Muerte por amor en vez de suicidio, lo que la censura le hizo a la ¨®pera
Pol¨¦micas como la despertada por el ¡®Rigoletto¡¯ dirigido por Miguel del Arco no son ajenas a un g¨¦nero que ha sorteado todo tipo de esc¨¢ndalos a lo largo de su historia
Ni 24 horas dur¨® sobre las tablas. El rey se divierte, obra teatral de Victor Hugo, se estren¨® en Par¨ªs en 1832 y qued¨® prohibida al d¨ªa siguiente. No se pod¨ªa representar en Francia, aunque el texto s¨ª se public¨® y acab¨® llegando a manos de Giuseppe Verdi, a quien le pareci¨® el argumento perfecto para su pr¨®xima ¨®pera: Rigoletto. La censura italiana trat¨® de impedirlo, pero hab¨ªa topado con un gran negociante. La ¨®pera de Verdi se estren¨® con ¨¦xito y empez¨® a recorrer los teatros de toda Europa. ?Toda? No. Francia no, y no por la censura. Esta vez fue el propio Victor Hugo quien no consinti¨® que se representara estando su obra a¨²n prohibida. ?C¨®mo consigue una ¨®pera burlar la censura antes que el texto en el que est¨¢ basada? Pues gracias al genio de Verdi. Dos siglos despu¨¦s, Rigoletto sigue levantando pol¨¦mica: la ¨²ltima producci¨®n estrenada en Espa?a, con puesta en escena de Miguel del Arco, fue abucheada en su estreno en el Teatro Real de Madrid el pasado diciembre. La producci¨®n est¨¢ ahora en Bilbao y m¨¢s adelante recalar¨¢ en la Maestranza de Sevilla.
Esta obra de Verdi es el gran ejemplo de ¨®pera censurada y tambi¨¦n de c¨®mo la inteligencia de un compositor consigue burlarla. Por eso ha protagonizado parte del curso ?pera y censura impartido en el Teatro Real por el music¨®logo y cr¨ªtico musical Mario Mu?oz. ¡°Cuando la censura se entera de que Verdi est¨¢ intentando hacer una ¨®pera que trata de c¨®mo el rey de Francia intenta acostarse con la que le da la gana, le dice al compositor y al libretista que han elegido muy mal y que busquen otra obra que no ponga en duda los estamentos establecidos, al rey y, sobre todo, que no les ponga a ellos en un problema diplom¨¢tico con Francia¡±, explica Mu?oz.
Eran muchos los frentes que escandalizaban a los censores, pero hab¨ªa una escena que les pon¨ªa los pelos de punta: un rey violando. Las negociaciones fueron dur¨ªsimas y Verdi hizo muchas concesiones. Baj¨® de rango al rey y lo convirti¨® en duque. Tampoco pod¨ªa ser franc¨¦s, as¨ª que eligieron un ducado italiano ya extinto por entonces: Mantua. Los tira y afloja fueron constantes hasta que qued¨® solo el principal escollo: la violaci¨®n. Verdi decidi¨® entonces quitarla y la ¨®pera sali¨® adelante. ¡°Lo gracioso¡±, a?ade el music¨®logo, ¡°es que hace poco se ha sabido que Verdi, en ning¨²n caso, iba a poner m¨²sica a esa escena, pero la us¨® como herramienta para negociar y conseguir m¨¢s¡±.
Verdi sab¨ªa muy bien lo que hac¨ªa al elegir El rey se divierte como argumento para su ¨®pera. No quer¨ªa entretener al p¨²blico con una m¨²sica bonita, sino darle algo en lo que pensar. Lo explica Joan Matabosch, director art¨ªstico del Teatro Real: ¡°Es una obra tremendamente inc¨®moda, si se quiere entender lo que dice, claro. Si nos creemos que ver Rigoletto es tararear La donna ¨¨ mobile, no. Pero esto no es entender esta ¨®pera, sino traicionarla. Y traicionar a Verdi de paso. Por este motivo, es sintom¨¢tico lo mucho que se ensa?¨® con ella la censura de la ¨¦poca. El estreno fue todo lo controvertido que se esperaba, con numerosos espectadores quej¨¢ndose de que el tema deshonraba a la gloriosa instituci¨®n. Y con la cr¨ªtica mostrando su desconcierto¡±.
Si Verdi brillaba por su capacidad para negociar con la censura, a Rossini lo que se le daba bien era esquivarla. Pero tambi¨¦n se llev¨® alg¨²n quebradero de cabeza, por ejemplo, con La cenerentola (La cenicienta), que tambi¨¦n analiza Mu?oz: ¡°Es hija de la censura directa. Rossini iba a hacer otra obra, pero la censura lo impidi¨® y tuvieron que elegir a Perrault corriendo¡±. E incluso a un cuento infantil en apariencia inofensivo le hinc¨® el diente la censura. ¡°La escena del zapato la consideraban demasiado er¨®tica porque obliga a mostrar tobillo. Es complicado porque ya partes de un punto de vista muy turbio. As¨ª que cambiaron el zapato por un brazalete¡±, a?ade el music¨®logo.
Cuando se critica a la nobleza, censura. Si asoma algo susceptible de parecer er¨®tico, censura. Si la religi¨®n lo considera peliagudo, censura. Parecen los grandes temas tab¨² en la historia de la ¨®pera, pero seg¨²n Mu?oz no tiene tanto que ver con cuestiones ideol¨®gicas como con otro factor: ¡°Creo que lo que se penaliza es la perdida de control del individuo. No tanto de lo que hable el autor, sino el hecho de que hable de lo que le d¨¦ la gana y que esa pueda ser la mecha para que el pensamiento cr¨ªtico cunda¡±. Pero el control se queda en la palabra y olvida el arma m¨¢s potente del compositor. Es el caso de Dido y Eneas de Henry Purcell. Para la moral de la ¨¦poca, el suicidio era un acto imperdonable que condenaba para siempre el alma de quien lo comet¨ªa. La censura no iba a permitir subirlo al escenario, as¨ª que Purcell no hace que Dido se suicide, sino que muere de amor. ¡°Las muertes de amor son lo m¨¢s socorrido de la historia de la ¨®pera porque permiten absolver al oyente de lo que est¨¢ viendo¡±, a?ade el music¨®logo. Pero Purcell no quiso quedarse sin contar, de alguna forma, la historia tal cual era. ?Y qu¨¦ hace un compositor cuando no le permiten contar algo con palabras? Pues hacerlo con m¨²sica. ¡°Mientras ella muere, suena una escalera musical descendente continua para explicar que est¨¢ condenada eternamente al infierno. Una cosa es lo que te dice el texto y otra lo que te dice la m¨²sica¡±.
No siempre es para mal
Otra de las conclusiones que surgen tras analizar la censura en la historia de la ¨®pera, explica Mu?oz, es que, aunque parezca lo contrario, suele acabar beneficiando a la obra: ¡°En general no suele afectar de forma negativa porque cuando la censura aprieta el artista al final consigue darle la vuelta al tema para decir lo que quiere, pero de otra forma. As¨ª que en muchas ocasiones lo que ha conseguido es convertir ¨®peras de primera l¨ªnea en obras maestras¡±.
No es casualidad que Rigoletto, La cenerentola, Trist¨¢n e Isolda o Salom¨¦, ejemplos de obras marcadas por la censura, se crearan en los siglos XIX y XX. ¡°Al principio no es tan problem¨¢tico porque la ¨®pera nace [a finales del XVI] totalmente vinculada al poder. Cuando se mezclan cuestiones pol¨ªticas, religiosas y de libertad del individuo es cuando peor va todo que es en el siglo XIX y principios del XX. Es cuando la censura tiene mayor poder¡±. Y hoy, ?sigue existiendo? ¡°Desde luego que no¡±, responde contundente Matabosch. Pero ?y la autocensura? ?Puede un esc¨¢ndalo animar a un programador o a un director de escena a cortarse por miedo a la reacci¨®n del p¨²blico?
@elpais La que se ha montado con el Rigoletto del Teatro Real de Madrid. Abucheos en el estreno, cr¨ªticas muy duras en redes sociales y mucha pol¨¦mica. La culpa la tiene la producci¨®n de Miguel del Arco #opera #rigoletto #teatroreal #real #teatrorealdemadrid #verdi #rigolettoverdi #madrid #salseoentiktok #polemicaentiktok #migueldelarco #operaentiktok #rigolettoteatroreal
? sonido original - El Pa¨ªs
La producci¨®n de Rigoletto, con Miguel del Arco como director de escena, caus¨® revuelo en su estreno en el Teatro Real. Algunos espectadores abuchearon la puesta en escena y las cr¨ªticas se extendieron a las redes sociales. Hubo tambi¨¦n muchos comentarios positivos, pero los abucheos del estreno hicieron ruido. ¡°Es sintom¨¢tico que cuando un director de escena actual se decide a explicar de verdad, con toda su contundencia, lo que Verdi denuncia en Rigoletto, todav¨ªa haya quien acuse al espect¨¢culo de lo mismo de lo que acusaron a Verdi en su momento: de depravado, de mal gusto y de inadecuado para una gloriosa instituci¨®n. Eso demuestra que su tema sigue siendo de una rabiosa actualidad y que sigue incomodando igual¡±, sentencia Matabosch.
Del Arco, a quien han ido dirigidas las cr¨ªticas, reconoce que intenta ser ajeno a los comentarios, aunque siempre algo le acaba llegando: ¡°Me han dicho cosas feroces. Una se?ora me escribi¨® que nunca me perdonar¨¢ porque le estrope¨¦ una tarde maravillosa de m¨²sica de Verdi y que a cuenta de qu¨¦ le traigo el mundo exterior al escenario¡±. ?l no se autocensura, pero s¨ª reconoce que toda esa presi¨®n del p¨²blico puede afectar a un teatro o a un director de escena con menos experiencia: ¡°S¨ª puede afectar, yo hablo con mucha soltura, pero no ha sido f¨¢cil aguantar todo el tir¨®n medi¨¢tico¡±.
No es la primera vez que se enfrenta a esa presi¨®n. En 2016, su zarzuela ?C¨®mo est¨¢ Madriz! sufri¨® un boicot por parte del p¨²blico. ¡°Recuerdo que cuando fuimos a Oviedo, donde a¨²n no la hab¨ªa visto nadie, nos encontramos con una manifestaci¨®n y pancartas que dec¨ªan: ¡®Si eres cristiano no entres a ver esta funci¨®n¡¯. A veces sientes la necesidad de decir: ¡®?por qu¨¦ gastas tu tiempo en esto si no la has visto? Pasa y luego discutimos¡¯. Es un esp¨ªritu que tiene mucho que ver con esa censura¡±, cuenta.
Pero igual que los censores consiguieron en la historia de la ¨®pera el efecto contrario al que buscaban, estos esc¨¢ndalos, dice del Arco, tambi¨¦n tienen un efecto positivo: ¡°A veces vienen bien. Con Rigoletto hemos salido hasta en la sopa. De pronto una cosa minoritaria como la ¨®pera y en un momento de una explosi¨®n medi¨¢tica brutal en la que es dif¨ªcil abrirse un hueco, pasas a ser medianamente notorio y eso viene bien. Significa que no has pasado desapercibido¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.