Par¨ªs a principios del siglo XX: el momento en que el mundo cambi¨®
La exposici¨®n ¡®El Par¨ªs de la modernidad¡¯ en el Petit Palais refleja las profundas transformaciones que vivi¨® la cultura, pero tambi¨¦n la industria y la vida cotidiana con el cambio de siglo
Pocas veces en la historia se puede identificar un lugar y un momento en los que cambi¨® el mundo. Uno de ellos fue Par¨ªs en las dos primeras d¨¦cadas del siglo XX, cuando la ciudad vivi¨® una revoluci¨®n en la cultura y en la creaci¨®n art¨ªstica, pero tambi¨¦n en la industria o en la movilidad. La exposici¨®n Le Paris de la modernit¨¦, 1905-1925, que puede verse en el museo parisino Le Petit Palais hasta el pr¨®ximo 14 de abril, refleja esa ¨¦poca crucial. ¡°La cultura, pero tambi¨¦n todos los aspectos de la vida, atravesaron cambios impresionantes durante esas dos d¨¦cadas, que se sucedieron a una velocidad vertiginosa y fueron particularmente evidentes en Par¨ªs¡±, explica Juliette Singer, comisaria de la exposici¨®n, que ha estado investigando tres a?os para preparar la muestra.
Aunque el arte tiene un peso importante ¡ªse exponen cuadros de Picasso, Chagall, Rousseau; fotograf¨ªas de Man Ray; dibujos de Jean Cocteau; o una escultura de un oso polar de Fran?ois Pompon¡ª, no es ni de lejos el ¨²nico protagonista. Las salas del Petit Palais ofrecen vestidos, aeroplanos, coches, relojes, joyas, pero tambi¨¦n el horror de la Primera Guerra Mundial, porque la paradoja es que esa explosi¨®n creativa y tecnol¨®gica, que cambi¨® la forma en la que humanidad pensaba, viv¨ªa o se desplazaba, desemboc¨® en la cat¨¢strofe germinal del siglo XX que, como apunt¨® el escritor Geoff Dyer en su ensayo sobre la batalla del Somme, anticipaba todos los dem¨¢s desastres de nuestro tiempo.
¡°Los veh¨ªculos de tracci¨®n animal dieron paso a los autom¨®viles, el paisaje urbano se transform¨® con la creaci¨®n del metro, los aviones cruzaron el Canal de la Mancha, los transatl¨¢nticos unieron continentes, la primera radio de Francia se instal¨® en la Torre Eiffel en 1922¡¡±, prosigue Juliette Singer en una entrevista por correo electr¨®nico. ¡°Los l¨ªmites no dejaban de superarse, pero este progreso tambi¨¦n tuvo su lado negativo: durante la Primera Guerra Mundial, los aviones se convirtieron en armas mort¨ªferas, lanzando bombas y obuses. La fotograf¨ªa y el cine tambi¨¦n se desarrollaron, transformando radicalmente nuestra relaci¨®n con el mundo. Esta exposici¨®n es testigo de todos estos cambios, que no solo nutrieron a los artistas, sino que tambi¨¦n alteraron la vida cotidiana: las mujeres se emanciparon, la gente viajaba m¨¢s, se liberaron las costumbres¡¡±.
La exposici¨®n no hace ninguna referencia al tiempo presente, pero resulta dif¨ªcil verla sin preguntarse a d¨®nde nos llevar¨¢n todos los cambios que estamos viviendo en la actualidad con, por ejemplo, el vertiginoso desarrollo de la Inteligencia Artificial y si seremos, ahora, los protagonistas inconscientes de una revoluci¨®n similar. En un precioso libro sobre su padre, el cineasta Jean Renoir explicaba que su progenitor, el pintor Pierre-Auguste Renoir, naci¨® en 1841, cuando una parte importante de los inventos que iban a cambiar el mundo ya hab¨ªan sido concebidos, aunque en ese momento nadie fue capaz de predecir su alcance ¡ªla m¨¢quina de vapor y los primeros globos aerost¨¢ticos, de los hermanos Montgolfier, se crearon a finales del siglo XVIII, por ejemplo¡ª. Jean Renoir escribe en Renoir, mi padre (Alba): ¡°El campo hab¨ªa comenzado a vaciarse hacia las ciudades. Los obreros trabajaban en las f¨¢bricas. Las verduras consumidas en Par¨ªs ven¨ªan del sur, incluso de Argelia. Ten¨ªamos un coche. Renoir ten¨ªa un tel¨¦fono. Las carreteras estaban asfaltadas. Nuestra casa ten¨ªa calefacci¨®n, agua caliente y fr¨ªa, gas, electricidad, cuartos de ba?o¡±. Esa enorme transformaci¨®n, en todos los campos de la vida, es lo que cubre el Petit Palais.
?poca dorada de creatividad
La exposici¨®n muestra la incre¨ªble libertad de expresi¨®n que se alcanz¨® en aquella ¨¦poca dorada de la creatividad. Pero, tambi¨¦n fuera de campo, resulta imposible no pensar en el cataclismo que se iba a desencadenar en los mismos a?os en que algunos genios cambiaron, en un ambiente de total libertad, nuestra forma de concebir el mundo. Los a?os veinte fueron tambi¨¦n aquellos que vieron surgir al fascismo: Mussolini alcanz¨® el poder en 1922 y Hitler, al frente del Partido Nazi, dio un golpe de Estado fallido en 1923.
¡°Fue una ¨¦poca marcada por una enorme libertad¡±, se?ala Juliette Singer. ¡°Coincidi¨® con la proclamaci¨®n de la ley de 1905 que separaba Iglesia y Estado en Francia. Este laicismo fue una fuente de libertad para artistas como Soutine, un jud¨ªo de Bielorrusia, donde toda representaci¨®n estaba prohibida. Al otro lado del Atl¨¢ntico, Estados Unidos se reg¨ªa por leyes de segregaci¨®n y, en 1917, Jos¨¦phine Baker, siendo una adolescente, escap¨® de los ataques raciales en Saint Louis, donde se produjo un aut¨¦ntico ba?o de sangre. Por el contrario, Par¨ªs parec¨ªa una ciudad de ¡®luz libre¡¯, tomando prestada una frase de Marc Chagall. Andr¨¦ Warnod, en Berceaux de la jeune peinture, describi¨® Par¨ªs como un remanso de libertad, donde todos, incluidas las mujeres, pod¨ªan vivir como quisieran. A partir de 1920, muchos estadounidenses huyeron a Par¨ªs para escapar de la Ley Seca. Como dijo Ernest Hemingway en su momento, ¡®Par¨ªs era una fiesta¡¯... Todo estaba permitido¡±.
Jos¨¦phine Baker, que en 2022 se convirti¨® en la sexta mujer en ser enterrada en el Pante¨®n ¡ªel mayor honor p¨®stumo que concede la Rep¨²blica francesa¡ª, ocupa un lugar muy significativo en la muestra. Se la puede ver bailando en unas im¨¢genes tremendamente divertidas y evocadoras de una ¨¦poca en la que se rompieron muchos l¨ªmites. Tambi¨¦n se detiene en los Bailes Suecos (Les ballets su¨¦dois) que, entre 1920 y 1925, ¡°llevaron siempre un poco m¨¢s lejos los l¨ªmites de la creaci¨®n mezclando diferentes disciplinas: la pintura, la m¨²sica y la danza¡±, seg¨²n un texto de la ensayista Berenice Geoffroy Schneiter que reproduce el cat¨¢logo de la exposici¨®n. Durante cinco temporadas, estos ballets causaron una aut¨¦ntica sensaci¨®n en el teatro de los Campos El¨ªseos de Par¨ªs y en el resto de las capitales europeas.
La artista estadounidense, que adopt¨® la nacionalidad francesa en 1937 y que particip¨® en la Resistencia contra la ocupaci¨®n nazi, simboliza lo mejor de una ¨¦poca mestiza, capaz de luchar contra el racismo, un mensaje que, de nuevo, se prolonga hacia el presente, en una Europa como la actual en la que los partidos de ultraderecha ocupan un espacio creciente en muchos pa¨ªses. ¡°Baker estaba deslumbrada por la libertad que descubri¨® en Par¨ªs, donde no hab¨ªa leyes segregacionistas y pod¨ªa tomar un caf¨¦ en cualquier establecimiento y ser tratada como cualquiera¡±, explica Juliette Singer. ¡°Por las noches cambiaba sus trajes de teatro por vestidos de alta costura y se hizo un nombre en Par¨ªs con su humor y su ingenio: esta sociedad la acogi¨® con los brazos abiertos y se convierti¨® en la artista mejor pagada de su ¨¦poca, dejando huella como int¨¦rprete de music-hall, cantante y actriz de cine. Su amor por Par¨ªs y la libertad que encontr¨® me parecieron emblem¨¢ticos del esp¨ªritu del Par¨ªs moderno, donde una joven de 17 a?os, nacida en un barrio de chabolas y mestiza, fue capaz de trazar una trayectoria extraordinaria en un contexto en el que todo parec¨ªa posible... hasta la crisis de 1929 y luego la Segunda Guerra Mundial¡±.
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