¡®Hermana muerte¡¯: terror cat¨®lico en el sangriento convento de Paco Plaza

Desde su pr¨®logo en blanco y negro, con un imaginario de la Espa?a popular a lo Cristina Garc¨ªa Rodero, Hermana muerte consigue adentrarse en un espacio de mitos paganos, fantasmas, muertos e imaginer¨ªa cat¨®lica. Los muros de un viejo convento, de cuya austera y blanca belleza saca buen provecho esta oscura pel¨ªcula, encierran los secretos de una historia que se presenta como precuela de Ver¨®nica, pel¨ªcula inspirada en el llamado Expediente Vallecas y en la que su director, Paco Plaza ([REC] o Quien a hierro mata), puso en juego las experiencias paranormales de una adolescente de colegio de monjas y barrio obrero madrile?o.

Si en Ver¨®nica (2017) estas aventuras ocultas se situaban en los a?os del ingenuo entusiasmo ¡ªa principios de los noventa, entre adolescentes de carpeta en el pecho y sesi¨®n de tabla ouija, como en las pel¨ªculas de la tele¡ª, en Hermana muerte nos adentramos en los or¨ªgenes, en una Espa?a de posguerra, pobre y rota. Esta vez, el colegio est¨¢ dentro del propio convento, donde las ni?as sin recursos econ¨®micos hacen la colada para la localidad vecina y donde las monjas de clausura confeccionan dulces caseros. All¨ª llega la protagonista del filme, la joven novicia Narcisa, interpretada con desgarro por Aria Bedmar. Una ex ¡°ni?a santa¡± iluminada que ahora combate su crisis de fe a base de ayuno, fusta y miedo.

Con un guion muy s¨®lido escrito junto a Jorge Guerricaechevarr¨ªa, Plaza urde una pel¨ªcula que se sit¨²a entre sus mejores trabajos (m¨¢s redondo que La abuela y quiz¨¢ que la propia Ver¨®nica) gracias a una puesta en escena que lleva su fondo de cuento g¨®tico a una arquitectura espartana y a un halo de feroz fatalidad y martirio. Hermana muerte es un thriller de terror y venganza construido con elementos visuales tan sencillos como inquietantes, casi abstractos: una robusta silla de madera que siempre cae igual al suelo, una grieta en la pared, una serie de misteriosos y esquem¨¢ticos dibujos y los gritos y golpes que cada noche desvelan a las religiosas y a sus pupilas.

Plaza mezcla realidad y sue?o con la misma habilidad que viaja por la memoria espa?ola para sostener a un personaje principal apasionante, lleno de inc¨®gnitas paganas y delirios de santidad que se representan a trav¨¦s de esa imaginer¨ªa religiosa casi gore que parece llorar sangre. De ni?a santa a anciana maldita, la hermana Narcisa atraviesa d¨¦cadas que parecen siglos hasta convertirse en la representante de un folclor de ritos y leyendas que ya no parecen interesar a los adolescentes de un colegio de la Espa?a contempor¨¢nea. All¨ª, en un ep¨ªlogo perturbador y perfecto, la monja es presentada por una profesora con una frase que dispara de golpe el universo de Hermana muerte dentro del de Ver¨®nica: ¡°Espero que la presencia de la hermana Narcisa os anime a dejar tanto S¨²per Pop y a leer m¨¢s a los cl¨¢sicos espa?oles¡±.