Cuando no se pod¨ªa cambiar el mundo ni hablar de ETA: ¡°La palabra hab¨ªa muerto¡±
Ana Useros recupera en un libro la olvidada figura de la v¨ªctima del terrorismo Manuel Indiano para reflexionar sobre los a?os del cambio de siglo en los que el di¨¢logo parec¨ªa imposible y la izquierda extraparlamentaria se sent¨ªa impotente
Manuel Indiano, t¨¦cnico electr¨®nico de formaci¨®n, ten¨ªa 29 a?os, una tienda de chucher¨ªas llamada Kokolo y un cargo de concejal en el pueblo guipuzcoano de Zumarraga. No ten¨ªa demasiado af¨¢n de ocupar aquel cargo p¨²blico: entr¨® en las listas para cumplir el m¨ªnimo que necesitaba el partido y no sali¨® elegido; pero acab¨® ejerciendo tras la renuncia de varios compa?eros. Un giro que sellar¨ªa su destino.
El 29 de agosto del a?o 2000 por la ma?ana los terroristas le asesinaron peg¨¢ndole 14 balazos en su propia tienda. ETA lo ven¨ªa se?alando desde tiempo antes, amenaz¨¢ndole mediante pintadas: le llamaba ¡°enviado de Madrid¡±. A 400 kil¨®metros de all¨ª, precisamente en Madrid, Ana Useros era una joven de la misma quinta, alejada espacialmente, pero tambi¨¦n ideol¨®gicamente de Indiano: no militaba en el Partido Popular, sino en la izquierda extraparlamentaria del barrio de Lavapi¨¦s, donde frecuentaba centros sociales okupados e iniciativas culturales y feministas. Useros sinti¨® entonces una conexi¨®n profunda con Indiano. Pero se la guard¨® hasta ahora. Entonces no se pod¨ªa.
Cuando no se pod¨ªa (Lengua de Trapo y C¨ªrculo de Bellas Artes) es un libro fabricado con varios mimbres. Uno es la historia de Indiano, que Useros se propon¨ªa recuperar. Ahora lo ve¨ªa de otra manera: si entonces le llamaban la atenci¨®n aspectos propios de la juventud o de la ¨¦poca, como el hecho de que Indiano lo dejara todo en Madrid, sin motivo aparente (en realidad le mov¨ªa el amor), para militar en el Pa¨ªs Vasco, o que decidiera no llevar escolta, como un acto de fatalismo; a la hora de acometer el libro, la autora, ya madre y no solo hija, se fij¨® en otros aspectos m¨¢s acordes con su etapa vital. Por ejemplo, el hecho de que Indiano nunca le dijera a su familia que era concejal del PP en Zum¨¢rraga. O que dejara una pareja embarazada de siete meses, Encarnaci¨®n Carrillo, a trav¨¦s de cuyas entrevistas publicadas trata de trazar un perfil de la v¨ªctima. ¡°El asesinato de Indiano tuvo repercusi¨®n en su momento¡±, dice Useros, ¡°pero luego su caso, como el de otras v¨ªctimas an¨®nimas, exceptuando a Miguel ?ngel Blanco, se convirti¨® en un n¨²mero m¨¢s en las estad¨ªsticas¡±. El recuerdo de Indiano en la web de v¨ªctimas del PP apenas ocupa seis l¨ªneas.
El contexto del terrorismo
En los ¨²ltimos tiempos han aparecido en el panorama editorial otros trabajos que se ocupan, de una manera u otra, de los contextos en los que se produjeron asesinatos terroristas. Por ejemplo, Eso que llamabas para¨ªso (Libros del K.O.), de Ricardo Casas Fischer y Francisco Uzcanga, donde, a trav¨¦s del asesinato del socialista Enrique Casas, se reflexiona sobre la juventud que creci¨® en el Pa¨ªs Vasco en el ambiente de violencia de finales del s. XX. O Salir de la noche (Libros del Asteroide), de Mario Calabresi, que se adentra en los a?os de plomo italianos recordando el asesinato del comisario Luigi Calabresi por parte de las Brigadas Rojas.
Otros mimbres de Cuando no se pod¨ªa tratan de la situaci¨®n pol¨ªtica en la Espa?a del cambio de siglo. Ese ¡°no se pod¨ªa¡± del t¨ªtulo puede interpretarse de un par de maneras. Como la sensaci¨®n de impotencia de esa izquierda a la izquierda del parlamento, que solo supo que se pod¨ªa a partir del movimiento 15M. Y como la imposibilidad de la comunicaci¨®n en torno al conflicto vasco. Useros percib¨ªa dos posturas que imped¨ªan cualquier negociaci¨®n, cualquier espacio intermedio: ¡°La posici¨®n m¨¢s extrema, de ETA, quer¨ªa integrar a toda la sociedad en su l¨®gica delirante, mediante la socializaci¨®n de sufrimiento. Cualquiera pod¨ªa ser v¨ªctima. La otra era el gobierno central, presidido por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que criminalizaba cualquier conato de soluci¨®n dialogada. Est¨¢bamos en medio de un fuego cruzado¡±.
Y nadie, observaba la autora, parec¨ªa tener en cuenta a aquellos ¡°peones¡± sobre el tablero, como Manuel Indiano. ¡°Se perd¨ªa de vista que quien hace la pol¨ªtica es la gente¡±, se?ala, ¡°as¨ª se construye un tipo de pol¨ªtica donde acabas por pensar que solo hay una forma de hacer las cosas y de que se trata de que muchas personas se pongan de acuerdo. Pero as¨ª se pierde la pluralidad. Se pierden voces que digan: ¡®Eso no me convence¡¯. Igual lo que se necesitaba era negociaci¨®n. Pero la palabra hab¨ªa muerto¡±.
La izquierda que buscaba fugas
¡°Los j¨®venes que nos politizamos en aquella ¨¦poca lo hicimos en condiciones muy extremas¡±. Useros formaba parte de un grup¨²sculo de izquierdas, al que recuerda en el texto con cierto esp¨ªritu sat¨ªrico, llamado Sociedad de Filosof¨ªa Pr¨¢ctica. Ante aquella sensaci¨®n de impotencia, cada formaci¨®n de izquierdas buscaba su ¡°fuga¡±. Por ejemplo, el movimiento antiglobalizaci¨®n, o lo que entonces se entend¨ªa como la utop¨ªa internet, donde se crear¨ªa una sociedad m¨¢s libre. Sorprende recordar que hubo un tiempo en el que a la Red se le vio as¨ª.
En el caso de la Sociedad de Filosof¨ªa Pr¨¢ctica lo que se persegu¨ªa era ¡°repensar el proyecto pol¨ªtico de la democracia y pensar c¨®mo se pod¨ªa hacer una sociedad m¨¢s justa con las herramientas presentes¡±. A diferencia de otros movimientos de izquierda m¨¢s militantes, se enorgullec¨ªan de su flexibilidad y tolerancia ideol¨®gica. Hasta escuchaban, con cierto morbo, el programa de Federico Jim¨¦nez Losantos, cosa no tan rara, ni antes ni ahora, entre la audiencia izquierdista. Pero sent¨ªan que esas herramientas de la democracia estaban siendo retorcidas. ¡°Se apelaba constantemente al Estado de derecho, pero ante el Estado de derecho casi ten¨ªas que cuadrarte¡±, dice Useros, ¡°te iban a hostiar¡±.
Cuando no se pod¨ªa se integra dentro de la colecci¨®n de los nuevos Episodios Nacionales iniciados por la editorial Lengua de Trapo (donde ya han participado autores como Sabina Urraca, Elizabeth Duval, Jacobo Rivero, Alberto Santamar¨ªa o Bego?a M¨¦ndez), que tratan de retomar la idea de Benito P¨¦rez Gald¨®s pero, en vez de relatando el siglo XIX espa?ol, haciendo lo propio con la historia reciente. Useros, lectora ¡°completista¡± de los Episodios galdosianos, hace un fino an¨¢lisis, a mitad de su texto, sobre el propio proyecto. Observa que, si bien en las novelas de Gald¨®s el protagonista es el tiempo hist¨®rico que avanza impasible incluyendo dentro de ¨¦l a los dem¨¢s personajes, supeditados a su discurrir, en el caso actual cada novela recoge una propia voz autoral que genera su peque?o mundo. ¡°No hay un Gald¨®s por encima de los diferentes narradores que diga ¡®esto no fue exactamente as¨ª¡¯, como s¨ª hab¨ªa en los Episodios originales¡±, explica la autora. Una pluralidad de voces y perspectivas muy acorde a estos tiempos caleidosc¨®picos.
Useros, traductora, documentalista, programadora de cine, es tambi¨¦n experta en el pensamiento de Walter Benjamin, sobre el que ha publicado varios estudios. Uno de los temas de Benjamin es la historia, que dec¨ªa que hab¨ªa que abordar ¡°a contrapelo¡±. Si bien la visi¨®n tradicional de la historia, nacida en la Ilustraci¨®n y muy querida por la izquierda, estaba impregnada de la noci¨®n de progreso, del presente como preparaci¨®n de un futuro mejor, era preciso tener en cuenta sus rupturas y discontinuidades, dando voz a narrativas alternativas y a las experiencias de los oprimidos o los marginados. Algo de esto le ha servido a Useros: ¡°Dinamitar ese relato de progreso prestando atenci¨®n a los peque?os detalles¡±, apunta la autora. Como, por ejemplo, muchas de esas figuras que aparecen en los Episodios Nacionales de Gald¨®s. O como la del propietario de la tienda de chucher¨ªas Kokolo en Zum¨¢rraga, Manuel Indiano.
Babelia
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