Agust¨ªn Ibarrola y la libertad creativa como herramienta de progreso social
La trayectoria del artista vasco merece a¨²n una revisi¨®n rigurosa en la lectura institucional del arte espa?ol y europeo de su tiempo
La personalidad de Agust¨ªn Ibarrola (1930- 2023) resulta fundamental para entender el desarrollo de una escena tan vibrante y compleja como la del arte en el Pa¨ªs Vasco a partir de la segunda mitad del siglo XX. Un artista, conviene advertirlo pronto, que estuvo situado desde un primer momento en un doble y f¨¦rreo compromiso, con la realidad y con el arte. Desde ese dif¨ªcil gozne tom¨® partido abiertamente en la denuncia de la privaci¨®n de libertades durante el franquismo y, posteriormente, y con la misma honestidad, contra la violencia del terrorismo.
Su trayectoria merece a¨²n una revisi¨®n rigurosa en la lectura institucional del arte espa?ol y europeo de su tiempo. Quiero creer que la reciente adquisici¨®n por el Museo Reina Sof¨ªa del cuadro Amnist¨ªa, de 1976, adem¨¢s de una reflexi¨®n sobre nuestra actualidad, presagia el nuevo inter¨¦s por reconocer la contribuci¨®n de Agust¨ªn Ibarrola a ese contexto, sin olvidar, tampoco, su activa participaci¨®n en colectivos de vanguardia tan relevantes como Equipo 57 o Estampa Popular.
Tuvimos la suerte de recuperar hace dos a?os para las colecciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao su personal interpretaci¨®n del Guernica de Picasso, pintada a finales de los a?os 70 en plena campa?a de reivindicaci¨®n de la obra para el Pa¨ªs Vasco. En ella se reflejan claramente las dos almas del trabajo de Ibarrola, la de la combativa figuraci¨®n junto a la m¨¢s experimental de la investigaci¨®n formal. De hecho, con el Guernica de Ibarrola descubrimos la libertad con la que trabajaba el artista al proponer dos alternativas de montaje de la obra, casi simult¨¢neas, anticip¨¢ndose as¨ª a propuestas novedosas en el ¨¢mbito de las instalaciones contempor¨¢neas.
Esa misma libertad le permiti¨® desbordar constantemente su condici¨®n fundamental de pintor para fijar en la obra gr¨¢fica un extraordinario repertorio iconogr¨¢fico social y la no menos alternativa dedicaci¨®n a la escultura que caracteriz¨® una parte de su actividad a partir de los a?os 80. Disciplinas todas ellas que encontraron finalmente en el lienzo en blanco de la naturaleza, en el Bosque de Oma (Kortezubi, Bizkaia), un postrero y singular soporte donde prolongar una creatividad sin fin. En ese hermoso rinc¨®n de nuestra tierra, cerca de la cueva de Santimami?e en la que se encuentran algunas de las primeras y m¨¢s hermosas representaciones del arte anterior al arte, fij¨® definitivamente su estudio, junto a su familia y a la compa?era de vida que fue Mari Luz Bellido.
El ser humano y su vulnerabilidad fueron, sin duda, el centro de toda su obra, demostrando una extraordinaria capacidad para la representaci¨®n tanto de su condici¨®n individual como colectiva. Leal a los ideales pol¨ªticos que le acompa?aron toda su vida, el arte llevaba impreso el fin ¨²ltimo de servir a la trasformaci¨®n y el progreso social. Hoy perdemos al hombre valiente e idealista que fue Agust¨ªn Ibarrola y, con la memoria viva de su ejemplo, debemos ahora saber poner su inmenso legado una vez m¨¢s al servicio de la sociedad, la aut¨¦ntica misi¨®n que orient¨® al gran artista vasco.
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