Paula Arcila, comunicadora: ¡°No tengo ning¨²n recuerdo bonito de mi infancia¡±
La locutora y ¡®podcaster¡¯ colombiana re¨²ne m¨¢s de dos millones de seguidores en Facebook, donde cuelga v¨ªdeos. ¡°La ¨²ltima separaci¨®n nunca la mencion¨¦ en p¨²blico. Apagaba mi c¨¢mara y me quedaba hecha mierda, llorando por el que se fue¡±
Paula Arcila (Medell¨ªn, Colombia, 48 a?os) es comunicadora, actriz y podcaster de ¨¦xito que ha desarrollado su carrera durante dos d¨¦cadas en Miami y ahora en Madrid, donde colabora en ¡®A vivir que son dos d¨ªas¡¯. Hace unos a?os escribi¨® un libro descarnado y sincero titulado Una reina sin medidas en el que relata una infancia de abusos y violencia. Por el sal¨®n de su casa, en el barrio de Conde-Duque de Madrid, corretea Francisca, su perrita. ¡°El s¨¢bado fui al teatro con unos amigos. Hab¨ªa tres o cuatro personas fumando en la cola, es decir, fumando encima de otras personas. Una de ellas dej¨® el cigarrillo tirado en el suelo, ni siquiera lo apag¨®, y entr¨® en el teatro. Yo no tengo paciencia ya con eso. La gente va a su bola como si les perteneciera a ellos la calle, la ciudad, y a m¨ª me cuesta mucho. Entonces me escapo a un pueblito de Valencia, a una monta?a en la que no hay nadie. Tengo una vista de 360 grados y estoy ah¨ª en el culo del mundo. ?Y sabes qu¨¦ tengo all¨ª? Paz¡±.
Pregunta. ?Tuvo hermanos?
Respuesta. Hija ¨²nica. Tengo dos hermanos de otro pap¨¢. Bueno, no: dos hermanos de parte de mi mam¨¢ y un mont¨®n de otro pap¨¢. Perd¨ª la cuenta.
P. Hija ¨²nica de su madre.
R. S¨ª. Y en casa, ¨²nica por nueve a?os. Llegaron luego mis dos hermanos de mi madre. Y escribiendo mi libro averig¨¹¨¦ que de mi padre hab¨ªa un mont¨®n de hermanos m¨¢s por ah¨ª.
P. ?C¨®mo se conocieron sus padres?
R. Mi madre trabajaba en una radio como recepcionista y ah¨ª conoci¨® a mi padre, que era locutor de radio. Su actual esposo es ingeniero qu¨ªmico en Medell¨ªn.
P. No fueron los mejores a?os para pasar una infancia en Medell¨ªn.
R. No tengo ning¨²n recuerdo bonito de mi infancia, la verdad.
P. El narco, la violencia en las calles¡
R. No recuerdo tanto la violencia en Colombia como la violencia sobre m¨ª.
P. ?En su casa?
R. No. En la gente de alrededor.
P. ?C¨®mo empez¨®?
R. La primera vez tendr¨ªa cuatro o cinco a?os. Un vecino. De la puerta de al lado de mi familia. Era un barrio de casitas. Me dejaban ir a esa casa a jugar. Y ese chico, que era el ¨²nico en la casa, me tocaba siempre.
P. ?Su familia no se dio cuenta?
R. Mi padre nunca estuvo presente. Mi mam¨¢ qued¨® embarazada y ¨¦l nunca estuvo. Y mi mam¨¢ era una persona muy joven. No se pod¨ªa hacer cargo de m¨ª. Mis abuelos dijeron que me cuidaban ellos. Pero tampoco me pudieron cuidar porque la primera vez que fui abusada fue viviendo en su casa, claro que no les culpo. Cuando me fui a vivir con mi madre lleg¨® otro muchachito de unos 17 o 18 a?os, y tambi¨¦n empez¨® a abusar.
P. ?Usted cu¨¢ntos a?os ten¨ªa?
R. Ah¨ª entre ocho y diez. No fue el primer adolescente que abus¨® de m¨ª.
P. ?Cu¨¢ndo fue consciente de esos abusos?
R. Yo no sab¨ªa que eso era abuso hasta que ya estuve mayor. Viv¨ªa en Miami. Ten¨ªa m¨¢s de 20 a?os. Yo ten¨ªa ya a mi hermanita menor que estaba en Medell¨ªn. La llamaba a mi casa para saludar. Recuerdo que una vez mi hermanita me contest¨® el tel¨¦fono y me dijo que mi mam¨¢ no estaba, que la estaba cuidando un primo y a m¨ª me dio algo, y cuando habl¨¦ con mi madre le dije: ¡°No vuelvas a dejar a Ang¨¦lica con nadie¡±. Y ella: ¡°Pero si es el primo¡±. Yo le dije que no se pod¨ªa fiar de nadie.
P. Y le cont¨®.
R. Todo. Todo lo que yo hab¨ªa pasado desde que era muy ni?a. No reaccion¨® especialmente sorprendida. Luego en terapia me di cuenta de que mi madre no supo c¨®mo gestionarlo. A mi madre tambi¨¦n la hab¨ªan violado. No supo qu¨¦ hacer con esa informaci¨®n: no porque no le doliera, simplemente no supo gestionarlo. Yo he hecho terapia toda la vida. Mi madre, nunca.
P. ?A qui¨¦n tuvo en Miami cuando se fue?
R. Una t¨ªa m¨ªa. Yo siempre ve¨ªa mi futuro fuera de Colombia.
P. ?Qu¨¦ hizo all¨ª, en Miami?
R. Limpiar casas, cuidar ni?os con lo poco que me gustan. Y trabaj¨¦ en una tienda de beepers (en Espa?a creo que le llamaban ¡®buscas¡¯). Tambi¨¦n hice mudanzas. Todo sin papeles.
P. Y con papeles, la radio.
R. Pacho Restrepo era muy amigo de mis t¨ªos. ¡°Vaya, sobrina, y d¨ªgale que le ayude¡±. Fui y lo busqu¨¦. Le dije: ¡°Mire, yo soy sobrina de fulano y estoy buscando algo que hacer en la radio¡±. Y ¨¦l se iba a Colombia porque estaba enfermo, le ten¨ªan que hacer un trasplante y me dijo: ¡°Yo hago un programa de m¨²sica, pero es m¨²sica vieja, t¨² est¨¢s muy joven¡±. Yo sab¨ªa de esa m¨²sica porque en mi casa era lo que escuchaba mientras se mamaban. Sonaban todos los artistas que hab¨ªan muerto ya. Y all¨ª estaba yo con 20 a?os hablando de ellos. El programa peg¨®, y de ah¨ª empec¨¦ como productora, luego como presentadora y llegu¨¦ a concursar en el ¡®S¨¢bado Gigante¡¯, un programa muy famoso en Estados Unidos que lo presentaba un se?or muy famoso tambi¨¦n, Don Francisco.
P. Dijo antes que no le gustaban los ni?os.
R. Nunca me han gustado, nunca. Si alguna cosa he tenido clara en la vida es que nunca he querido ser madre. A ver, no los quiero matar, ?sabes? No soy Herodes. Pero nunca me han gustado.
P. ?Le ha costado alg¨²n problema en sus relaciones?
R. No, afortunadamente no. Solo en mi primer matrimonio, cuando decid¨ª que me quer¨ªa separar, ¨¦l me propuso tener un hijo para tratar de salvar la relaci¨®n. A eso recurre mucha gente: lo peor que se puede hacer es encargarle a un beb¨¦ que arregle vuestros problemas.
P. Una curiosidad. Tiene m¨¢s de dos millones de seguidores en Facebook. ?Qu¨¦ se hace con semejante comunidad?
R. Hablo a las mujeres del maltrato, del abuso, porque a ra¨ªz del libro que escrib¨ª empec¨¦ un podcast que se llamaba ¡®Una reina sin medidas¡¯, igual que el libro, y me empezaron a llegar much¨ªsimas historias por correo electr¨®nico. Hab¨ªa gente que no entend¨ªa c¨®mo una persona que hac¨ªa humor y que en la radio siempre hablaba de humor tuviera el lado B tambi¨¦n. Y eso fue lo que yo quise mostrar en el libro. Abrirme y mostrarle a la gente que no todo era la belleza que se ve¨ªa en la tele o en la radio fue muy conveniente.
P. ?Sigue haciendo terapia?
R. Nunca la he dejado. He cambiado mucho de terapeuta.
P. ?Y eso?
R. Es que eso va perdiendo el efecto. Como el champ¨² cuando t¨² te lavas mucho el pelo con el mismo. Ya despu¨¦s¡ Me gusta cambiar cada cierto tiempo. Ahora, por ejemplo, estoy sin terapeuta, porque ya cumpl¨ª una etapa con esa persona. Me ayud¨® much¨ªsimo, pero siento que ya llega. Ella me dice: ¡°Oye, est¨¢s perdida. ?Te pasa algo?¡±. ¡°No. Al contrario, estoy de puta madre. Por eso no te he vuelto a escribir. Pero s¨ª necesito otra gente diferente¡±.
P. ?Le pasa con sus v¨ªdeos de Facebook que dice: ¡°Esto que estoy diciendo deber¨ªa aplic¨¢rmelo yo¡±?
R. Claro, muchas veces, siempre. Por eso no dejo la terapia. O sea, t¨² te traicionas a ti misma. Una a los amigos siempre sabe qu¨¦ decirles, ?pero a s¨ª misma? Tenemos muy buena punter¨ªa con los dem¨¢s, nunca con nosotros mismos. Es como los gobiernos: ?por qu¨¦ se ve tan claro lo que hay que hacer desde la oposici¨®n y cuesta tanto verlo cuando se est¨¢ en el poder?
P. Y habla de situaciones que le cuentan sus seguidoras mientras usted pasa las suyas propias.
R. Cuando me separ¨¦ nunca mencion¨¦ eso en p¨²blico. Me ven como si a m¨ª no me pasase nada. Y a m¨ª ya me pas¨® de todo. Y yo pensaba: no es posible que me sigan pasando cosas y yo todos los d¨ªas con los ojitos as¨ª diminutos de todo lo que hab¨ªa llorado sin poder creer que me estaba pasando de nuevo, aun siendo una ruptura muy diferente a la primera. Pero esas mujeres a las que me dirijo ni se imaginan que, mientras yo les dec¨ªa cosas, estaba hecha mierda. Apagaba mi c¨¢mara y me quedaba aqu¨ª hecha mierda, llorando por el que se fue.
P. ?Y ahora?
R. Ahora pienso que fue la mejor decisi¨®n, y tenemos una relaci¨®n extraordinaria. Todo pasa.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.