Sara Barquinero y ¡®Los escorpiones¡¯, el revuelo que causa el primer candidato a libro del a?o de 2024: ¡°Prefiero no pensar en ello¡±
Una novela de 800 p¨¢ginas sobre la depresi¨®n y la conspiranoia, escrita por una autora joven, genera cr¨ªticas cruzadas y animados debates en el mundillo literario por su ¡°ambici¨®n desmedida¡±
Los escorpiones (Lumen), la nueva novela de Sara Barquinero (Zaragoza, 30 a?os), levanta revuelo: ya tiene defensores y detractores (incluso antes de su lectura, que lleva su tiempo), cr¨ªticas cruzadas, debate en las redes. Permite practicar el deporte nacional: la opini¨®n. Se habla de su formidable extensi¨®n, de su precoz aroma a libro del a?o (cuando todav¨ªa estamos en marzo), de la fuerte apuesta de la editorial, de la juventud de la escritora (que, por cierto, es alguna, pero no tanta), de sus muchas referencias e influencias (y de la naturaleza y pertinencia de cada una) y de esa ¡°ambici¨®n desmedida¡± (la que comparte Barquinero con otro artista de su generaci¨®n, C. Tangana, que as¨ª titula su documental). Una novela ¡°existencialista¡±, seg¨²n la define la autora, que mezcla estructuras de la novela posmoderna con elementos de la cultura pop.
Hay quien dice que Los escorpiones es un hito, hay quien dice que es un bluf, pero la mera conversaci¨®n ya es un indicador de su ¨¦xito. Las 800 p¨¢ginas, en una fuente de letra no demasiado grande, son ocupadas por cinco novelas entrelazadas; y se han quedado sin publicar otras dos novelas ¡°perdidas¡±, que llevar¨ªan la obra a m¨¢s de mil p¨¢ginas (como tambi¨¦n ocurrir¨ªa con una letra un poco m¨¢s grande). A Barquinero le sorprende que se haya formado tal debate y la acritud que a veces se muestra en redes por una obra literaria. ¡°As¨ª que prefiero no pensar demasiado en ello¡±, explica.
Los escorpiones, en su frondosidad, trata fundamentalmente de dos cosas: la conspiraci¨®n y la depresi¨®n. Barquinero, flequillo negro, americana oversize, pendientes del It de Stephen King, quiere hablar hoy, en un despacho de la sede de su grupo editorial, del Proyecto Blue Beam. Es una de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n en boga, que no figura en su libro porque la conoci¨® demasiado tarde. Predica la voluntad de algunos poderes en la sombra de hacernos creer en los alien¨ªgenas mediante representaciones hologr¨¢ficas en desarrollo, para, aprovechando el shock, imponer un Nuevo Orden Mundial. Ya se intent¨® con el shock de la pandemia, piensan los adeptos, pero esta vez puede ser la definitiva. ¡°Es el tipo de pensamiento que quiero criticar¡±, resume la escritora, ¡°al final, m¨¢s que planes maquiav¨¦licos y maldad, hay gente mediocre y ego¨ªsta persiguiendo sus intereses¡±.
Un pensamiento que arraiga en tiempos de crisis: las conspiraciones del poder, las se?ales del fin del mundo. ¡°Son una forma de lidiar con la incertidumbre: preferimos pensar que hay un plan, aunque ese plan sea malo¡±, explica la autora. Su novela examina la conspiranoia, pero no la del citado proyecto, sino la que se genera en torno a un misterioso videojuego titulado El lamento de Ori¨®n que sume a sus jugadores en tal estado de ¨¦xtasis que se quedan como peleles babeantes de mirada perdida, hasta morir de inanici¨®n. Detr¨¢s, una trama subterr¨¢nea para dominar el mundo. O algo as¨ª.
Sectas protofascistas, drogas y simbolog¨ªas raras
Alrededor de la trama conspiranoica se suceden sectas protofascistas, m¨²sicos de vanguardia, viajes a la Deep Web, foros suicidas, much¨ªsimas drogas (legales e ilegales), clubs nocturnos desfasados, saraos en el Guggenheim de Bilbao, grupos de la resistencia neoyorquina, la Italia de los a?os veinte y el Estado Libre de Fiume, simbolog¨ªa rara y a saber cu¨¢ntos cartones de tabaco.
Uno de los prop¨®sitos es estudiar la conexi¨®n de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n con el fascismo: ¡°Los motivos que hay detr¨¢s son similares. Adem¨¢s, si antes estas creencias estaban m¨¢s asociadas a la izquierda, ahora son patrimonio de la derecha¡±, explica. Precisamente, por estas fechas aparece otro libro, esta vez ensay¨ªstico, sobre teor¨ªas de la conspiraci¨®n, por otro autor de la quinta de Barquinero, Pepe Tesoro: Los mismos malvados de siempre. Una teor¨ªa de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n (C¨ªrculo de Bellas Artes).
Dicen que los grandes creadores son buenos tomando pr¨¦stamos. Al hablar de Los escorpiones, est¨¢n saliendo mucho a relucir sus influencias. Dos de ellas, citadas en el propio libro, son Thomas Pynchon y David Foster Wallace, de donde Barquinero toma la arquitectura literaria monumental, la conspiranoia, las referencias a la cultura pop, desde los videojuegos a la Deep Web o el black metal (que la autora frecuent¨® alg¨²n tiempo, por eso cita con verosimilitud a bandas como Mayhem o Burzum).
¡°De estudiante le¨ªa muchas novelas largas estadounidenses, y quer¨ªa hacer una¡±, explica. Se puso hace 10 a?os, pero no estaba preparada (solo un fragmento se conserva de aquel primer intento). Hace cinco, pasando una mala ¨¦poca, lo retom¨®, y este es el resultado. Entretanto public¨® otros libros, como Estar¨¦ sola y sin fiesta (Lumen) o Terminal (Milenio), pero este es su proyecto primigenio y m¨¢s longevo.
¡°A Foster Wallace le parec¨ªa muy interesante utilizar los c¨®digos de la cultura pop para narrar cosas muy densas, atrapando la atenci¨®n del lector con estructuras muy similares a la ficci¨®n comercial¡±, explica Barquinero, que en ocasiones trata de replicarlo. No solo eso: en La broma infinita, su novela de 1.200 p¨¢ginas, el estadounidense cuenta la historia de una pel¨ªcula tan entretenida que la gente se queda mir¨¢ndola hasta morir. Como aquel chiste de los Monty Python que mataba de risa (literalmente) a quien lo escuchaba y que acababa siendo usado como un arma letal. ¡°Foster Wallace quer¨ªa hacer una cr¨ªtica la sociedad del entretenimiento¡±, se?ala la autora, ¡°a m¨ª eso no me interesaba tanto: creo que ahora m¨¢s que el entretenimiento infinito se busca una calma, una paz¡±.
De ah¨ª el videojuego de Barquinero, que deja a la gente en una ataraxia inmovilista, y que seg¨²n se?ala la autora, tambi¨¦n tiene que ver con una grabaci¨®n que aparece en Vernon Subutex, de Virginie Despentes, o la pornograf¨ªa en La familia real de William T. Vollmann. Otras comparaciones: el Roberto Bola?o de 2666 (que, como Los escorpiones, se compone de cinco novelas entrelazadas) o el suspense y a veces terror de la Mariana Enr¨ªquez de Nuestra parte de noche. La turbadora opresi¨®n propia de Espacio negativo, de B.R. Yeager.
Lo sublime kantiano
Extensas partes del texto no suceden en el espacio tridimensional, sino en algunos oscuros recovecos de la Red. ¡°Hay que abolir la idea de que internet es un espacio irreal en el que la gente simplemente gasta el tiempo. Vivimos gran parte de nuestra vida en internet¡±, se?ala la autora. Su red favorita no es ni Instagram, ni X, ni TikTok, sino Quora, mucho menos frecuentada, donde los usuarios plantean y responden preguntas de todo tipo, y que inspir¨® a Barquinero los foros que aparecen en la novela (tambi¨¦n le inspir¨® la novela Chaperos, de Dennis Cooper, que sucede en un foro de prostituci¨®n masculina).
Barquinero estudi¨® Filosof¨ªa y se doctor¨® con una tesis sobre el concepto de lo sublime en Kant, dice que sus estudios le han amueblado la cabeza de tal forma que tiende a buscar el concepto detr¨¢s de las sensaciones. Si la conspiranoia es uno de los conceptos tras el argumento del libro, el otro es la depresi¨®n. ¡°La depresi¨®n y la teor¨ªa de la conspiraci¨®n se basan en la misma estructura de pensamiento: cuando est¨¢s profundamente deprimido, piensas que no hay salida y no quieres que la haya. Cuando crees en una conspiraci¨®n no quieres que haya soluci¨®n, los malos son tan malos que no puedes ir a por ellos¡±, dice la autora. Adem¨¢s, por debajo de toda la trama conspirativa, en la novela se abunda en las relaciones humanas: el duelo tras la muerte, el desamor, la obsesi¨®n. ¡°La adicci¨®n es omnipresente, pero no solo a las sustancias: quer¨ªa mostrar el amor como una especie de adicci¨®n, casi todos los personajes son adictos a alguien¡±, dice la autora.
La muerte, al final, lo impregna todo, sobre todo cuando la autora es particularmente sensible al paso del tiempo, como asegura, siempre interesada en los ejercicios literarios en la dimensi¨®n temporal, en esos autores que aprenden a estirarla o a comprimirla como un chicle. Para Barquinero, parte de la depresi¨®n civilizatoria, surge de la incomprensi¨®n de nuestra finitud. ¡°Uno de los problemas es que no tenemos una respuesta a la pregunta de la muerte, como la ten¨ªamos en otras ¨¦pocas, donde hab¨ªa un M¨¢s All¨¢ o una relaci¨®n m¨¢s naturalizada con nuestro fin. Los humanos occidentales contempor¨¢neos nos sentimos frustrados por, a pesar de ser tan poderosos, no poder evitar la muerte¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.