. ?Buen humor o sentido pr¨¢ctico? Marcos C¨¢mara r¨ªe: ¡°Posiblemente ambas cosas. Pero la respuesta est¨¢ tambi¨¦n en el propio espect¨¢culo. Es cierto que es totalmente incorrecto y de entrada puede parecer sacr¨ªlego, pero a medida que avanza la funci¨®n te das cuenta de que no es un ataque a los mormones, pues de hecho los protagonistas no son caricaturas sino personajes realmente entra?ables. Es m¨¢s bien una invitaci¨®n a re¨ªrse de cualquier cosa sin ning¨²n tipo de tab¨². Es lo que hacen los buenos c¨®micos. Es sobre todo una comedia desternillante con el nivel de un musical cl¨¢sico¡±.

La reacci¨®n del p¨²blico en Broadway concuerda con la definici¨®n del productor espa?ol. Durante la funci¨®n a la que asisti¨® EL PA?S el pasado agosto en el teatro Eugene O¡¯Neill, los espectadores no pararon de re¨ªr en las dos horas y media que dura el espect¨¢culo. Se disfruta sin sentimiento de ofensa, m¨¢s bien como una liberaci¨®n a trav¨¦s del humor.

La versi¨®n espa?ola que est¨¢ a punto de estrenarse no es una r¨¦plica exacta. El argumento, la partitura y los di¨¢logos son id¨¦nticos, pero cambian las coreograf¨ªas, los decorados y la puesta en escena. M¨¢s de un a?o han tardado los hermanos Alejandro y David Serrano en traducir el texto y las letras de las canciones para trasladar al espa?ol todos los golpes de humor que contienen. El segundo es tambi¨¦n el responsable de la puesta en escena y pese a su larga experiencia en la direcci¨®n de musicales (Matilda, Billy Elliot o West Side Story, entre otros) asegura que este trabajo ha supuesto un verdadero reto: ¡°Nunca me hab¨ªa enfrentado a un material c¨®mico tan brillante. Es el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa de los musicales: hay que cantar, bailar, actuar y ser gracioso¡±.