Marina Vargas, artista: ¡°El sistema del arte est¨¢ modulado por el compadreo y el silenciamiento de las violencias¡±
La granadina expone su obra reciente en Madrid y cierra un ciclo marcado por la enfermedad y su denuncia de agresi¨®n contra el entonces responsable de Museos de Andaluc¨ªa
El angosto pasillo que divide las salas de la galer¨ªa Fernando Pradilla de Madrid est¨¢ ocupado por siete manos hechas con resina de poli¨¦ster policromada, en las que en el lenguaje de signos pueden leerse de izquierda a derecha las dos palabras que dan t¨ªtulo a la obra: ¡°Se acab¨®¡±. Realizada este mismo a?o, la pieza es una rotunda declaraci¨®n de intenciones de la artista granadina Marina Vargas (43 a?os) en la estela de las futbolistas espa?olas tras el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso, un grito que ha dado la vuelta al mundo y que ha sido avivado por las recientes revelaciones de acoso sexual en el mundo del cine, desveladas por EL PA?S. La pieza forma parte de la exposici¨®n Anonymous was a Woman, que se puede visitar hasta el 16 de marzo.
Hac¨ªa m¨¢s de dos a?os que no se ve¨ªa obra reciente de Vargas en una muestra. Representada en numerosas colecciones p¨²blicas y privadas, la artista ha protagonizado exposiciones desde 2011. Creadora multidisciplinar, sus instalaciones, esculturas o v¨ªdeos son el resultado de investigaciones antropol¨®gicas sobre las religiones, los ritos o la sexualidad. Desde un punto de vista siempre feminista, Vargas suele utilizar el proceso como hilo conductor de cada de sus obras. Dramatismo y belleza van de la mano en su producci¨®n art¨ªstica.
Una extensa lista de exposiciones individuales permiti¨® que su obra se conociera en museos de arte contempor¨¢neo, como el de Las Palmas o el de M¨¢laga, y en ferias internacionales de la mano de su galer¨ªa, Javier L¨®pez & Fer Franc¨¦s. Pero su carrera tuvo un inesperado frenazo en el verano de 2018, en la Feria de Arte de Santander. Vargas denunci¨® haber sido insultada a gritos y abofeteada por Fernando Franc¨¦s, entonces director del Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga y padre de Fer Franc¨¦s, uno de los socios que la representaban. Vargas detall¨® inmediatamente lo ocurrido en la comisar¨ªa de Santander y en su cuenta de Facebook. Lo que vino despu¨¦s fue una sucesi¨®n de desastres que alargaron innecesariamente su sufrimiento porque la documentaci¨®n que sustentaba la denuncia (fotograf¨ªas tomadas con las c¨¢maras de vigilancia) se traspapel¨®.
Pese al descontrol por la p¨¦rdida de la documentaci¨®n, la denuncia fue admitida a tr¨¢mite en el juzgado n¨²mero 4 de Santander y Fernando Franc¨¦s dimiti¨® de su cargo como m¨¢ximo responsable de los museos andaluces. En su sentencia, el juez Luis Enrique Garc¨ªa Delgado reconoc¨ªa que no hab¨ªa pruebas suficientes para condenarlo, pero en el texto que ha podido revisar EL PA?S se dice que es inveros¨ªmil que la artista se haya inventado la discusi¨®n. El juez escribe que en este caso ¡°existe una insuficiencia probatoria derivada no tanto de la falta de fiabilidad de la declaraci¨®n de la denunciante como de la insuficiencia objetiva del acervo probatorio para desvirtuar el principio de presunci¨®n de inocencia que ampara al denunciado¡±.
En las salas en las que ahora se exhibe su obra reciente, Marina Vargas habla satisfecha del resultado obtenido, aunque sigue dolida por el abandono que vivi¨® por parte de varios colegas a los que consideraba amigos. ¡°Nunca pens¨¦ que al poner la denuncia empezar¨ªa un calvario paralelo. El sistema del arte est¨¢ modulado por el compadreo y el silenciamiento de las violencias y todo es tan fr¨¢gil que presionar sale gratis. Basta con que tengas delante la perspectiva de una nueva exposici¨®n para que dejes los principios en un caj¨®n y hagas como si no hubieras visto nada. Eso me pas¨® a m¨ª¡±.
En el recorrido por la muestra, comisariada por Sem¨ªramis Gonz¨¢lez, la artista se detiene ante una escultura configurada por dos cabezas tuareg que salen de una serpiente. Estas cabezas dan la espalda al espectador y de alguna manera lo obliga a rodearla. La obra se titula Sibyla la que silba (la que sabe, la que conoce) y hace referencia a la relaci¨®n de la serpiente con lo femenino. Algo que en Occidente es repudiado y en Oriente es considerado poderoso.
Llama la atenci¨®n una especie de templete con tres collages de gran formato, configurados por miles de dibujos circulares que hacen referencia a signos astrol¨®gicos, runas, s¨ªmbolos ocultistas y s¨ªmbolos vinculados a deidades femeninas. Cuando la imagen lleva la lengua fuera, significa que un secreto ha sido revelado. Las figuras lucen vistosos tatuajes que pueden verse como cicatrices que certifican los malos tratos que sufren muchas mujeres.
Enfermedad y soledad
A los pocos d¨ªas de conocer la sentencia del juicio contra el gestor cultural, Marina Vargas supo tambi¨¦n que padec¨ªa un c¨¢ncer de mama. Fue intervenida y tratada en el hospital Doce de Octubre, en Madrid. ¡°Para no evitarme ning¨²n sufrimiento¡±, cuenta la artista con gran resignaci¨®n, ¡°todo ello ocurri¨® en plena pandemia. Tuve que estar sola y aislada en el hospital. Una bacteria hospitalaria retras¨® la salida. Menos mal que al llegar a casa me esperaba la persona m¨¢s atenta del mundo, mi pareja¡±.
Consciente del poder curativo del arte y de la importancia de compartir los sentimientos, Marina Vargas contact¨® con otras mujeres artistas que hab¨ªan pasado por un c¨¢ncer. De momento, son 15 las que se unieron para crear Intra-Venus, una red de apoyo y visibilidad con sede en Madrid. En la puerta del edificio, una Venus recibe al visitante. No es el modelo cl¨¢sico porque le falta un pecho. A esta bella mujer esculpida sobre m¨¢rmol de Carrara se le ha practicado una mastectom¨ªa. ¡°Esta escultura es perform¨¢tica¡±, dijo Vargas en la presentaci¨®n, ¡°quer¨ªa que registrara la huella de c¨®mo estaba mi cuerpo en ese momento, es tambi¨¦n un homenaje a todas las mujeres que hemos pasado por ese momento¡±. La escultura ser¨¢ una de las 28 obras firmadas por mujeres que se podr¨¢n ver en New Worlds: Women to Watch 2024, en el Museo Nacional de Mujeres Artistas de Washington.
Abusos en el sector art¨ªstico
La exposici¨®n tiene mucho que ver con las reivindicaciones feministas de la granadina. ¡°Anonymous was a Woman es un proyecto, por un lado, vivencial y podr¨ªa atreverme a decir que es una obra que recoge las denuncias y las narrativas de abuso de nuestro sector. Siendo una muestra muy en l¨ªnea con el tiempo que estamos viviendo en el que somos muchas las que decidimos romper el silencio y nos reconocemos y ponemos en valor ser eslab¨®n de una larga cadena de cambio¡±.
La artista a?ade que en Anonymous was a Woman, los secretos y las denuncias toman forman a trav¨¦s de la m¨¢scara, un instrumento que manda sobre la mujer. ¡°La instalaci¨®n¡±, detalla, ¡°se centra en piezas africanas como una idea a partir de la que poder rescatar todo el proceso de la obra y de utilizar el arte como herramienta transformadora y como catarsis, pues para eso sirve una m¨¢scara¡±.
Cada enmascarada tiene un relato o un secreto revelado. As¨ª es como se configura la segunda sala de la galer¨ªa, en las que las m¨¢scaras se nos presentan en semic¨ªrculo, enfrentadas al espectador, rode¨¢ndolo y enfrentadas a la serie de fotos en las que las caretas han sido activadas y los secretos descubiertos. Cada persona se oculta con una pieza relacionada con el motivo por el que se quiere esconder. La instalaci¨®n se completa con un monitor, en el que se recoge el sentimiento de desamparo que sufren muchas mujeres an¨®nimas. ¡°Es un v¨ªdeo grabado de forma casera en mi estudio. All¨ª he ido recibiendo en intimidad y creando nuestro ritual para que, a modo de historia interminable, se graben todos los relatos con las voces enmascaradas. Invito al espectador a que escuche y tome partido en estas tem¨¢ticas que muchos no quieren o¨ªr ni ver¡±.
Babelia
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