Jorge Fern¨¢ndez Guerra reivindica la ¨®pera como un arte de apropiaci¨®n
El compositor madrile?o estrena con ¨¦xito ¡®La muerte y el industrial¡¯, a partir de referencias musicales de Roussel y Jan¨¢?ek, dentro del ciclo Teatro Musical de C¨¢mara de la Fundaci¨®n Juan March,
¡°Uno no cuenta su vida porque tenga una historia; uno tiene una historia porque cuenta su vida¡±. La cita proviene del ensayo Biograf¨ªa y educaci¨®n, de la francesa Christine Delory?Momberger. Y lo escuchamos en las primeras escenas de La muerte y el industrial, la nueva ¨®pera de c¨¢mara de Jorge Fern¨¢ndez Guerra (Madrid, 71 a?os) estrenada en la Fundaci¨®n Juan March, el pasado mi¨¦rcoles, 13 de diciembre.
Las palabras de Delory?Momberger suenan primero en las voces de la soprano y la contralto, dentro de una narraci¨®n sazonada con goteos atonales por el viol¨ªn y el clarinete. Y, poco despu¨¦s, Fern¨¢ndez Guerra las convierte en un exquisito madrigal, para cuatro voces y dos instrumentos, que ti?e con el impresionismo de los primeros compases del Divertissement, de Albert Roussel, un sexteto para viento y piano escrito en 1906.
El compositor madrile?o apuesta en su madurez por la ¨®pera como un arte de apropiaci¨®n. Redacta el libreto de su quinto t¨ªtulo esc¨¦nico combinando versos propios con retazos de Rainer Maria Rilke, Delory-Momberger, Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin. Y compone una compleja partitura camer¨ªstica alternando su coruscante atonalismo con material extra¨ªdo de la referida obra de Roussel y, especialmente, de Ml¨¢d¨ª (Juventud), otro sexteto para instrumentos de viento escrito por Leo? Jan¨¢?ek en 1924.
En el ensayo del programa de mano, el propio Fern¨¢ndez Guerra reconoce que este procedimiento ya lo utiliz¨® en su segundo t¨ªtulo esc¨¦nico, Tres desechos en forma de ¨®pera (2012), con la m¨²sica de Satie. Pero en esta ocasi¨®n todo funciona mucho mejor. De hecho, cada incorporaci¨®n de Roussel y Jan¨¢cek encuentra sentido dentro de la dramaturgia de esta f¨¢bula centrada en el uso del poder de la tecnolog¨ªa para alcanzar la inmortalidad.
La trama se construye a partir de una fotograf¨ªa de Bill Brandt y una frase de Michel Foucault. Una instant¨¢nea, de 1932, con el mismo t¨ªtulo que la ¨®pera, donde vemos la escultura de Antoni Pujol para el sepulcro de Nicolau Juncosa en el cementerio de Montju?c. Y una cita del fil¨®sofo e historiador franc¨¦s que procede de una entrevista, de 1978, con Jerry Bauer: ¡°Alcanzar la inmortalidad es la m¨¢xima aspiraci¨®n del poder¡±. Fern¨¢ndez Guerra las conecta por medio del uso de la inteligencia artificial, pues el industrial pretende alcanzar la inmortalidad transfiriendo su cerebro a un robot.
Las citas musicales vertebran toda la acci¨®n que se monta en dos actos sim¨¦tricos con una tradicional distribuci¨®n en n¨²meros. Si el primer uso de Roussel revela el ansia del industrial por la inmortalidad, volveremos a escuchar el Divertissement al final, cuando fracasa la transferencia de su cerebro a un robot. En medio se despliega todo el proceso tecnol¨®gico con retazos de la m¨²sica de Jan¨¢?ek. Precisamente, la primera cita del allegro inicial, de Ml¨¢d¨ª, coincide con el proyecto transhumanista del industrial: ¡°?Todo lo que eres podr¨¢ permanecer en la vida eterna de un gran ordenador!¡±. Y el resto de la ¨®pera se salpica con fragmentos de los otros tres movimientos hasta el final, donde la chispeante coda se transforma en un tr¨ªo: ¡°Fin, fin, fin¡±.
Fern¨¢ndez Guerra explica, en su referido ensayo del programa de mano, las razones que le llevaron a utilizar estas dos partituras de Roussel y Jan¨¢?ek. Si el Divertissement del franc¨¦s sirvi¨® de inspiraci¨®n para el sexteto del compositor checo, esta ¨²ltima obra precedi¨® la creaci¨®n de su ¨®pera El asunto Makropulos. Un t¨ªtulo donde aborda la inmortalidad a partir de una obra teatral de Karel ?apek, el inventor del vocablo robot. Pero la partitura camer¨ªstica del compositor madrile?o reivindica un renovado concepto de coralidad, al desdoblar continuamente la textura de cuatro voces (soprano, contralto, tenor y bar¨ªtono) en diversos personajes.
El protagonista es el industrial, que cant¨® con voz firme y n¨ªtida el bar¨ªtono zaragozano Javier Agudo. Los otros tres cantantes actuaron tambi¨¦n como narradores, operarios de inteligencia artificial e interlocutores. Entre ellos, destac¨® la soprano francesa Manon Chauvin que bord¨® con maestr¨ªa una partitura plagada de saltos y complejos pasajes en el registro agudo. Ella tambi¨¦n hizo de muerte, al final del primer acto, cuando se escenifica la fotograf¨ªa de Brandt con un bello interludio musical elaborado a partir de m¨²sica de Jan¨¢?ek. Excelentes prestaciones del violinista Juan Luis Gallego y de la clarinetista M¨®nica Campillo. Y la direcci¨®n musical de Fran Fern¨¢ndez Benito asegur¨® un engarce brillante y fluido de los seis int¨¦rpretes.
El propio Fern¨¢ndez Guerra actu¨® como coordinador esc¨¦nico. Una direcci¨®n de actores muy sencilla y cercana al tableau vivant. Se compens¨® con los poderosos v¨ªdeos de Marina N¨²?ez, que dieron vida a la foto de Brandt en el primer acto y apostaron por una est¨¦tica mucho m¨¢s virtual en el segundo. La escenograf¨ªa y el vestuario de Sean Mackaoui ayudaron a caracterizar las m¨²ltiples mutaciones y el dise?o de producci¨®n de Cristina Pons tuvo algunos destellos atractivos, como el libro de la narradora que despliega la escultura de Antoni Pujol con el humo de las f¨¢bricas. Por ¨²ltimo, la iluminaci¨®n de Luis Garc¨ªa ayud¨® a distinguir las dos muertes del industrial, como ser humano en el primer acto y como robot en el segundo.
La muerte y el industrial supone la consolidaci¨®n de la ¨®pera de c¨¢mara en la producci¨®n de Fern¨¢ndez Guerra, su cuarto t¨ªtulo esc¨¦nico de peque?o formato en diez a?os. Y este estreno absoluto permite a la Fundaci¨®n Juan March volver a apostar por la ¨®pera espa?ola contempor¨¢nea. Un v¨ªnculo que naci¨®, en la d¨¦cada de 1960, con un frustrado proyecto para construir un teatro de ¨®pera en Madrid, tal como explica el propio Fern¨¢ndez Guerra en su libro Cuestiones de ¨®pera contempor¨¢nea.
Pero esta nueva ¨®pera se enmarca dentro del ciclo Teatro Musical de C¨¢mara. Un formato que la March ha impulsado, desde 2014, con diecis¨¦is nuevas producciones de t¨ªtulos en peque?o formato tanto en italiano como en franc¨¦s, ruso y espa?ol, desde el siglo XVIII al XXI. Esta decimos¨¦ptima producci¨®n supone su primer estreno absoluto de un compositor vivo. Y tambi¨¦n la creaci¨®n de una colaboraci¨®n con el Espacio Turina de Sevilla, que repondr¨¢ all¨ª esta ¨®pera de c¨¢mara, el pr¨®ximo 24 de enero.
La muerte y el industrial
Música y libreto de Jorge Fernández Guerra. Manon Chauvin, soprano. Lola Bosom, contralto. Nicolás Calderón, tenor. Javier Agudo, barítono. Mónica Campillo, clarinete. Juan Luis Gallego, violín. Dirección musical: Fran Fernández Benito. Escenografía y vestuario: Sean Mackaoui. Vídeo: Marina Núñez. Coordinación escénica: Jorge Fernández Guerra. Fundación Juan March, 13 de diciembre. Hasta el 14 de diciembre.
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