Gloria Carri¨®n, cineasta: ¡°La traici¨®n de Ortega y Murillo a la revoluci¨®n sandinista se volvi¨® indiscutible¡±
La directora nicarag¨¹ense, hija de dos guerrilleros, confronta su memoria personal con la historia oficial en su filmograf¨ªa que se proyecta en Madrid
Antes de aprender a leer o escribir, la directora nicarag¨¹ense Gloria Carri¨®n (Managua, 43 a?os) ya cantaba a los dos a?os: ¡°Fascistas, ladrones, am¨¢rrense los calzones porque ah¨ª viene la clase obrera con sus batallones¡±. Hija de los revolucionarios sandinistas Carlos Carri¨®n, quien lleg¨® a ser alcalde de Managua entre 1988 y 1990, e Ivette Fonseca, asesora del ministro de Educaci¨®n a finales de los ochenta, su vida ha estado marcada por la insurrecci¨®n que puso fin a la autocracia de Anastasio Somoza y la posterior guerra civil. De ni?a jugaba en los refugios antia¨¦reos con sus compa?eros de escuela y vio morir a su t¨ªo cuando ten¨ªa 5 a?os.
La cineasta confronta su memoria familiar con la historia oficial en su filmograf¨ªa, mayormente de car¨¢cter documental y que ha sido proyectada esta semana en Casa de Am¨¦rica de Madrid. Tuvo que exiliarse desde 2021 por el r¨¦gimen de Daniel Ortega. Una paradoja que representa el desencanto de la sociedad nicarag¨¹ense contra un l¨ªder ¡°que se convirti¨® en lo que jur¨® destruir¡±, como ella misma se?ala.
Pregunta. ?Cu¨¢l es su relaci¨®n con la revoluci¨®n sandinista?
Respuesta. Soy hija de la revoluci¨®n, de dos revolucionarios que a muy joven edad se comprometieron con la liberaci¨®n de Nicaragua. Nac¨ª un a?o despu¨¦s del derrocamiento de Somoza que trajo una guerra civil y mi infancia estuvo marcada por eso, no solo la m¨ªa, sino la de toda una generaci¨®n que heredamos la revoluci¨®n. El conflicto siempre me ha acompa?ado porque fue un evento trascendental en mi vida y la de Nicaragua, puso fin a a?os de dictadura cruel somocista pero al mismo tiempo cometi¨® errores que fueron socavando las buenas voluntades.
P. ?C¨®mo ha evolucionado esa relaci¨®n a lo largo de los a?os?
R. En mi infancia era algo abstracto, era una no entidad con la que ten¨ªa que competir por la atenci¨®n de mis padres. Me acuerdo cuando la revoluci¨®n perdi¨® las elecciones de 1990 y lo viv¨ª como si se hubiera muerto un familiar. Recuerdo el rostro desencajado de mis padres frente a esa p¨¦rdida y ah¨ª empezaron mis preguntas: ?por qu¨¦ nos duele tanto?, ?qu¨¦ signific¨® para nosotros?. Despu¨¦s, en la universidad empec¨¦ a estudiar la historia desde otros puntos de vista y cuestion¨¦ el discurso oficialista, del cual se hablaba en la familia. Ahora, a la luz de lo que ocurre en Nicaragua, la revoluci¨®n ha tomado otro significado, es imposible mirarla sin entender lo que pas¨® en 2018, las protestas masivas que hubo y la represi¨®n brutal, que todav¨ªa contin¨²a, marcan un antes y un despu¨¦s. ?C¨®mo es posible que Ortega y Murillo est¨¦n repitiendo una dictadura contra la cual todo un pueblo luch¨®? La traici¨®n a la revoluci¨®n se volvi¨® palpable e indiscutible. Ahora, la revoluci¨®n para m¨ª es un fantasma que siempre me acecha, es una vivencia con la que contin¨²o dialogando, cuestionando, sobre todo desde un punto de vista de cr¨ªtico a la izquierda.
P. ?C¨®mo fue crecer con unos padres entregados a la revoluci¨®n?
R. Cre¨ªa que mis padres eran superh¨¦roes. Me encantaba fantasear con eso pero me daba tristeza tambi¨¦n porque fue una infancia donde sent¨ª la necesidad de tener a mis padres un poco m¨¢s para m¨ª. Entend¨ª tiempo despu¨¦s que fue mi ofrenda personal a la revoluci¨®n.
P. Podr¨ªan haber muerto en cualquier momento...
R. Viv¨ªa con un miedo constante. La idea siguiente cuando asesinan a mi t¨ªo era que mis padres pod¨ªan morir. Para una ni?a de 5 a?os era muy duro de gestionar. Fueron vivencias muy violentas que ning¨²n ni?o del mundo deber¨ªa vivir y las siguen viviendo.
P. En su documental Heredera del viento confronta a sus padres y a sus recuerdos de ni?a. ?Le sirvi¨® la pel¨ªcula como una especie de reconciliaci¨®n?
R. Definitivamente. Ha sido un reencuentro con mis padres que nos ha permitido hablar con mayor libertad y mayor afecto en torno a esos a?os. Reconstruy¨® nuestro tejido personal ¨ªntimo, quer¨ªa invitar a que eso sucediera tambi¨¦n con otras familias que vieron la pel¨ªcula, poner sobre la mesa la discusi¨®n de los dolores de esa generaci¨®n.
P. ?Es su cortometraje Hojas de K, sobre la represi¨®n del Gobierno a las protestas de 2018, una continuaci¨®n de Heredera del viento?
R. Tiene un hilo conductor. Es un reflejo de la situaci¨®n en Nicaragua, desde la revoluci¨®n y sus consecuencias de la guerra hasta la transformaci¨®n del frente sandinista en un partido dictatorial, un r¨¦gimen que ha cometido cr¨ªmenes de lesa humanidad. La combinaci¨®n de ambas pel¨ªculas da cuenta de todo ese trayecto pol¨ªtico-social que ha vivido el pa¨ªs y los nicarag¨¹enses.
P. ?C¨®mo se puede revertir la situaci¨®n actual?
R. Primero necesitamos regresar a un sistema democr¨¢tico en el pa¨ªs. Despu¨¦s, es imprescindible hacer una revisi¨®n profunda de lo que vivimos como sociedad, incluyendo la dictadura somocista, la revoluci¨®n y la contrarrevoluci¨®n, ese conflicto nunca ha terminado. Hay que hacer un examen profundo y colectivo de estos legados violentos que se han ido acumulando como capas geol¨®gicas y termina constituyendo ese tejido social tradicionalista, violento y profundamente polarizante. Necesitamos una refundaci¨®n cultural y social para dejar de repetir los ciclos de violencia.
P. ?Por qu¨¦ tuvo que exiliarse de Nicaragua?
R. Trabajaba en la Fundaci¨®n Nicarag¨¹ense para el Desarrollo Econ¨®mico y Social (Funides), una instituci¨®n perseguida por el r¨¦gimen desde 2021. Existe un ataque completo a la junta directiva que incluye congelar sus cuentas bancarias y llamarlos a interrogatorios. Yo ten¨ªa un perfil p¨²blico y era especialmente vulnerable despu¨¦s de que mis dos cu?adas fueran encarceladas. Duele mucho tener que salir as¨ª, por hacer investigaciones cr¨ªticas, por hacer pel¨ªculas que cuestionaban el monopolio que Daniel y Rosario [Murillo] hacen de la memoria y la revoluci¨®n. Se adue?aron de esos procesos como si ellos fueran la revoluci¨®n.
Babelia
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