Rebobine, por favor: la generaci¨®n del videoclub reivindica su pasado
Los amantes del formato f¨ªsico defienden su val¨ªa frente al pensamiento ¨²nico de las grandes compa?¨ªas de ¡®streaming¡¯ como Netflix, que recientemente suspendi¨® su servicio de alquiler despu¨¦s de 25 a?os
Entre lo poco salvable de la floja y apocal¨ªptica pel¨ªcula de Netflix Dejar el mundo atr¨¢s, de la que todo el mundo hablaba hace no tanto y casi nadie se acuerda ya, est¨¢ uno de sus planos finales, en el que una adolescente descubre en un b¨²nker de lujo una librer¨ªa con cintas de DVD entre las que est¨¢, junto a decenas de pel¨ªculas, Friends, su serie favorita. En un mundo sumido...
Entre lo poco salvable de la floja y apocal¨ªptica pel¨ªcula de Netflix Dejar el mundo atr¨¢s, de la que todo el mundo hablaba hace no tanto y casi nadie se acuerda ya, est¨¢ uno de sus planos finales, en el que una adolescente descubre en un b¨²nker de lujo una librer¨ªa con cintas de DVD entre las que est¨¢, junto a decenas de pel¨ªculas, Friends, su serie favorita. En un mundo sumido en el caos y el colapso por un sabotaje tecnol¨®gico, una muchacha recupera la esperanza gracias al descubrimiento del viejo formato f¨ªsico.
No deja de ser parad¨®jico que sea precisamente Netflix la plataforma tras ese gui?o a los DVD el mismo a?o en que se despidi¨®, tras un cuarto de siglo, su servicio postal de alquiler. Fue en primavera cuando el gigante del streaming anunci¨® que a partir de oto?o se desmantelaba su operaci¨®n DVD.com. Los motivos: ante el cada vez ¡°m¨¢s menguado negocio¡± no pod¨ªan ¡°garantizar la calidad del servicio¡±. Para la despedida, Netflix lanz¨® desde una pantalla gigante situada en pleno Sunset Boulevard todo tipo de esl¨®ganes: ¡°El DVD siempre estar¨¢ en nuestro ADN¡± o ¡°No te des por vencido. Nuestro sue?o empez¨® con unos DVD¡±.
La bater¨ªa de propaganda no sirvi¨® para frenar el caudal de art¨ªculos que en los ¨²ltimos meses han lamentado el cierre de este servicio postal online. Y no solo por cuestiones rom¨¢nticas o de pura formaci¨®n cin¨¦fila. Para muchos estadounidenses que viven en lugares remotos con mala cobertura digital, el servicio de DVD.com segu¨ªa siendo la ¨²nica forma de acceder al cine o las series que les interesaban. Lo cierto es que para muchos la noticia fue una sorpresa, compar¨¢ndola con el inesperado obituario de una vieja gloria de Hollywood a la que todos daban por muerta. Este servicio, que desde 1998 reparti¨® m¨¢s de 5.200 millones de cintas a cuatro millones de usuarios fijos y cuyos fondos no se limitaban al cat¨¢logo de Netflix, nunca fue m¨¢s all¨¢ de las fronteras estadounidenses.
Seg¨²n datos de la propia compa?¨ªa, la ¨²ltima pel¨ªcula que entr¨® en un sobre fue Valor de ley, el w¨¦stern de 2010 de los hermanos Coen con Jeff Bridges de protagonista. En su ¨²ltimo a?o, la m¨¢s alquilada fue Top Gun: Maverick, excepto en Washington DC, donde lo fue T¨¢r, qui¨¦n sabe si por la familiaridad que tienen con el poder en esa ciudad; despu¨¦s de todo, el filme cuenta la historia de una abusiva directora de orquesta. Cate Blanchett, con 44,2 millones de discos, era la actriz ¡°m¨¢s alquilada¡±, dos millones por encima de la siguiente, Meryl Streep; y Clint Eastwood, el director m¨¢s reclamado, con Gran Torino como su pel¨ªcula m¨¢s solicitada. El segundo y tercer puestos eran para Steven Spielberg y Martin Scorsese, respectivamente, y la pel¨ªcula de los a?os veinte m¨¢s popular entre los usuarios, Metr¨®polis, de Fritz Lang.
La columnista Melinda Delkic lament¨® en The New York Times algo que a menudo se olvida entre la mareante oferta del streaming: sencillamente, hay miles de pel¨ªculas que ya ser¨¢ muy complicado encontrar. Ella se refer¨ªa a una en concreto, Crossroads (2002), rodada a mayor gloria de Britney Spears. Si le ocurre a un t¨ªtulo as¨ª, qu¨¦ no suceder¨¢ si viajamos en el tiempo. El problema, adem¨¢s, no afecta solo a las cintas, sino tambi¨¦n a unos equipos de lectura cada vez m¨¢s obsoletos que acaban por dejar de funcionar.
El DVD sustituy¨® al VHS en 1996 y empez¨® su ca¨ªda en 2008. La gran recesi¨®n y la irrupci¨®n del Blu-ray provocaron la tormenta perfecta. En los ¨²ltimos a?os han florecido plataformas ciudadanas como Free Blockbuster para la distribuci¨®n e intercambio de VHS, DVD y Blu-ray y adem¨¢s se ha vuelto a cierta nostalgia sobre los videoclubs en los que se nutrieron tantos espectadores, incluido uno de los mayores amantes del s¨¦ptimo arte de la historia, Fran?ois Truffaut, que cuando emergi¨® el nuevo formato a principios de los ochenta se sum¨® a la tribu de los integrados con la siguiente frase: ¡°Dado que soy cin¨¦filo, soy un amante del v¨ªdeo¡±. Ese acceso s¨²bitamente universal tambi¨¦n provoc¨® cambios en el lenguaje art¨ªstico de las pel¨ªculas y en toda una generaci¨®n de creadores marcados por esa nueva forma de consumo, con Quentin Tarantino a la cabeza.
La pel¨ªcula El videoclub de Kim, disponible en Filmin, es un buen ejemplo de hasta d¨®nde lleg¨® la influencia del soporte. Se trata de un documental algo atolondrado sobre la mejor tienda de videos de Nueva York, un lugar que albergaba m¨¢s de 55.000 cintas, entre ellas una importante colecci¨®n de pel¨ªculas inencontrables y underground. La rocambolesca historia de esta colecci¨®n incluye a la mafia siciliana, al pol¨¦mico Vittorio Sgarbi ¡ªcr¨ªtico de arte y hasta hace poco secretario de Cultura del Gobierno italiano¡ª y a un grupo de fan¨¢ticos de aquel videoclub que lo aprendieron todo en sus estanter¨ªas.
Aurora Depares es la due?a del videoclub m¨¢s antiguo de Espa?a, Video Instant, abierto en Barcelona hace 43 a?os. Con un fondo de 47.000 pel¨ªculas, el negocio se recicl¨® en 2018. En pleno boom de las plataformas y ante el cierre en cadena de empresas similares, se ampli¨® la oferta con un espacio con cafeter¨ªa y una sala privada de cine. Hoy sobreviven con 250 clientes que pagan una tarifa plana de 9,95 euros y los coleccionistas y estudiosos que acuden a su gigantesco fondo. ¡°Mis padres compraban todo lo que se editaba en Espa?a y por eso tenemos un archivo tan importante¡±, explica Depares. ¡°Tenemos todo lo que quieras, adem¨¢s de 7.000 cintas de VHS con pel¨ªculas que no existen ni en DVD ni en Blu-ray. Nuestra misi¨®n es custodiar y preservar este legado¡±. ¡°Yo he nacido en el videoclub y no tengo plataformas¡±, a?ade, ¡°o voy al cine o veo las pel¨ªculas en DVD. El videoclub te obliga a socializar, te enfrentas a la estanter¨ªa y a una conversaci¨®n mucho m¨¢s activa y enriquecedora que el sof¨¢ y el scroll¡±.
En este sentido, el cr¨ªtico de The New Yorker Richard Brody apuntaba que hasta las plataformas m¨¢s rigurosas y cin¨¦filas, como Criterion Channel o la propia Filmin, retiran las pel¨ªculas de su cat¨¢logo despu¨¦s de cierto tiempo. Para Brody mantener el formato f¨ªsico no es un acto de nostalgia, sino de rebeld¨ªa. En otras palabras, la colecci¨®n propia como respuesta a la mirada impuesta desde las grandes compa?¨ªas de streaming: ¡°Lejos de ser nost¨¢lgico y conservador, el mantenimiento de una reserva de soportes f¨ªsicos en casa es un acto progresivo de rebeld¨ªa entre las entidades corporativas y los espectadores individuales¡±.
Quiz¨¢ estamos ante un renacer del soporte como el protagonizado por el vinilo o seguramente solo ante el ¨²ltimo hurra de un formato que tambi¨¦n ha evocado el propio cine, como en la maravillosa Rebobine, por favor (2008). En aquella comedia de Michel Gondry, el rapero Mos Def y Jack Black reivindicaban el cine como un acto de amor y memoria colectiva a los mandos de un videoclub listo para el desguace.