El ¡®David¡¯ mutilado del artista Miguel ?ngel Rojas celebra sus 20 a?os como icono de la violencia
El colombiano expone en Madrid su c¨¦lebre obra con otras nuevas en una exposici¨®n que atraviesa los cuerpos afectados por la guerra y las minas antipersonales
En el bell¨ªsimo y preciso espa?ol que se habla en Colombia, un ¡°quiebrapatas¡± es una mina antipersonas, un arma terror¨ªfica que m¨¢s que matar busca el desmembramiento de los cuerpos y el consiguiente pavor para quienes lo contemplan. As¨ª lo explica el artista Miguel ?ngel Rojas (Bogot¨¢, 77 a?os), quien estos d¨ªas celebra los 20 a?os de su David (2005), un alegato contra la violencia y la guerra, una obra mundialmente conocida en la que, a la manera de la famosa escultura de Miguel ?ngel Buonarroti, Rojas retrata a un hermoso joven campesino al que una mina ha arrancado la pierna derecha. La fotograf¨ªa es la pieza central de la exposici¨®n titulada Quiebramales, que se puede ver en la galer¨ªa madrile?a La Cometa hasta el 20 de abril.
Miguel ?ngel Rojas ha viajado este marzo desde Bogot¨¢ a Madrid para ver c¨®mo se muestra su obra, darse una vuelta por Arco, aunque no tuviera obra expuesta este a?o, y ver alguna exposici¨®n en el Prado y el Reina Sof¨ªa, museo que ha adquirido piezas de este artista en sus compras anuales.
Dos d¨¦cadas despu¨¦s de la primera presentaci¨®n de David, la obra guarda la misma fuerza y sigue impactando de la misma manera que al principio. Para los colombianos, cuenta Rojas durante una conversaci¨®n con EL PA?S, ¡°esta obra es la imagen que representa un conflicto que dura m¨¢s de seis d¨¦cadas y en el que la poblaci¨®n civil pone m¨¢s del 80% de los muertos¡±.
El chico de la fotograf¨ªa es Jos¨¦ Antonio Ramos, un teniente que ten¨ªa 15 a?os cuando acept¨® posar desnudo y mutilado para el artista. El resultado son ocho fotograf¨ªas en blanco y negro de dos metros por uno.
?C¨®mo reaccion¨® el soldado y c¨®mo fueron aquellas sesiones? ¡°Cuando yo le ped¨ªa que posara como la famosa escultura renacentista, ¨¦l no ten¨ªa ninguna noci¨®n de qu¨¦ era el David. Yo pens¨¦: ?c¨®mo es posible que este chico blanco, de familia antioque?a, sin formaci¨®n escolar, haya acabado siendo carne del ej¨¦rcito? Por el contrario, estoy yo, un mestizo de origen campesino pero que gracias a mis padres pude ir a la escuela. Conclu¨ª que las diferencias las marca la educaci¨®n. El conocimiento es m¨¢s importante que el color de la piel¡±.
La extensa obra de Rojas utiliza el lenguaje conceptual para hablar de los temas que han marcado su vida: la violencia y la homosexualidad. ¡°Mis padres proced¨ªan de Tolima, en el centro del pa¨ªs. Se trasladaron a Bogot¨¢ y ah¨ª nac¨ª yo, en 1946, dos a?os antes de que se produjera el Bogotazo, el conflicto desatado por el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliecer Gait¨¢n, el 9 de abril de 1948. Solo en dos d¨ªas fue destruido el 40% de los edificios de la ciudad. Huimos de aquel horror y nos instalamos en Girardot, un pueblo de Cundinamarca, hasta que cumpl¨ª los 11 a?os y me mandaron interno con los jesuitas a Bogot¨¢¡±.
Homosexualidad
De la orden religiosa no guarda malos recuerdos. ¡°Tengo una formaci¨®n cristiana en el sentido de que lo importante es la vida propia y la de los dem¨¢s. Todo mi pensamiento se expresa a trav¨¦s del arte. El lenguaje del arte es mi terapia. Soy un homosexual de clase emergente con preocupaciones muy comunes a todos los colombianos y a todos los habitantes del planeta: ?a qui¨¦n no le preocupan la violencia, la deforestaci¨®n, el negocio de las drogas, la discriminaci¨®n? De todo ello estamos muy servidos en Colombia¡±.
En la exposici¨®n, muy cruda en las im¨¢genes, hay propuestas de redenci¨®n y ah¨ª podr¨ªa encajar el t¨ªtulo gen¨¦rico de la muestra: Quiebramales. La pieza titulada Caquet¨¢ (2007) est¨¢ compuesta por un v¨ªdeo monocanal y dos pr¨®tesis ortop¨¦dicas. Rojas filma a un joven soldado que limpia el camuflaje de su rostro con los mu?ones que quedan de sus antebrazos.
En el suelo hay una palabra de 12 letras formada con l¨¢pices de grafito, colocada de manera que el espectador piense en las minas semiescondidas o camufladas con un falso aspecto. La palabra es Quiebramales. En una gran mesa de madera se exhibe una delicada pieza titulada Lee y multiplica (2013-2019). Consiste en dos cuadernos de matem¨¢ticas y escritura forrados con mambe y laminilla de plata. El artista vuelve a incidir en la importancia de la educaci¨®n como ¨²nica arma leg¨ªtima para rescatar a los colombianos y quebrar el mal.
Dos d¨¦cadas despu¨¦s de aquellas fotograf¨ªas, Rojas sigue al tanto de la vida de su David: ¡°Le pagamos bastante bien y ¨¦l invirti¨® el dinero en un terreno en el que se construy¨® una casa y vive con su familia. Su esposa es maestra y tienen un ni?o que no tendr¨¢ problemas para educarse, lo que me alegra de manera infinita¡±.
A Venecia
Adem¨¢s de por la exposici¨®n madrile?a, Rojas est¨¢ muy contento porque una serie de fotograf¨ªas suyas formar¨¢n parte de la exposici¨®n central de la Bienal de Venecia, que se inaugura el pr¨®ximo 20 de abril y que este a?o ha comisariado Adriano Pedrosa. ¡°El t¨ªtulo es Extranjeros por todas partes y en esta ocasi¨®n se han elegido obras, no artistas. Las m¨ªas forman parte de series que hice en los ochenta y noventa en cines y teatros cuando las luces se apagaban y en las pantallas empezaban las dobles proyecciones. En las butacas empezaba tambi¨¦n una vida que no se pod¨ªa ver en los exteriores¡±.
Dentro de esas fotograf¨ªas flotan la homosexualidad reprimida, los excesos de la noche y el tr¨¢fico de las drogas que tantas vidas le ha costado a Colombia. Y de una u otra manera, esos mismos temas no acaban de resolverse. En especial el de la coca¨ªna. ¡°En los a?os de Escobar, estaban en la producci¨®n y distribuci¨®n, pero no estimulaban el consumo interior. Cuando el tr¨¢fico se desplaz¨® a Mexico y Estados Unidos, los carteles colombianos no desaparecieron. Se transformaron y vieron que dentro del pa¨ªs tambi¨¦n hab¨ªa mercado. Un drama de nunca acabar¡±.
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