¡®Toros para todos¡¯, un veterano y exitoso programa de Canal Sur dirigido por un campe¨®n de trial
La emisi¨®n taurina m¨¢s vista de la televisi¨®n cumple 20 a?os, con una audiencia muy por encima de la media de la cadena andaluza
Toros para todos es el programa semanal taurino de televisi¨®n m¨¢s visto de la historia de la peque?a pantalla desde que se miden las audiencias. Naci¨® en febrero de 2005 en Canal Sur TV ¡ªen 2024 cumple 20 a?os en pantalla¡ª, se han emitido 724 ediciones, que incluyen m¨¢s de 1.600 reportajes de campo sobre el toro bravo, protagonista fundamental de la emisi¨®n, y rara es la semana que no supera en seis puntos la media de espectadores de la cadena, que est¨¢ en torno al 8%. Es un programa din¨¢mico y rompedor, ideado para dar a conocer la vida del actor principal de la tauromaquia, trufado con m¨²sica de pel¨ªculas, la participaci¨®n estelar de mayorales y vaqueros, y sorprendentes y llamativas im¨¢genes de lo que se cuece cada d¨ªa en las ganader¨ªas bravas: desde el nacimiento de un becerro, las faenas camperas, la curaci¨®n de un toro herido, la b¨²squeda de otro que se ha perdido o la muerte, tambi¨¦n, de un caballo a causa de la cornada de una vaca, como fue el caso de Capit¨¢n, propiedad del ganadero Prieto de la Cal, que perdi¨® la vida ante las c¨¢maras.
El ide¨®logo, director y presentador de este espect¨¢culo televisivo es un personaje singular, Enrique Romero (M¨¢laga, 1963), enamorado del deporte del trial ¡ªtres veces campe¨®n de Espa?a y en 15 ocasiones campe¨®n de Andaluc¨ªa¡ª que iba para abogado hasta que las circunstancias le llevaron a la cr¨ªtica taurina del Diario de la Costa del Sol cuando a¨²n no hab¨ªa cumplido los 20 a?os; y de la prensa escrita a un peregrinaje ascendente por distintas emisoras de radio hasta su contrataci¨®n por Canal Sur.
¡°Yo ten¨ªa que haber sido torero¡±, comenta, ¡°porque mi familia es taurina: mi abuelo y mi padre, empresarios de caballos de picar; mi hermano, matador de toros, y mi hermana, expresidenta de la plaza de M¨¢laga, pero no ten¨ªa valor. Al menos, me queda la satisfacci¨®n de que gan¨¦ dinero cuando era un ni?o toreando de sal¨®n en el patio de mi casa. Los vecinos me jaleaban y me daban para chucher¨ªas. Al final, acab¨¦ en el periodismo porque me gusta mucho hablar y escribir¡±.
Enrique Romero, director, ha conseguido lo que parec¨ªa imposible: hacer del protagonista de la tauromaquia una figura televisiva
Sin duda. Romero es de una locuacidad arrolladora. No necesita preguntas. Dice que hoy habla como si estuviera en la consulta del sic¨®logo. Confiesa que es un t¨ªmido enfermizo, que acude a pocos actos sociales y carece de contactos pol¨ªticos por su car¨¢cter extremadamente introvertido. Si es as¨ª, en la pantalla se transforma; sin guion alguno, improvisa, se mueve, gesticula exageradamente y, con una sonrisa permanente, trata de seducir al espectador en el estudio o en el campo, mientras se esconde en un risco de la mirada de un toro que lo husmea a pocos metros.
¡°Lo m¨ªo ha sido muy duro¡±, afirma. ¡°Lo que me ha aportado el programa es autoestima, confianza en m¨ª mismo, y la posibilidad de hacer feliz a much¨ªsimas personas. Cuando acudo a alguna localidad a retransmitir un festejo me encuentro con mi p¨²blico y siento el cari?o de la gente. En los pueblos soy Julio Iglesias, al que quieren mucho personas de todas las edades¡±.
Es el precio de la popularidad, consecuencia del ¨¦xito del programa. Pero a?ade Romero que el camino no ha sido nada f¨¢cil. Despu¨¦s de un frustrado experimento taurino como busto parlante con chaqueta y corbata, rechaz¨® una propuesta en el mismo sentido de Canal Sur TV, y lo recluyeron durante dos a?os en un despacho para estudiar las audiencias de la televisi¨®n.
¡°Me sent¨ª fracasado y convencido de que hab¨ªa perdido la oportunidad de mi vida, tanto es as¨ª que el disgusto me cost¨® una angina de pecho¡±.
Pregunta. ?Por qu¨¦ rechaz¨® el programa?
Respuesta. ¡°Si soy el director, yo decido los contenidos, y porque siempre he sido muy transgresor, he querido abrir nuevos caminos y no me ha gustado lo establecido¡±.
Enrique Romero reconoce, no obstante, que como investigador de las audiencias televisivas le hicieron el favor de su vida.
¡°Aprend¨ª c¨®mo funciona la tele¡±, explica, ¡°qu¨¦ demandan los espectadores y por qu¨¦ salen y entran ante una propuesta televisiva¡±.
Acci¨®n, motor fue su primer ensayo tras el encierro en un despacho, y dice que fue un ¨¦xito (¡°era un experimento muy visual, muy ¨¢gil y con buena m¨²sica, lo que se convirti¨® en un pelotazo de audiencia¡±).
Y del motor a Toros para todos.
¡°La direcci¨®n de Canal Sur consider¨® que era una idea demasiado arriesgada¡±, recuerda Romero, ¡°pero yo estaba muy confiado en mi an¨¢lisis, y me dieron carta blanca¡±.
¡°Lo m¨¢s dif¨ªcil en televisi¨®n es hacer realidad una idea que est¨¢ en un papel¡±, a?ade el director, y para ello acudi¨® al realizador Valent¨ªn Frontela, con quien trabaja desde el primer programa.
¡°Valent¨ªn es el matem¨¢tico mental, la efectividad, y yo, la poes¨ªa y la creatividad; sin ¨¦l no ser¨ªa capaz de hacer el programa, y Valent¨ªn sin m¨ª har¨ªa otro distinto; vamos juntos al campo, lo montamos entre los dos, y as¨ª hasta hoy¡±.
¡°Soy un divulgador del mundo del toro, un espect¨¢culo maravilloso y desconocido para el gran p¨²blico¡±
El esquema semanal es fijo: breve resumen de una corrida, un espacio para que promocionen el programa las mujeres y los hombres del campo, un reportaje de 12 minutos sobre el toro, y el homenaje a la faena m¨¢s sobresaliente, acompa?ada con la canci¨®n Orobroy del m¨²sico Dorantes. Incluye pocas entrevistas porque, a juicio del director, no funcionan en la tele. Y todo ello, aderezado por los incesantes movimientos de brazos y manos del presentador, que no para en el estudio, y aprovecha para promocionar alg¨²n producto del merchandising -han llegado a vender hasta 50 productos relacionados con el toro, desde llaveros hasta camisetas y jerseys- y dos libros que recogen un resumen de los reportajes emitidos.
P. ?Se considera un cr¨ªtico taurino, un comunicador, un divulgador¡?
R. Ense?o un mundo maravilloso y desconocido para el gran p¨²blico. Creo que soy un divulgador sin sentido cr¨ªtico, al contrario del enfant-terrible que era en mis comienzos. La tele tiene un poder bestial y puedes hundir a un torero. Mi cr¨ªtica es la ignorancia. El que no est¨¢ bien no aparece en el programa.
P. ?La televisi¨®n andaluza le reconoce el ¨¦xito?
R. Desde el primer programa he alcanzado un premio: ning¨²n jefe me ha dicho nada, lo cual es un milagro. Hago lo que quiero, y ese es el mejor reconocimiento.
P. Se puede afirmar, entonces, que la RTVA es taurina¡
R. ¡°Lo que yo he percibido es que funcionan las audiencias. Si la tienes, vas adelante; de lo contrario, no s¨¦ qu¨¦ suceder¨ªa.
P. Por cierto, no da usted la imagen de todo un campe¨®n de trial¡
R. S¨ª, esa es mi segunda afici¨®n desde que era un ni?o. Es un deporte f¨ªsico y cerebral que exige entrenamiento y concentraci¨®n. Compites contigo mismo encima de una moto en una zona acotada, y se debe mantener el equilibrio en un terreno sinuoso y abrupto sin poner los pies en el suelo. Hace solo unos d¨ªas perd¨ª por un punto el que hubiera sido mi cuarto campeonato de Andaluc¨ªa.
P. Pero como los toros¡
R. Claro que no; me queda la satisfacci¨®n de que gan¨¦ un dinerillo toreando de sal¨®n en el patio de mi casa de M¨¢laga que daba a la calle; y despu¨¦s, lleg¨® el ¨¦xito de Toros para todos. Mi madre todav¨ªa no se cree que sea capaz de improvisar delante de una c¨¢mara. Por eso digo que mi carrera la he alimentado de esfuerzo e ilusi¨®n.
¡°?Ya hemos terminado? Pero si a¨²n me queda¡¡± Enrique Romero cree que est¨¢ delante de una c¨¢mara y contin¨²a hablando por los codos. Un t¨ªmido enfermizo que no lo parece; un divulgador hiperactivo que ha conseguido en este tiempo lo que parec¨ªa imposible, hacer del toro un protagonista televisivo.
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