Kristen Stewart: ¡°Hacer la misma pel¨ªcula una y otra vez es horrible y deshumanizante¡±
Distanciada de la fama sobrecogedora que provoc¨® ¡®Crep¨²sculo¡¯ y convertida en estrella indiscutible del Hollywood m¨¢s audaz, la actriz estrena ¡®Sangre en los labios¡¯, un ¡®noir¡¯ l¨¦sbico que propone un c¨®ctel de esteroides, asesinatos en serie y sexo duro
Sentada en la recepci¨®n del mugriento gimnasio que regenta en medio del desierto de Nuevo M¨¦xico, Kristen Stewart (Los ?ngeles, 34 a?os) parece so?ar con una vida lejos de tan penoso lugar. Peinada con un asim¨¦trico corte mullet ¡ªcorto por delante, largo por detr¨¢s¡ª y vestida con estudiado desali?o, aparece en pantalla por primera vez para desatascar un inodoro. A su alrededor, cuerpos sudorosos se someten a la dictadura del fitness y se inyectan c¨®cteles de anabolizantes para plegarse a su dogma: sin esfuerzo no hay recompensa; no se gana m¨²sculo sin sufrir. ¡°El dolor es la fragilidad que abandona el cuerpo¡±, reza un cartel colgado en la pared. Sucede en los EE UU de finales de los ochenta, los del reaganismo tard¨ªo, pero podr¨ªa transcurrir en cualquier lugar del mundo en la actualidad.
As¨ª son los primeros segundos de Sangre en los labios, el sorprendente noir l¨¦sbico que llega este viernes a la cartelera, protagonizado por una Stewart que ya no se parece a la que sol¨ªamos conocer. Otras actrices se habr¨ªan asustado con este material, violento y excesivo, que incluye sexo duro y asesinatos en serie, dosis de pulp fiction y otras tantas de body horror. Ella no tuvo ning¨²n miedo. ¡°Me divirti¨® esta pesadilla s¨®rdida, aunque no sea solo eso. Cuando le¨ª el guion, me pareci¨® que conten¨ªa multitudes¡±, respond¨ªa a finales de febrero en una suite de hotel de Berl¨ªn, de paso por el festival de cine de la capital alemana. ¡°En cada entrevista me preguntan: ¡®?Qu¨¦ quieres que se lleve la gente despu¨¦s de ver la pel¨ªcula?¡¯. Supongo que quieren que responda que mis proyectos aspiran a cambiar el mundo, a hacernos mejores personas. Pero no hacemos cine para eso, sino para hacernos preguntas sobre qui¨¦nes somos, para reconocernos en ellos. Me gust¨® que la pel¨ªcula fuera moralmente ambigua. Como mujeres, siempre se nos pide hacer lo correcto. A los hombres no les pasa¡±.
Stewart interpreta a la hija de un mafioso local (Ed Harris, espeluznante), que intuye una v¨ªa de escape hacia un futuro mejor cuando conoce a Jackie, una bella culturista a la que interpreta Katy O¡¯Brian, exluchadora de artes marciales con la cara de Maria Schneider y el cuerpo de Hulk. Su objetivo es llegar a Las Vegas (el mejor final de trayecto para las almas errantes, con permiso de Los ?ngeles) y ganar una competici¨®n de bodybuilding que la haga rica y famosa. Lo que seguir¨¢ es un relato de venganza sangrienta, salpicado de violencia jocosa y realismo fant¨¢stico. Producido por A24, el estudio de moda, el proyecto es un extra?o artefacto dentro del cine comercial, que bebe de la serie B, pero la nutre de mensajes sobre el culto al cuerpo, la masculinidad t¨®xica y el deseo indomable. Lo dirige la brit¨¢nica Rose Glass, que debut¨® en 2020 con Saint Maud, aplaudido cuento de terror religioso y criptol¨¦sbico. En este caso, la directora trufa el resultado de referencias cin¨¦filas, de Thelma y Louise a Desert Hearts, la obra de culto queer que dirigi¨® Donna Deitch en los ochenta, pasando por El ataque de la mujer de 50 pies, aunque Glass logre llevar el resultado a un terreno propio y profundamente original.
¡°En el cine actual todo es una mezcla de cantidades conocidas a partir de pel¨ªculas que han tenido ¨¦xito. Si no hay una ecuaci¨®n que garantice que va a funcionar, es muy dif¨ªcil conseguir presupuesto. Trabajamos en una industria que quiere ganar dinero, lo que hace dif¨ªcil introducir un poco de novedad, que es lo que a m¨ª me atrae¡±, asegura Stewart. Sabe que no siempre est¨¢ en sus manos. ¡°Solo soy actriz, soy un pistolero a sueldo. Encontrar un poco de riesgo no es muy com¨²n. He hecho mucho cine comercial y no he disfrutado de parte de esa experiencia. No quiero hacer pel¨ªculas que solo sean entretenimiento. Hacer cine es muy divertido, pero tener que hacer la misma pel¨ªcula una y otra vez es desmoralizador, deshumanizante y horrible¡±. ?Ha escogido rodar solo lo que le daba miedo? ¡°Antes era as¨ª, eleg¨ªa solo lo que me impon¨ªa, pero lo estoy superando. Es divertido correr riesgos, pero tambi¨¦n es agradable trabajar en una pel¨ªcula y que luego te guste el resultado¡±, dice con su caracter¨ªstica sonrisa esquinada. ¡°En todo caso, me doy cuenta de que mi instinto ha funcionado hasta ahora, as¨ª que pienso seguir us¨¢ndolo¡±.
Solo soy actriz, soy un pistolero a sueldo. He hecho mucho cine comercial y no he disfrutado de parte de esa experiencia. No quiero hacer cine que solo sea entretenimiento¡±
Bella Swan ya es un lejano recuerdo. La adolescente de la saga Crep¨²sculo la convirti¨® en estrella internacional hace 15 a?os (y luego, en una apestada cuando se revel¨® su infidelidad; Donald Trump le lleg¨® a dedicar ocho tuits y recomend¨® a su pareja, Robert Pattinson, que la dejara). Ahora parece el papel contra el que ha erigido toda su carrera, llena de elecciones que la han convertido en estrella indiscutible del cine estadounidense m¨¢s audaz. Desde que la saga termin¨® en 2012, Stewart ha trabajado con David Cronenberg, Woody Allen, Kelly Reichardt y Ang Lee. Obtuvo una nominaci¨®n al Oscar por interpretar a Lady Di a las ¨®rdenes de Pablo Larra¨ªn y gan¨® un C¨¦sar gracias a Olivier Assayas y Sils Maria, adem¨¢s de ser una de las pocas estrellas de Hollywood abiertamente homosexuales, como lo son algunos de sus papeles. ?Aspira a hacer un cine queer? La actriz, sincera pero no c¨¢ndida, esquiva la bala: ¡°Es emocionante que a Rose le dejaran hacer esta pel¨ªcula¡±. Ella toca todos los palos: encarna la fluidez del presente, el nuevo despertar feminista y la exigencia del cine de autor, pero tambi¨¦n domina el lenguaje de las redes sociales y la importancia de las im¨¢genes de impacto, como demuestran sus escotes de piernas en algunas fotos recientes.
En sus ¨²ltimos papeles se diluye la diferencia entre actriz y personaje, como suced¨ªa con las grandes estrellas del Hollywood del pasado. Katharine Hepburn siempre interpretaba un papel, pero tambi¨¦n era siempre ella misma. Igual que Bette Davis en los cuarenta o Jane Fonda en los setenta. O, en su idolatrado cine franc¨¦s, actrices como Isabelle Huppert o Juliette Binoche. ¡°Es un cumplido gigante¡±, se ruboriza Stewart, que est¨¢ de acuerdo. ¡°Me gusta que haya una continuidad entre mis papeles. Es una filosof¨ªa particular que no creo que hoy sigan muchos actores. Interpretar solo a un personaje es una forma de autoprotecci¨®n, de separar tu vida y tu trabajo, de tom¨¢rtelo todo con gran profesionalismo¡±, a?ade Stewart, usando la palabra en su peor sentido, como sin¨®nimo de actitud funcionarial. ¡°Yo creo que no puedes ser nadie m¨¢s que t¨² mismo. E incluso si hay historias que te iluminan sobre aspectos que est¨¢n sepultados en ti y te permiten desenterrarlos, solo puedes escarbar en tu propio arenero. Siento que, cuando me alejo de m¨ª misma, estoy fallando, como si el objetivo siempre fuera profundizar cada vez m¨¢s hasta encontrar algo real. S¨ª, soy yo en todas las pel¨ªculas. Y todas ellas forman parte de m¨ª¡±.
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