Sali¨® de Espa?a en extra?as circunstancias en el siglo XIX y reaparece en Sotheby¡¯s: la historia del ¡®vel¨¢zquez¡¯ que va a romper las subastas en 2024
El retrato de la reina Isabel de Borb¨®n tiene un precio estimado de casi 32 millones de euros. El cuadro, una rareza, ha estado en Madrid, Par¨ªs, Reino Unido, N¨¢poles y ahora Nueva York
El pr¨®ximo febrero, la casa de subastas Sotheby?s en Nueva York pretende seguir sumando r¨¦cords millonarios con la venta de un gran retrato de la reina Isabel de Borb¨®n firmado por Diego Vel¨¢zquez. El precio estimado es de 35 millones de d¨®lares (casi 32 millones de euros) durante la que es conocida como la semana de los Maestros Antiguos, en la que en otras ocasiones un cuadro de Botticelli, por ejemplo, alcanz¨® los 40 millones de euros. Esta tela re¨²ne una serie de caracter¨ªsticas que la convierten en una rareza en el mercado del arte y que, por tanto, justifica esa cifra estratosf¨¦rica para el com¨²n de los mortales. Es complicado que se venda un cuadro del espa?ol (es la obra m¨¢s importante de Vel¨¢zquez que sale al mercado en medio siglo, despu¨¦s de su retrato de Juan de Pareja). Es tal vez m¨¢s dif¨ªcil que se trate de un cuadro de la realeza. Esta pieza, adem¨¢s, sali¨® de Espa?a en circunstancias que se desconocen durante la Guerra de Independencia y desde el siglo XIX ha completado un periplo que la ha llevado de Madrid a Par¨ªs, al sur del Reino Unido, pasando por N¨¢poles, hasta la sede neoyorquina de Sotheby?s.
Una de las primeras pistas sobre el retrato de la reina Isabel se remonta a uno de los salones donde estuvo colgado en el Cas¨®n del Buen Retiro, uno de los edificios que formaba parte del conjunto palaciego, en el que resid¨ªa Felipe IV, construido por iniciativa del Conde Duque de Olivares. No se sabe exactamente cu¨¢ndo lleg¨® a este lugar. Al lado de este gran cuadro, explica Javier Port¨²s, jefe de Conservaci¨®n de Pintura Espa?ola hasta 1800 del Museo del Prado, hab¨ªa ¡°una cantidad muy importante de obras por n¨²mero y por su calidad¡±. Algunas fueron creadas para este espacio, otras llegaron por aluvi¨®n. ¡°Este cuadro, por su tipolog¨ªa, es anterior a cuando el palacio acab¨® de construirse, con lo que llegar¨ªa desde otro lugar¡±, dice el experto sobre la obra, que data de principios de 1630. Lo que parece claro, seg¨²n explica Port¨²s, es que se trata de un encargo real porque en aquel momento el principal y m¨¢s importante cliente del taller de Vel¨¢zquez era la monarqu¨ªa.
En el Cas¨®n del Buen Retiro estuvo colgado hasta el inicio de la Guerra de Independencia (1808-1814). Se desconoce el momento en el que el cuadro de la reina Isabel sali¨® de este palacio camino a Francia. Hay varias teor¨ªas, asegura Port¨²s, pero ninguna confirmada porque no existen documentos que lo acrediten, como s¨ª sucede con muchas de las obras de este conjunto palaciego que ahora cuelgan en el Museo del Prado. En mitad de la guerra entre franceses y espa?oles ¡°hay muchos cuadros que cambian de sitio y tambi¨¦n de due?os¡±, concede el experto.
El expolio se produjo de varias maneras. Por un lado, Jos¨¦ Bonaparte seleccion¨® 50 obras para el Museo Bonaparte que fueron devueltas a Espa?a como consecuencia del Tratado de Viena. Luego est¨¢ el que se conoce como ¡°el equipaje del rey Jos¨¦¡±. ¡°En su salida de Espa?a, esos cuadros fueron interceptados por el duque de Wellington¡±, recuerda Port¨²s, ¡°y cuando quiso devolverlos, Fernando VII decidi¨® que el general brit¨¢nico se los quedara¡±. Fern¨¢n N¨²?ez, representante espa?ol en Inglaterra, fue el encargado de responder en nombre del rey: ¡°Adjunto os transmito la respuesta oficial que he recibido de la Corte, y de la cual deduzco que Su Majestad, conmovido por vuestra delicadeza, no desea privaros de lo que ha llegado a vuestra posesi¨®n por cauces tan justos como honorables¡±. M¨¢s de 80 de estas obras se exponen desde hace a?os en el Wellington Museum de la Apsley House de Londres. Pero ah¨ª no estaba el retrato de la reina Isabel.
Existe otra posibilidad, que los generales y otros militares del ej¨¦rcito de Napole¨®n hicieron sus propios trapicheos. O, tal vez, tras la salida de este cuadro de Vel¨¢zquez est¨¦ la mano de alguno de esos marchantes que, como recuerda Port¨²s, deambulaban por Espa?a en busca de gangas. ¡°De ese batiburrillo sali¨® una cantidad importante de obras¡±, dice el experto del Prado y pone como ejemplo El matrimonio Arnolfini, de Jan van Eyck, un cuadro que estaba en el Palacio Real en 1814 y que ahora se expone en la National Gallery de Londres.
Segunda parada: Par¨ªs
La siguiente vez que se pudo observar el cuadro fue en la Galer¨ªa Espa?ola del rey Luis Felipe I en el Museo del Louvre, de Par¨ªs. El 7 de enero de 1838, cuando se inaugura este espacio, los parisinos pueden ver m¨¢s de 400 cuadros de artistas espa?oles, la colecci¨®n que hab¨ªa ido haciendo el monarca. Entre las obras, estaba el retrato de la reina Isabel de Vel¨¢zquez que se subasta en febrero. Solo una d¨¦cada despu¨¦s, en 1848, se instaura la Segunda Rep¨²blica en Francia y las piezas viajan a Gran Breta?a. Ser¨¢ all¨ª, en 1853, cuando se produzca ¡°una de las subastas m¨¢s importantes del siglo¡±, en palabras de Port¨²s. Fue en esta venta cuando el cuadro pasa por primera vez a manos privadas. El banquero y coleccionista brit¨¢nico Henry Huth compr¨® el lote 249, que estuvo en manos de su familia hasta 1950, cuando sus herederos lo vendieron.
En 1978 vuelve a cambiar de manos. No est¨¢ claro lo que sucedi¨® entre el a?o 50, cuando la familia de Huth lo vendi¨®, hasta que lleg¨® a sus actuales propietarios, los Wildenstein, la dinast¨ªa de marchantes jud¨ªos que iniciaron sus actividades en el arte en el siglo XIX. Este clan de marchantes conocido por sus problemas con la justicia ¡ªestuvieron 15 a?os implicados en un caso de fraude y evasi¨®n fiscal, adem¨¢s de ser se?alados como colaboradores de un coleccionista nazi que vend¨ªa obras de arte robadas a los jud¨ªos¡ª ha tenido en su colecci¨®n tres cuadros de Vel¨¢zquez. El que Sotheby?s subasta en febrero, el retrato de Ferdinando Brandani, tambi¨¦n conocido como El barbero del Papa, y adquirido por el Estado espa?ol por 23 millones de euros en 2003, y Retrato de una muchacha (La contadina), vendido por la galer¨ªa Caylus a un coleccionista estadounidense.
En este tiempo, los Wildenstein prestaron la obra a una exposici¨®n monogr¨¢fica sobre Vel¨¢zquez que realiz¨® en el Museo Capodimonte de N¨¢poles en 2005 y en la que particip¨® Benito de Navarrete en la elaboraci¨®n de las fichas del cat¨¢logo. El catedr¨¢tico de Historia del Arte de la Universidad Complutense muestra a este diario la p¨¢gina de la publicaci¨®n en la que su compa?ero Alfonso P¨¦rez S¨¢nchez explica que el retrato de Isabel de Borb¨®n es ¡°la primera versi¨®n aut¨®grafa¡±, es decir, es la obra original del artista espa?ol, no una de las copias posteriores que se conocen. El pintor retrat¨® a la monarca espa?ola de cuerpo entero, con una edad en torno a la veintena y con un elegante vestido negro. Las revisiones del artista, explica, en Sotheby¡¯s, se debieron a su ¡°deseo simult¨¢neo¡± de actualizar la imagen de los monarcas y ¡°demostrar un nuevo m¨¦todo de pintura¡± influido por su encuentro personal con otro de los grandes maestros de la ¨¦poca, Peter Paul Rubens, escribe Christopher Apostle, jefe internacional de Pinturas de los grandes maestros de Sotheby¡¯s.
Detener la subasta
En febrero, ni el Museo del Prado ni el Ministerio de Cultura tratar¨¢n de reclamarlo. Fuentes de ambas instituciones confirman a este diario que la normativa que proh¨ªbe el expolio de arte como botines de guerra se desarroll¨® en el siglo XX. Y este caso es anterior. EL PA?S ha consultado con tres abogados qu¨¦ posibilidades tendr¨ªa el Estado espa?ol de parar la subasta o iniciar un litigio para intentar que el cuadro vuelva a Espa?a. En los tres casos, la respuesta es la misma: ¡°Es muy complicado¡±. No aplica ning¨²n tratado de la Unesco y las leyes a las que, por ejemplo, herederos de familias jud¨ªas expoliadas por los nazis est¨¢n recurriendo no podr¨ªan usarse en este caso.
¡°Ni siquiera se puede usar como precedente el caso del cuadro de la marquesa de Santa Cruz de Goya¡±, recuerda Rafael Mateu, del despacho de abogados Ram¨®n y Cajal, sobre la obra que sali¨® de manera ilegal de Espa?a a principios de los ochenta. ¡°El Estado consigui¨® detener la subasta en Londres por la manera fraudulenta en la que se vendi¨® en el extranjero¡±. Nadie sabe c¨®mo sali¨® la reina Isabel del Cas¨®n del Buen Retiro, pero desde entonces ha sido expuesta hasta en tres ocasiones y vendida en subastas p¨²blicas. Como recuerdan los tres abogados, ha habido tiempo suficiente para reclamar una obra que no ha sido escondida.
Babelia
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