Tres mujeres acusan al director de cine Carlos Vermut de violencia sexual
Una estudiante de cine, una empleada de una de sus producciones y una trabajadora del sector cultural revelan a EL PA?S c¨®mo el cineasta aprovech¨® su reconocimiento para supuestamente agredirlas. El realizador responde: ¡°He practicado sexo duro siempre de manera consentida¡±
Tres mujeres aseguran haber sufrido violencia sexual por parte del cineasta espa?ol Carlos Vermut, ganador de la Concha de Oro de San Sebasti¨¢n con Magical Girl (2014). Una estudiante de cine, una empleada de una de sus producciones y una trabajadora del sector cultural han denunciado a EL PA?S que el director sac¨® supuestamente ventaja de su reconocimiento y posici¨®n en el cine para tener relaciones sexuales violentas que ellas no consintieron.
Los hechos que relatan transcurrieron entre mayo de 2014 y febrero de 2022. En uno de los testimonios, la mujer describe que Vermut la inmoviliz¨®, la estrangul¨® y la forz¨® a tener sexo. Recuerda mostrar una oposici¨®n no solo verbal, sino tambi¨¦n f¨ªsica, y explica que trat¨® de zafarse con patadas. En el segundo relato, la aspirante a directora cuenta c¨®mo el cineasta se lanz¨® sobre ella para besarla y tocarle los pechos sin su consentimiento y que le arranc¨® el sujetador. En el tercero, la mujer que trabajaba para ¨¦l, y a quien hab¨ªa prometido, seg¨²n su versi¨®n, un empleo mejor, describe un episodio en el que fue encerrada en su casa un d¨ªa, despu¨¦s de recibir durante meses un ¡°trato denigrante, tanto verbal como f¨ªsico¡±, y un nivel de violencia que no consinti¨® en las relaciones sexuales que mantuvieron.
Vermut, entrevistado por EL PA?S en tres ocasiones, ha asegurado no haber sido ¡°consciente de haber ejercido violencia sexual contra ninguna mujer¡±. ¡°He practicado sexo duro siempre de manera consentida, porque creo que es muy importante el consentimiento¡±, ha repetido ante las preguntas de este diario sobre estos testimonios. Y ha agregado: ¡°Otra cosa es que la persona en su casa despu¨¦s se sintiera mal y a lo mejor en el momento tuviese miedo a decirlo. Eso yo no lo puedo saber¡±. ¡°Me gustar¨ªa que saliera publicado que he tenido muchas relaciones de muchos tipos, siempre queriendo que la otra persona est¨¦ bien. Y creo que haber tenido una vida sexual promiscua y haber tenido sexo de muchos tipos puede llevarte a situaciones como estas¡±, ha insistido.
Ninguna denunci¨® ante la polic¨ªa lo ocurrido porque, seg¨²n se?alan, dos de ellas ten¨ªan miedo a perder su empleo y otra a no llegar a conseguir uno. Seg¨²n datos del Ministerio de Igualdad, solo un 8% de las v¨ªctimas que sufren violencia sexual se atreve a denunciar.
Las tres mujeres que acusan a Vermut no han querido que su nombre aparezca publicado, pues todas trabajan en puestos relacionados con el sector audiovisual y alegan temer represalias. Este peri¨®dico cuenta con declaraciones juradas de estas tres mujeres firmadas por ellas, donde se ratifican en todos los hechos que aqu¨ª denuncian.
EL PA?S tambi¨¦n posee material documental sobre el que se sustenta esta investigaci¨®n: e-mails, fotos, conversaciones de WhatsApp con ¨¦l y con gente de su entorno, y entrevistas con 31 trabajadores de la industria, que no han querido dar su nombre, de los cuales la mayor¨ªa conoc¨ªan estos testimonios y otros aportaron datos que han servido para contextualizar estas denuncias; entre ellos, actrices, jefes e integrantes de equipos t¨¦cnicos y art¨ªsticos, directoras de reparto, representantes de asociaciones e instituciones de cine, periodistas, productores y directores. Y los testimonios de seis personas de su entorno.
Carlos L¨®pez del Rey (Madrid, 43 a?os), m¨¢s conocido como Carlos Vermut, el nombre art¨ªstico que ha utilizado desde sus inicios profesionales como ilustrador, comenz¨® a hacerse un hueco en el cine espa?ol con su ¨®pera prima, Diamond Flash (2011). Con su segundo largometraje, Magical Girl (2014), se coron¨®: gan¨® la Concha de Oro y tambi¨¦n el premio a la mejor direcci¨®n en el festival de San Sebasti¨¢n. Desde ese momento, que coincide con el primer testimonio de esta investigaci¨®n, su carrera despeg¨®.
En la ¨²ltima edici¨®n de los premios Goya, Vermut compiti¨® por el galard¨®n a la mejor direcci¨®n por Mant¨ªcora. La industria lo considera un realizador especial, ¡°el ¨²nico de su generaci¨®n que podr¨ªa entrar en el palmar¨¦s de Cannes¡±, seg¨²n un productor. Y todos los trabajadores del sector consultados coinciden en que le rodea un aura de cineasta independiente, atrevido y aut¨¦ntico.
Las tres mujeres se parecen f¨ªsicamente: dos de ellas m¨¢s j¨®venes que ¨¦l, ten¨ªan 21 y 26 a?os en el momento de la supuesta agresi¨®n. Todas son de peque?a estatura y afirman que se sintieron incapaces de quit¨¢rselo de encima o de defenderse por el miedo a que pudiera sucederles algo peor.
Testimonio 1. Mayo de 2014. Madrid
El 8 de mayo de 2014, esta mujer hab¨ªa quedado con un amigo para ir de fiesta con un grupo de gente de la industria del cine en un pub de Malasa?a llamado Picnic. All¨ª, seg¨²n su testimonio y el de otro testigo, estaba Carlos Vermut con otros cineastas. Recuerda que para todos era el director de moda porque lo acababan de seleccionar para el festival de San Sebasti¨¢n. Estaba a punto de convertirse en uno de los directores de cine de autor m¨¢s importantes del panorama. Ella trabajaba como falsa aut¨®noma, seg¨²n ha podido acreditar este peri¨®dico. Su jefe, en aquel momento, era amigo de Vermut y colaborador en uno de los proyectos futuros del cineasta.
¡°Recuerdo que esa noche empezamos a tontear. Y reconozco con algo de verg¨¹enza que me impresion¨® que Vermut se fijara en m¨ª, yo lo admiraba mucho. Total, que terminamos yendo a mi casa¡±, cuenta. ¡°Cuando llegamos a mi portal me bes¨® de manera muy bonita y muy tierna. Y le dije que subi¨¦ramos¡±, a?ade.
Una vez dentro, recuerda: ¡°Se tir¨® encima de m¨ª, empez¨® a estrangularme. No lo vi venir. Yo empec¨¦ a darle patadas. Estaba muy asustada. Despu¨¦s de darle m¨¢s patadas se apart¨® y me dijo algo as¨ª como: ¡®Yo no me lo merezco¡¯. Entonces, no s¨¦ por qu¨¦, pues estaba muy descolocada, incluso le dije: ¡®Vale, perdona, perdona¡¯. Y volvi¨® a hacer otra vez lo mismo, con la misma violencia, quiero decir. Yo ya no me pude mover, porque me plac¨®. Es un t¨ªo muy grande, tampoco ten¨ªa posibilidad de nada¡±, cuenta. ¡°Lo ¨²nico que recuerdo claramente es que le ped¨ª: ¡®Por favor, ponte un preservativo, por favor, ponte un preservativo¡¯, cosa que no hizo. Recuerdo eso porque en aquel momento estaba obsesionada con las enfermedades. Al final, fue lo ¨²nico que logr¨¦ decir¡±. Despu¨¦s, seg¨²n su relato, ¨¦l se fue de su casa. ¡°Y yo me qued¨¦ ah¨ª tirada. No me pregunt¨® si estaba bien. Nada. Cogi¨® y se fue¡±, se?ala.
Vermut, cuestionado por el episodio que narra esta mujer, niega ¡°haber llegado a un punto en el que una persona est¨¦ forcejeando [con ¨¦l]¡±. ¡°Eso nunca me ha pasado¡±, insiste. Y reconoce: ¡°He estrangulado a personas, s¨ª, pero de manera consentida. No lo estoy negando¡±. Sobre que ella cuente que no us¨® un preservativo cuando se lo pidi¨®, explica: ¡°He hecho el amor sin preservativo. Algunas veces no lo he usado; otras veces, s¨ª. Me dicen que me lo ponga y lo hago¡±. ¡°Honestamente, no tengo conciencia de que alguien me dijese que no quer¨ªa tener sexo conmigo y seguir teni¨¦ndolo¡±, asegura.
A las 3.13 del 9 de mayo de 2014, esta mujer le escribi¨® a una amiga, seg¨²n una conversaci¨®n por WhatsApp a la que ha tenido acceso EL PA?S. Aqu¨ª se reproduce un fragmento de lo que hablaron entre esa hora y las 14.39 del mismo d¨ªa. Ella considera importante apuntar que en ese momento no entend¨ªa bien qu¨¦ le hab¨ªa ocurrido: ¡°Solo era capaz de decir que hab¨ªa pasado algo que no estaba bien. Y hasta bastante tiempo despu¨¦s no me di cuenta de que hab¨ªa sido una agresi¨®n sexual¡±.
¡ªMe he enrollado con Carlos Vermut. Fue una puta mierda.
¡ªPero, ?por qu¨¦ fue mal?
¡ªUhm, a ver, hasta me peg¨® dos tortazos porque no se la quer¨ªa chupar. No digas nada.
¡ªOk. Te piraste, supongo.
¡ªVino a mi casa. Quer¨ªa forzarme, t¨ªa. Me asust¨¦.
¡ªNormal. ?Se fue?
¡ªS¨ª.
¡ª?Entonces no lleg¨® a pasar nada?
¡ªS¨ª. Pero fue horrible.
¡ªPero si no te apetec¨ªa, ?haberte plantado!
¡ªYa te digo que me asust¨¦.
Esa ma?ana habl¨® con otra amiga, tambi¨¦n del mundo cinematogr¨¢fico. Este peri¨®dico ha confirmado con ella que esa conversaci¨®n se produjo y que recuerda haberla visto ¡°muy nerviosa por si esto se llegaba a saber¡± en su entorno. Explica que le asegur¨® que ten¨ªa ¡°heridas genitales¡± y esta amiga le recomend¨® ir al hospital. Tambi¨¦n a la polic¨ªa, pero no quiso. ¡°No lo denunci¨¦ porque era Carlos Vermut, una persona conocida, un director de cine que estaba relacionado con mi entorno y con mi c¨ªrculo laboral¡±, cuenta esta mujer.
Seis meses despu¨¦s lo volvi¨® a ver, por trabajo, durante la promoci¨®n de su pel¨ªcula Magical Girl, cuenta. ¡°?l hizo como si no hubiera pasado nada. Incluso fue muy amable¡±, reconoce. ¡°Nos acostamos otras veces, de forma espor¨¢dica, a lo largo de un a?o y medio. Nunca fue como la primera vez, aunque siempre hubo forcejeos y violencia en el sexo. ?l solo se excitaba as¨ª. Y yo, est¨²pidamente, llegu¨¦ a creer que eso era salvaje, que estaba bien¡±, cuenta. ¡°Ahora no me reconozco en esa persona. Creo que estaba negando lo que pas¨® y, de alguna forma, intentando hacer como que eso no me hab¨ªa ocurrido, porque fui consciente mucho tiempo despu¨¦s¡±, explica sobre sus encuentros posteriores. ¡°No recuerdo c¨®mo termin¨®. Simplemente, ya no nos vimos m¨¢s¡±, cuenta.
Dos penalistas expertas en violencia de g¨¦nero, la catedr¨¢tica de Derecho Penal Mar¨ªa Acale y la abogada Amparo D¨ªaz, explican este tipo de conducta. ¡°Para enfrentarse al hecho de haber perdido toda la seguridad, muchas mujeres minimizan lo que les ha sucedido e intentan adaptarse teniendo, por ejemplo, m¨¢s relaciones sexuales con sus agresores cuando son cercanos a ellas. El recurso de negaci¨®n lo suelen utilizar las v¨ªctimas de violencias sexuales para mantener un poco la calma y recuperar la sensaci¨®n de seguridad. Tambi¨¦n, en ocasiones, influye que temen represalias o consecuencias negativas si no normalizan lo que les ha pasado¡±, se?ala D¨ªaz. ¡°El hecho violento es independiente de lo que ella o ellas decidan hacer despu¨¦s¡±, resume Acale.
EL PA?S ha confirmado que al menos 17 personas ¡ªentre ellas, productores, actrices, directores y periodistas especializados¡ª ten¨ªan constancia de su relato. Tambi¨¦n tres miembros del festival de San Sebasti¨¢n. Y una vocal de la junta directiva de la Asociaci¨®n de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales CIMA, a la que esta mujer revel¨® en septiembre de 2022 que Vermut la hab¨ªa forzado a practicar sexo. Seg¨²n han respondido esas fuentes consultadas, que no han querido que su nombre aparezca en la investigaci¨®n, algunas decidieron esperar a que fuera ella quien pusiera la denuncia y la animaron a hacerlo, otras no le creyeron y otras no recuerdan por qu¨¦ callaron.
Testimonio 2. Mayo de 2016. Madrid
Esta mujer cuenta que el 15 mayo de 2016, recibi¨® un mensaje de Carlos Vermut para invitarla a tomar algo en las fiestas de San Isidro de Madrid. Ten¨ªa 21 a?os (en ese momento, el cineasta ten¨ªa 36), y le quedaba un a?o para graduarse en la universidad. Explica que le dijo que la hab¨ªa visto ¡°muy interesada en el cine¡± y que la pod¨ªa ayudar, ¡°de la manera que fuera¡±, a meterse en la industria. Reconoce que la emocion¨® que uno de sus directores de cine favoritos le dijera algo as¨ª. ¡°Me est¨¢ escribiendo Carlos Vermut y adem¨¢s me est¨¢ diciendo que me puede dar curro¡±, recuerda que pens¨® para s¨ª misma.
El cineasta ten¨ªa su n¨²mero de tel¨¦fono porque un mes antes hab¨ªa participado en unas charlas de cine en la universidad en la que ella estudiaba y a las que esta mujer asisti¨®. Pasaron de un contacto estrictamente profesional por e-mail a mensajes y llamadas personales por el m¨®vil.
Acept¨® la propuesta y se fueron a tomar unas ca?as por el barrio madrile?o de La Latina. Vermut la invit¨® despu¨¦s al concierto de Nacho Vegas en la Plaza Mayor, donde estaban sus amigos, entre ellos, otro conocido cineasta y una mujer m¨¢s joven, calcula que de su edad. La noche no acab¨® ah¨ª, y los cuatro se unieron m¨¢s tarde a otro productor de cine, amigo de Vermut, y otras dos j¨®venes en el madrile?o Caf¨¦ Berl¨ªn. ¡°Nos sentamos con ellos. Y me acuerdo de que el productor me miraba, y me pregunt¨®: ¡®?Y t¨² qu¨¦? ?T¨² qu¨¦ quieres ser? ?Guionista?¡¯. Yo le dije que s¨ª. ¡®Pero, ?qu¨¦ has escrito?¡¯, respondi¨®. Me sent¨ª como en una entrevista de trabajo. Ahora lo analizo y era algo as¨ª como: ¡®Chavala, ?qu¨¦ quieres?¡±.
Esa noche de San Isidro fue uno de los pocos encuentros cara a cara que tuvo esta mujer con el cineasta, seg¨²n su relato. Sin embargo, las llamadas a altas horas de la madrugada y los mensajes se multiplicaron. El tema del que m¨¢s hablaban era del guion de la pel¨ªcula Qui¨¦n te cantar¨¢ (el tercer largometraje de Vermut, que se estren¨® en octubre de 2018). ¡°Me pas¨® la primera y la segunda versi¨®n¡±, dice ella. ¡°Sinceramente, no me gust¨® mucho. Cuando le di un mal feedback del guion, no le termin¨® de encantar. Se puso m¨¢s borde¡±.
?l le escrib¨ªa casi a diario, seg¨²n cuenta, hasta que un d¨ªa le propuso que fuera a su casa. ¡°?Por qu¨¦ no te vienes a mi casa y, ya que te gusta tanto mi cine, vemos Diamond Flash? As¨ª la analizamos juntos¡±. Ella acept¨®, como hab¨ªa hecho otras tantas veces con otros compa?eros y profesores de la universidad.
Recuerda que fue a su casa, en un barrio de clase obrera de Madrid, y que estaban solos. Vieron la pel¨ªcula y, al terminar, Vermut se lanz¨® sobre ella. Seg¨²n su testimonio, la bes¨® y meti¨® la mano entre sus pechos. ¡°Llevaba una camiseta que tiene un cordoncito [se se?ala los hombros], la recuerdo porque me ha costado mucho volv¨¦rmela a poner y porque llevaba un sujetador palabra de honor para que no se vieran los tirantes. ?l me meti¨® la mano entre las tetas y el sujetador, y tir¨®¡±, cuenta. El estir¨®n fue tan fuerte que le rompi¨® el enganche de la espalda. ¡°Me qued¨¦ tan quieta, no sab¨ªa qu¨¦ hacer, ¨¦l lo not¨® y dijo: ¡®?Te pasa algo?¡±. Ella contest¨® que no, entre titubeos: ¡°Fue instintivo, me qued¨¦ quieta¡±.
Vermut se levant¨® y empez¨® a gritar. ¡°Ya no recuerdo qu¨¦ me dijo. Se fue a su habitaci¨®n, abri¨® el port¨¢til, se tir¨® en la cama y empez¨® a chatear con otra t¨ªa para quedar. Lo s¨¦ porque yo fui, me acerqu¨¦ un poco y lo vi¡±. Ella le explic¨® que se iba a su casa. Y Vermut contest¨®: ¡°Pues s¨ª, no s¨¦ por qu¨¦ no te has ido ya¡±.
¡°Jam¨¢s le he arrancado una prenda a nadie para tener relaciones sexuales¡±, asegura el cineasta ante la pregunta de EL PA?S sobre este testimonio. Y a?ade: ¡°Imag¨ªnate que he subido con una persona a mi casa y estamos en la cama o en el sof¨¢ hablando. Doy por hecho que tiene una intenci¨®n sexual. A lo mejor me acerco a ella, le puedo tocar los pechos, y si esa persona me dice que me aparte, no hago nada m¨¢s. Es que depende del contexto¡±, responde.
Esta mujer recuerda que sali¨® de la casa del director llorando. ¡°Camin¨¦ lo m¨¢s r¨¢pido que pude al metro, estaba a m¨¢s de una hora de mi casa. Y me acuerdo de ir haciendo lo que pod¨ªa para que no se me cayera el sujetador¡±, cuenta.
Lo ¨²ltimo que supo de Vermut fue a trav¨¦s de un correo electr¨®nico donde el cineasta le preguntaba c¨®mo estaba, seg¨²n recuerda. ¡°Como si no hubiese pasado nada¡±, apostilla esta mujer. Y le contest¨®: ¡°Estoy bien, pero no quiero ya hablar contigo¡±. Ah¨ª termin¨® su relaci¨®n. Poco tiempo despu¨¦s, ella se dio cuenta de que ¨¦l la hab¨ªa bloqueado en WhatsApp.
Testimonio 3. De finales de 2019 a febrero de 2022. Madrid
A finales de 2019, esta tercera mujer conoci¨® a Carlos Vermut en una comida informal. Esa noche se acostaron, recuerda. Fue el primero de una serie de encuentros que se sucedieron durante casi dos a?os en los que, dice, tuvieron relaciones sexuales ¡°con una violencia¡± que asegura que no consinti¨®. Poco despu¨¦s de conocerlo, la empresa para la que ella trabajaba se encarg¨® del proceso de una de sus pel¨ªculas y entr¨® en el equipo que iba a trabajar para ¨¦l. ¡°Luego, la relaci¨®n personal continu¨® a la par que la profesional¡±, relata esta mujer, que ten¨ªa 26 a?os (y Vermut, 39) en ese momento y acababa de iniciar su carrera laboral.
En cada uno de sus encuentros siempre ten¨ªan relaciones sexuales con pr¨¢cticas violentas. ¡°Nunca hubo una conversaci¨®n previa o posterior respecto a los t¨¦rminos de esas relaciones¡±, afirma esta mujer. ¡°Recuerdo una situaci¨®n en la que presion¨® mi cabeza muy fuerte contra ¨¦l hasta el punto de darme arcadas, todo eso acompa?ado de expresiones verbales y f¨ªsicas denigrantes que me hac¨ªan sentir en desventaja e inferioridad¡±, explica a este diario. ¡°A lo mejor no ten¨ªa muchas ganas, pero sab¨ªa que eso iba a pasar. Y me daba miedo no hacerlo. Intent¨¦ convencerme de que esa manera de concebir las relaciones me ten¨ªa que gustar¡±, prosigue. ¡°En muchas ocasiones disociaba o trataba de reconducirlo para que fuera tierno, pero no lo consegu¨ª¡±.
Recuerda que entr¨® en una espiral violenta de la que no sab¨ªa c¨®mo escapar sin salir perjudicada: en lo laboral era su subordinada y le lleg¨® a prometer un empleo; y en su relaci¨®n personal, por el miedo que, en ocasiones, le produc¨ªa. ¡°Miraba muy bien en qu¨¦ t¨¦rminos me dirig¨ªa a ¨¦l porque no quer¨ªa enfadarlo, no quer¨ªa disgustarlo¡±, asegura. Poco despu¨¦s de alejarse de ¨¦l, acudi¨® a una psic¨®loga que le diagnostic¨® ansiedad relacional. ¡°Cuando est¨¢s con la autoestima baja como yo, siempre pones las necesidades del resto por delante de las tuyas. Si te presta atenci¨®n alguien que, dentro del mundo en el que t¨² trabajas, tiene un cierto poder, prestigio, es m¨¢s importante a¨²n¡±, cuenta acerca de su estado en aquel momento.
Sobre este relato, Vermut explica a este peri¨®dico: ¡°No he tenido nunca necesidad de agredir a nadie ni me excita ese tipo de pr¨¢cticas, en tanto en cuanto a esa otra persona no le est¨¦ excitando¡±. Preguntado si en alguna ocasi¨®n ha percibido que una de sus parejas estuviera asustada, lo niega y explica: ¡°Una persona puede sentirse inc¨®moda, creer o recordar que est¨¢ siendo clara en su manera de querer parar la relaci¨®n. Y a lo mejor no lo transmite de una manera en la que la otra persona lo pueda entender. Tambi¨¦n se a?ade el hecho de que esa persona, yo lo entiendo, puede sentir miedo a agravar la situaci¨®n¡±.
Pregunta. ?A qu¨¦ se refiere con agravar la situaci¨®n?
Respuesta. Hombre¡ Imag¨ªnate que est¨¢s con una persona que te dobla el tama?o y t¨² quieres parar. Vale. Y t¨² quieres decirlo para que pare, pero a lo mejor no quieres ponerte tan tajante como para que la otra persona t¨² sientas que se va a enfadar m¨¢s, ?sabes? O que vas a generar que la situaci¨®n empeore.
A los seis meses de conocerse, Vermut le ofreci¨® un empleo en una productora que el cineasta le asegur¨® que iba a montar. Este diario ha tenido acceso a la conversaci¨®n que esta mujer tuvo con una amiga en la que le mostraba su emoci¨®n por esta supuesta oportunidad laboral.
10 de agosto de 2020. 10.57 de la ma?ana.
¡ªTengo oferta laboral en firme por parte de Carlos para el futuro. Va a abrir la productora y cuando empiece a andar la cosa dice que me quiere en su equipo. Vermut, t¨ªa. Profesionalmente.
¡ªQu¨¦ guay.
¡ªSe la vamos a presentar a [una plataforma].
Este trabajo nunca se concret¨®, explica esta mujer. ¡°Ahora me doy cuenta de que sus promesas me hac¨ªan sentir especial, era una forma de tenerme ah¨ª¡±, cuenta.
La ¨²ltima vez que vio a Carlos Vermut fue en febrero de 2022. Despu¨¦s de unas cervezas, fueron a casa del cineasta, cuenta. ¡°No me trat¨® bien. Cuando nos fuimos a la cama, se qued¨® dormido, me sent¨ªa mal y no pod¨ªa estar ah¨ª a su lado¡±, contin¨²a esta mujer. Se levant¨®, se visti¨® y trat¨® de escapar de all¨ª, asegura, pero cuando lleg¨® a la puerta, Vermut se puso delante y no la dej¨® salir. Todos los pestillos de la puerta estaban echados, recuerda. ¡°No puedes dejarme solo¡±, afirma que dec¨ªa el cineasta. ¡°Fue una situaci¨®n muy violenta, pens¨¦ que si me negaba a quedarme pod¨ªa derivar en algo peor. Ten¨ªa mucho miedo. ?l es mucho m¨¢s grande¡±. As¨ª que volvi¨® a la habitaci¨®n y se meti¨® en la cama, relata. ¡°Una parte de m¨ª, me dec¨ªa: ¡®Du¨¦rmete, despi¨¦rtate y vete a trabajar¡±. A la ma?ana siguiente, sali¨® de esa casa y recibi¨® un mensaje de Vermut en el que daba por acabada la relaci¨®n alegando que ella beb¨ªa mucho y no se sent¨ªa c¨®modo con una persona as¨ª, recuerda. La pareja actual de esta mujer ha asegurado a EL PA?S que no hab¨ªa conocido a nadie ¡°con tanto miedo en la cama¡±.
El tel¨¦fono 016 atiende a las v¨ªctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del d¨ªa, todos los d¨ªas del a?o, en 53 idiomas diferentes. El n¨²mero no queda registrado en la factura telef¨®nica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. Tambi¨¦n se puede contactar a trav¨¦s del correo electr¨®nico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el n¨²mero 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al tel¨¦fono de la Fundaci¨®n ANAR 900 20 20 10. Si es una situaci¨®n de emergencia, se puede llamar al 112 o a los tel¨¦fonos de la Polic¨ªa Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicaci¨®n ALERTCOPS, desde la que se env¨ªa una se?al de alerta a la Polic¨ªa con geolocalizaci¨®n.
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